Joselu Mato (Stuttgart, 1990) ha marcado 12 de los 19 goles del Alavés, el equipo menos productivo de la Liga. También ha asistido en otros dos. Ningún otro futbolista es tan influyente en un equipo como él. Y su historia profesional comenzó en el Bernabéu hace ya casi doce años, cuando Mourinho le hizo debutar con el Madrid en el último partido de su aquella temporada ante el Almería. Jugó solo seis minutos y marcó el último gol de un 8-1 a pase de Cristiano.
Su carrera, luego, no despegó tan verticalmente. Hijo de emigrantes gallegos, fichó por el Celta a los 11 años y allí estuvo hasta los 19, en que el Madrid le incorporó a su cantera. Cuatro años antes le rondó el Atlético, pero no acabó de decidirse. Coetáneo en el Castilla de Morata, Jesé, Sarabia, Carvajal, Nacho Fernández, Lucas Vázquez o su todavía compañero Pacheco, marcó 40 goles en dos años y ascendió con el filial a Segunda. No había sitio para él en el primer equipo y volvió a Alemania. Jugó en Hoffenheim, Eintracht y Hannover. Después probó en Inglaterra (Stoke y Newcastle), con una cesión al Deportivo de por medio. Y en 2019 llegó al Alavés, el escenario de su confirmación. No marcaba 12 tantos (tercer goleador en la Liga, tras Benzema y De Tomás) desde sus tiempos del Castilla.
Su importancia es tal que el club no quiso traspasárselo al Sevilla el pasado verano por menos de su cláusula (15 millones) pese a que acaba contrato en junio de este año. Ahora es la gran fuerza aérea del campeonato. Nadie gana más disputas por arriba que él. Es el mejor target man y un excelente lanzador de penaltis (seis ha marcado sin fallo), pero ha tenido poco apoyo.
Aún no hay efecto Mendilibar
La que consiguió el pasado domingo ante el Valencia fue la primera victoria del club vitoriano en once partidos y casi tres meses, y la primera también desde que se hizo cargo del equipo José Luis Mendilibar, relevo de Calleja y que fue capaz de mantener durante cinco temporadas al Eibar en Primera cuando su presupuesto apuntaba a lo contrario. Cuando lo tomó era decimosexto y ahora es decimoctavo, a cuatro puntos de la salvación y con unos registros que lo explican bien: es el equipo que menos marca y el segundo que más encaja. De ahí los cuatro fichajes invernales, recibidos como botes salvavidas.
También el Madrid se encuentra inmerso en una minicrisis, con una sola victoria y un solo gol en los últimos cuatro partidos. Coincide la mala racha con la ausencia de Benzema, que reapareció en París muy lejos de su mejor forma. “Él nos ayudará a arreglar el problema”, dijo ayer Ancelotti durante la rueda de prensa previa al encuentro. El francés ha sido constante en su vocación goleadora, pero lleva un tiempo sin compañía. Vinicius, su media naranja hasta ahora, suma ocho encuentros sin marcar, seis con el Madrid y dos con Brasil.
Peor con los modestos
Todos los registros han ido muy a menos en el equipo blanco desde el comienzo de la temporada. Metió 21 goles en sus seis primeros partidos y 27 en los 18 siguientes. Su media de disparos a puerta en los últimos cuatro encuentros se ha reducido en un tercio respecto a su media. Y la visita del Alavés recuerda que ha ganado todo lo posible ante los equipos en posiciones europeas, pero se ha dejado puntos ante Villarreal, Osasuna, Espanyol, Elche, Getafe, Cádiz y Levante, los cinco últimos, de la segunda mitad de la tabla, y los dos últimos, en descenso. Así que hoy, ante un equipo con solo un 43% de posesión, desconfía. Más si quien lo entrena es Mendilibar, cuyos equipos han registrado históricamente el índice de presión más alto del campeonato gracias a una defensa adelantadísima.
El equipo vitoriano pierde para el encuentro a uno de sus pilares, el central Laguardia, suspendido por acumulación de amonestaciones. Le relevará el estadounidense Miazga. La previsión es que, como ante el Valencia, Mendilibar renuncie a su habitual 4-4-2, repita con el trivote Pina-Loum-Escalante y Joselu sea el único punta.
En el Madrid tampoco se esperan demasiadas novedades. La herida abierta en París no es lo suficientemente grande como para esperar una revolución. Ancelotti sigue creyendo que la distancia entre su once titular y su banquillo es abismal. Se presume, eso sí, la entrada de Valverde, que solo se quedó sin jugar dos veces de todas en las que estuvo disponible, aunque ha sido suplente la mitad de la temporada. Modric es el primer candidato a dejarle su plaza. Será una buena oportunidad para rodarle, porque su presencia ante el PSG, por la baja de Casemiro, se da como segura.
Fuente: AS