NUEVA YORK (AP) — Minutos antes de ser sentenciado a cadena perpetua, Joaquín “El Chapo” Guzmán aprovechó para ofrecer sus últimas palabras al mundo: “Aquí no hubo justicia”.
El narcotraficante mexicano explicó el miércoles a un abarrotado tribunal de la corte federal de Brooklyn que no sólo ha sufrido “tortura” en sus 30 meses de encarcelamiento en Estados Unidos, sino que además el juez que llevó su caso ignoró las acusaciones de mala conducta que, según Guzmán, demostraron varios miembros del jurado durante su juicio.
“Mi caso quedó manchado y usted me negó un juicio justo cuando todo el mundo está viendo”, dijo Guzmán al juez Brian Cogan.
“Estados Unidos no es mejor que cualquier otro país corrupto”, indicó desafiante.
Cogan lo condenó minutos después a cadena perpetua, un final humillante para un jefe criminal conocido por su capacidad para librarse de todo mal mediante el asesinato, el soborno o un túnel. La sentencia llega cinco meses después de que un jurado lo declarara culpable de 10 cargos relacionados con el narcotráfico.
El capo de 62 años, que era protegido en México por un ejército de sicarios y una compleja red de corrupción, fue extraditado a Estados Unidos para su juicio luego de fugarse dos veces de cárceles mexicanas.
Guzmán lució el miércoles su tradicional bigote después de presentarse totalmente rasurado durante el juicio. Vestido con una camisa de color lila, una corbata azul y una chaqueta gris, buscó con la mirada a su esposa Emma Coronel al entrar a la sala. Al verla sentada entre el público le mandó un beso y se tocó el corazón. Tras los aproximadamente 50 minutos de audiencia, se despidió enviándole besos.
Al iniciar su discurso, que leyó, Guzmán dio las gracias a Coronel y a su familia por apoyarlo. Denunció que bebe agua “no higiénica” todos los días, que no puede ver la luz del sol y que le duelen la garganta, los oídos y la cabeza debido al aire contaminado que respira, además de no poder recibir la visita de su esposa a prisión o abrazar a sus hijas pequeñas cuando lo visitan en su celda en Manhattan.
“Ha sido una tortura las 24 horas”, indicó.
También acusó al juez Cogan de no investigar exhaustivamente las denuncias de mala conducta de los jurados, a quienes los abogados de Guzmán acusan de admitir que leyeron noticias sobre el juicio mientras éste transcurría, algo que Cogan les pidió que no hicieran. El juez les pidió que basaran su veredicto tan sólo en las pruebas presentadas durante las 11 semanas de juicio y que no leyeran artículos sobre éste para que los reportajes no influyeran en su decisión.
“Usted decidió no hacer nada (tras las denuncias de los abogados)”, dijo Guzmán a Cogan. “Se me quitó la oportunidad de ser juzgado sólo por la evidencia presentada en el juicio”.
Añadió que cuando lo extraditaron a Estados Unidos esperaba tener un juicio justo, pero sucedió exactamente lo contrario. “Ya que el gobierno me va a enviar a una prisión desde dónde no se va a escuchar más mi nombre, aprovecho para decir que aquí no hubo justicia”, señaló.
La condena de perpetua más 30 años estaba ordenada de antemano. El veredicto de culpabilidad conllevaba una sentencia de perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Además, el juez ordenó el pago de 12.600 millones de dólares de ganancias mal habidas, la suma que supuestamente ganó “El Chapo” dirigiendo el Cartel de Sinaloa con la distribución de cocaína y otras drogas en Estados Unidos.
Los fiscales aseguran que además de traficar al menos un total de 1,2 millón de kilos de cocaína y 222 kilos de heroína a Estados Unidos, Guzmán se dedicó a matar y ordenar la muerte de decenas de personas.
El juez Cogan destacó al declarar su sentencia que es posible que Guzmán sea “un buen padre y tenga otros atributos” pero su “abrumador lado malvado” es muy fuerte.
Durante la sentencia del miércoles habló Andrea Vélez, una colombiana que trabajó para Guzmán hasta que éste la incluyó en su lista negra. Vélez aseguró que Guzmán pagó un millón de dólares a la pandilla Hells Angels para que la asesinaran.
“Afortunadamente me enteré y escapé con la ayuda del FBI”, dijo la colombiana, que habló con la voz quebrantada por las lágrimas.
Fuera de la corte el fiscal general del distrito este de Nueva York, Richard Donoghue, dijo a los reporteros que “Guzmán no envenenará nunca más a través de nuestras fronteras”.
Las fugas de la cárcel de Guzmán lo hicieron famoso: en 2001 escapó de una cárcel de México y no fue arrestado sino hasta 2014. Un año después volvió a fugarse de otra prisión a través de un túnel. En 2016 fue capturado en México y extraditado a Estados Unidos en 2017.
Jeffrey Lichtman y el resto de los abogados de Guzmán aseguraron durante el juicio que “El Chapo” es el chivo expiatorio de otros capos a los que se les dio mejor sobornar a políticos y fuerzas de seguridad mexicanas para que los protegieran mientras el gobierno estadounidense miraba para otro lado.
Anunciaron que apelarán la sentencia basándose en parte en la supuesta mala conducta del jurado.
“Un resultado justo era un juicio justo. Era todo lo que queríamos”, dijo Lichtman a la prensa frente al tribunal. “No fue justicia. No podemos tolerar una situación en la cual los jurados mentían al juez sobre lo que hacían”.
Desde su extradición en 2017, “El Chapo” ha estado generalmente aislado del mundo exterior. Los expertos dicen que probablemente terminará en la prisión “Supermax” del gobierno federal en Florence, Colorado, conocida como la “Alcatraz de las Rocallosas”.
En México la sentencia fue noticia pero no espera que influencie a gran escala la seguridad del país o el mundo del narcotráfico. Se cree que Ismael “El Mayo” Zambada controla el Cartel de Sinaloa mientras que el cartel rival Jalisco Nueva Generación gana fuerza.
“El Chapo ya es historia antigua”, dijo el analista mexicano en seguridad Alejandro Hope. “En términos del panorama en México, ya no pesa”.
Fuente consultada: Claudia Torrens y Tom Hays - AP Los periodistas de The Associated Press Jim Mustian y Michael Krumholtz contribuyeron a este reporte desde Nueva York y Ciudad de México, respectivamente.