Adama Traoré irrumpió en el primer equipo del FC Barcelona en noviembre de 2013, con apenas 17 años. El Tata Martino, por aquel entonces técnico del cuadro blaugrana, hizo debutar a un jovencísimo y prometedor extremo ante el Granada en el Camp Nou, saltando al terreno de juego en el lugar de Neymar. Palabras mayores. Y tres días después –el 26 de noviembre– haría lo propio en la máxima competición continental frente al Ajax. Muy veloz y desequilibrante, con una capacidad de regate más que sorprendente, pero con un físico que entonces limitaba en gran medida sus condiciones. Si bien tenía relativa facilidad para sortear a los rivales con el balón en los pies, Adama solía perder los duelos que lo llevaban a chocar con sus adversarios. En el aspecto puramente físico, más allá de que todavía fuera menor de edad, el extremo de L’Hospitalet de Llobregat era un futbolista por hacer. Un hecho que así se refleja en sus primeras imágenes con la elástica culé.
Pero este aspecto físico poco o nada tiene que ver con el jugador en el que se ha terminado convirtiendo en el Wolverhampton. El paso de Adama Traoré por la Premier League cambió al canterano del Barça, tanto física como futbolísticamente. A su capacidad de desborde y velocidad endiablada, el internacional español añadió una potencia física sin igual. Y es que la musculatura que ha desarrollado el jugador de 26 años no deja indiferente a nadie. Ahora, chocar contra Adama Traoré no es plato de buen gusto para ningún defensor. Además de ser el jugador de la Premier League que mejor porcentaje de regates completados tiene (81%), sus estadísiticas de duelos ganados, tanto en el suelo como aéreos, superan en ambos casos el 60%. Y es que no hay nada más que ver el desarrollo físico que ha experimentado Adama Traoré en los casi 8 años transcurridos desde que abandonó la ciudad condal para entender en el tipo de futbolista en el que se ha convertido.
Fuente: AS