Los vehículos de motor cada vez consumen menos. Los vehículos diésel actuales ofrecen cifras de consumo impensables hace unos años, y no digamos los de gasolina. Los motores “downsizing”, cada vez más pequeños, con menor número de cilindros –pocas marcas quedan que no incluyan en su oferta propulsores de tres cilindros-, ayudados de la sobrealimentación y de evolucionados sistemas de gestión y combustión, permiten ahorrar en el consumo de gasolina e ir cumpliendo con la normativa en emisiones contaminantes prevista.
Pero no siempre nos movemos en las cifras oficiales homologadas. Aplicando una serie de trucos a nuestra conducción es fácil conseguirlo, y reducir aún más el consumo si nos lo proponemos.
Son muchos los hábitos y vicios que vamos adquiriendo según pasan los años y los kilómetros al volante; muchos nos generan confianza, pero también los hay que nos suponen un consumo extra que notamos cuando tenemos que pasar por la gasolinera. Y si hacemos el cálculo a final de año, nos podemos llevar una buena sorpresa. Repasamos esos malos hábitos para darles la vuelta, ponerlos en positivo y ahorrar combustible.
Olvídate de los acelerones
Es invierno y arrancamos el coche. Éste está frío y necesita unos minutos para que todos los circuitos cojan su temperatura óptima de funcionamiento. En ocasiones caemos en el error de pensar que si pisamos varias veces el acelerador el motor se va a calentar antes y va a ofrecer una mejor respuesta cuando nos pongamos en marcha. Error. La mecánica necesita de unos minutos para coger temperatura, y esta no la vamos a conseguir dando esos pisotones al motor, solo conseguimos revolucionarlo y malgastar carburante.
Apaga el motor de vez en cuando
El sistema Start&Stop forma parte del equipamiento de la mayoría de los coches de gama media que hoy podemos encontrar en el mercado. Gracias a él, el coche apaga el motor el tiempo que esté parado, evitando así el consumo de carburante durante este periodo, y vuelve a arrancar cuando nos vamos a poner en marcha. Para ahorrar combustible, eso mismo lo podemos hacer nosotros girando la llave de contacto en las mismas situaciones sin esperar que el sistema sea automático.
Cambia de marcha cuando toca
La primera velocidad solo sirve para poner en movimiento el vehículo, y transcurridos los primeros metros hay que engranar la segunda rápido. A partir de ese momento, y aunque muchos coches indican en qué momento cambiar de marcha, uno tiene que saber cuándo hacerlo porque es una de las formas de ahorrar combustible, sin caer en el ralentí y sin revolucionar el coche en exceso. En un motor diésel se ha de cambiar en torno a las 1.500 revoluciones, mientras que un motor gasolina ha de hacerlo a unas 2.000.
Aprovecha la inercia
La conducción debe ser tranquila y mantenida, y hay que saber jugar con las inercias del vehículo. Son muchos los que siguen pisando el acelerador hasta que llegan al semáforo, y una vez cerca frenan con brusquedad.
Si estás seguro de que vas a tener que detenerte, suelta el acelerador y deja que el coche pierda velocidad por sí solo de manera natural. De esta manera no gasta carburante. Y cuando frenes, la actuación de los frenos será inferior. Esta inercia la puedes aprovechar también cuando alcances a un vehículo que te precede en una carretera o cuando te acercas a una curva.
Realiza un buen mantenimiento
Para ahorrar combustible, el motor tiene que permanecer en un estado óptimo, así como los sistemas y componentes que te rodean. Todo lo que no sea así generará consumo, pues dificultará su actuación. Necesita que los filtros, lubricantes, líquidos y demás elementos estén en correcto estado y esto solo lo consigues si cumples con los periodos de mantenimiento recomendados por el fabricante. Alargar el paso por el taller solo conseguirá que consumas más y que pongas en riesgo el funcionamiento de alguno de esos componentes.
Mantén los neumáticos en buen estado
Todo el trabajo que realiza el motor se transmite a las ruedas para que el coche avance, y estas deben estar en perfecto estado. En caso de que tengan alguna irregularidad en su estructura o un exceso o defecto de presión, además de ser un peligro para la circulación porque cambia el comportamiento del vehículo, generan un trabajo adicional al propulsor, y eso se nota en el depósito de combustible. Si los neumáticos son de baja calidad, también es más difícil ahorrar combustible.
Deja que el carro precedente se vaya
Ya hemos dicho que la conducción debe ser relajada y la velocidad mantenida, y si no quieres excederte en el consumo no pretendas ir siempre a diez centímetros del delante cuando se forme una fila en un carril, por ejemplo para entrar en una calle o para salir de una carretera.
Hay conductores que apuran en paralelo a esta cola y aprovechan los huecos que se forman para colarse en lugar de aguardar su turno como los demás, poniendo en riesgo la seguridad vial. Estas actuaciones generan mucha tensión entre conductores, y son muchos los que para evitar que se les cuelen conducen con fuertes acelerones y frenadas para no dejar ese espacio que otros puedan aprovechar.
Esto supone un importante castigo mecánico al mismo tiempo que se revoluciona en exceso el coche y, por tanto, se genera un consumo extra. Además, significa exponerse constantemente a un accidente por alcance.
Enciende el aire acondicionado un poquito más tarde
La calefacción y el aire acondicionado son a veces completamente necesarios, pero no funcionan como corresponde desde el primer momento. La calefacción aprovecha directamente el calor que el motor genera y este proceso tarda unos minutos. El aire acondicionado, por su parte, tiene un aparato que genera el aire frío por sí mismo, pero también necesita que la mecánica haya cogido temperatura.
En resumen: ambos sistemas necesitan unos minutos para funcionar correctamente, y hasta entonces solo vamos a mover aire de forma inapropiada generando un consumo de energía inútil, la cual al final tiene que producir el motor para cargar la batería del coche.
Sube las ventanas
Hay veces que preferimos bajar las ventanillas a poner el aire acondicionado. Esto se puede admitir en ciudad, a baja velocidad y si no tienes mucha polución a tu alrededor, pero es contraproducente en carretera. Al entrar el aire por las ventanas se rompe con el flujo del aire por la carrocería y se genera un freno que obliga a un importante exceso de trabajo del motor, y esto se nota rápidamente en nivel del depósito. Un consejo para el verano (que no se te olvide).
Guarda los objetos inútiles en casa
Tendemos a llenar la guantera de los carros y los maleteros de cosas que pocas veces utilizamos. Esto al final es un peso añadido al propio del coche, y cuanto más peso tenga más se tiene que esforzar el motor. Algunos cálculos señalan que por cada 100 kilos extra, el consumo sube un 5%. Lo mismo ocurre con la baca. Ponerla y quitarla lleva tiempo, y a veces es demasiado farragoso, pero dejarla supone un exceso de resistencia al aire que ha de salvar el motor con más trabajo.