Tanta o mayor inquietud que Raúl de Tomás genera Sergi Darder. Y con eso está todo dicho. Autor de tres goles y diez asistencias esta última temporada, pero sobre todo brújula y guía del Espanyol, le queda un año de contrato y no son pocos los cantos de sirena que genera su futuro. Como el aparente interés del Atlético de Madrid. Su situación, su momento de plenitud y su edad (28 años) llevan a la evidencia de que se encuentra ante el gran contrato de su carrera profesional. Y, tanto su talante como el del club perico invitan a creer que están condenados a entenderse.
“Para mí, jugar en el Espanyol lo es todo”, se arranca Darder en una auténtica declaración de amor reproducida ahora por los canales de la entidad, con motivo de los más de 200 partidos oficiales que ha disputado con la camiseta blanquiazul. Justo por encima de Jordi Lardín y Ferran Corominas, los mismos (204) que Víctor Manuel Torres Mestre y Juan María Amiano, símbolos todos de la historia perica. “Aunque me hubiera conformado prácticamente con un partido, espero que sean muchos más. Mi sueño era jugar con el Espanyol en Primera División y ahora estoy en mitad de ese sueño, muy contento de pertenecer a este club, es un placer y un lujo ya no solo los partidos sino venir cada día a la Dani Jarque y disfrutar”, declara sin tapujos.
Pero no solo es Darder. También el nuevo conductor del proyecto. Si con Vicente Moreno experimentó el mediocampista un cambio definitivo de mentalidad –apoyado incluso en un psicólogo que le había recomendado el entrenador–, Diego Martínez directamente lo sitúa como líder sobre el terreno de juego: “Sergi Darder es uno de esos jugadores que pueden ofrecer liderazgo y favorecer al rendimiento del resto del equipo”, manifestó el recién estrenado técnico la pasada semana, en La Grada Ràdio, sin ser requerido directamente por el mallorquín y después de insistir en que no le gusta hablar de nombres propios.
Mientras en privado se retoman unas negociaciones que ya comenzaron con el anterior director deportivo, Francisco Joaquín Pérez Rufete, en público los mensajes no pueden ser más elogiosos. También por parte del nuevo arquitecto en esa área técnica, un Domingo Catoira que en su presentación ya se expresaba así: “Hay jugadores importantes que marcan la identidad o la cultura. No podemos obviar lo que supone Darder o la Ciudad Deportiva. No podemos perderlo, es la esencia, el alma y eso ha estado siempre”.
Mima el Espanyol a Darder, y Darder como siempre ha hecho –para muestra, su retorno desde el Olympique de Lyon en cuanto fue viable– verbaliza su pasión por el sentimiento perico, igual que ha ido demostrando cada vez más y mejor en el campo. Acaso una capitanía la próxima temporada sería la mejor forma de rubricar ese matrimonio que solo un ofertón irrechazable, o una torpe gestión súbita por una de las dos partes podría quebrar. El Darderismo, salvo cataclismo, tiene cuerda para rato.
Fuente: AS