Con una fórmula sencilla, lejos de la que lo mostraba como un equipo compacto, que jugaba bien al fútbol e imponía condiciones, Atlético Nacional conquistó la estrella 17 en el torneo rentado.
De la mano del técnico interino, Hernán Darío Herrera, basó su campaña en la seguridad del joven golero Kevin Mier y su efectividad en ataque.
Justamente esos dos factores fueron determinantes a lo largo del cuadrangular A y en los dos partidos de la final frente a un Tolima que lo dio todo por darle vuelta al marcador y hacer el milagro.
Pero el elenco antioqueño tuvo en Mier a un jugador determinante con sus atajadas, no solo por la de la pena máxima que le detuvo a Daniel Cataño, sino por otras varias, tanto en el juego del miércoles en Medellín, como en el este domingo.
Así mismo, sin depender de un goleador, los ‘Verdolagas’ se las ingeniaron para romper redes adversarias, aunque no hay que olvidar que en el duelo de ida contaron con la complicidad del portero Domínguez, quien tuvo que ver y mucho en dos de las tres anotaciones para el 3-1 con que concluyeron las acciones.
Allí, además, Tolima cometió el gran error de no tener en cuenta que el título no se definía en un solo partido y por ello no administró el 2-0, sino que intentó buscar la paridad, dio ventajas y se las cobraron.
Los dirigidos por Hernán Torres hicieron las cosas bien en el Murillo Toro. Salieron a conseguir el gol rápidamente ante un rival que se replegó y que decidió no arriesgar en ataque.
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Al minuto 18 consiguió su objetivo, acortar la diferencia, en una acción en la que Junior Hernández remató, el esférico pegó en el defensa Emmanuel Olivera y se fue el fondo de la redad.
La segunda anotación, la que le devolvió la fe a los aficionados y la esperanza a los jugadores, llegó en los últimos minutos de la primera parte. Juan Fernando Caicedo, quien había sido bien marcado hasta ese momento, le ganó la posición a Olivera, tras un centro por derecha, y de frentazo venció a Mier.
El segundo periodo inició con un Tolima decidido a buscar la tercera diana y un Nacional preocupado por evitarlo.
Cuando transcurría el minuto 51, una revisión del VAR permitió que el árbitro Andrés Rojas pitara penal a favor del local. Pero cuando todo parecía favorable a los ‘Pijaos’ y que el milagro se haría, ocurrió todo lo contrario. Cataño falló la ejecución y fuera de eso en el desespero por cazar el rebote golpeó a Mier y nuevamente la tecnología fue determinante y el ‘10’ de los ibaguereños se fue expulsado.
A partir de ese momento, con los cambios que ordenó Herrera, los antioqueños asumieron el control del balón, tuvieron presencia ofensiva y aunque Tolima tuvo un par de llegadas, no logró aumentar la cuenta ni mantener la diferencia.
El técnico ordenó el ingreso de Jarlan Barrera, quien al minuto 91, aprovechó para enviar el balón al fondo de la red y poner a celebrar a la hinchada verde la conquista de la estrella 17.
No es esta la mejor versión de Nacional, pero su arquero y los goles que marcó le alcanzaron para lograr lo que a principio de año parecía imposible. Mérito del técnico Herrera y de un grupo de jugadores que le creyeron.
Tolima disputó su tercera final consecutiva y perdió la segunda. Aun así, demostró que sabe dar pelea.
Fuente: El Nuevo Siglo