El Banco Mundial hizo un llamado de atención sobre los altos niveles de deuda pública por el impacto de la pandemia. Precisamente, en la reunión financiera del G20 de esta semana, probablemente no permita grandes avances en la reestructuración de la deuda de los países pobres.
Los ministros de finanzas del Grupo de los 20 se reunirán en Indonesia mañana y el viernes, en momentos en que las tasas de interés comienzan a subir en todo el mundo, ejerciendo más presión sobre los prestatarios.
Pero la economista jefa del Banco Mundial, Carmen Reinhart, se mostró escéptica de que haya pronto una resolución para ayudar a abordar las deudas insostenibles para muchos países pobres.
“El estancamiento es muy, muy problemático”, dijo en una entrevista, advirtiendo que la duración promedio de una crisis de deuda pública es de nueve años, lo que crearía una “década perdida” para países que ya son vulnerables.
El problema, dijo Reinhart, es que los países pobres “no son sistémicamente importantes”. Si incumplieran los pagos eso no tendría un impacto a gran escala en el panorama mundial, de ahí la ausencia de una acción drástica, apuntó.
“Hubo una respuesta rápida (…) sobre la resolución de una crisis de deuda en Grecia porque Grecia tuvo un impacto en los bancos alemanes. Había afectado a los bancos franceses“, recordó. Alemania y Francia son dos economías clave en la zona euro.
En la década de 1990, “hubo una respuesta rápida de Estados Unidos a la crisis mexicana porque las autoridades estadounidenses temían una ola de inmigración de México”, continuó la economista, experta en temas de deuda desde hace décadas.
Al comienzo de la pandemia de covid-19, los países ricos del G20 ofrecieron a los países pobres una moratoria en los pagos del servicio de la deuda hasta finales de 2020, que luego extendieron hasta finales de 2021.
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Pesimismo
Cuando se le preguntó si esperaba otro envión para abordar el problema de la deuda en el G20 esta semana, Reinhart dijo: “Espero que lo hagan. Pero no soy optimista”.
Paralelamente a la Iniciativa de Suspensión del servicio de la Deuda (DSSI), las economías ricas crearon, en noviembre de 2020, un “marco común” destinado a reestructurar, o incluso cancelar, la deuda de los países que lo solicitaran.
Pero por ahora, los acreedores privados, en particular los chinos, están frenando su implementación.
Antes de la cita del G20, el Banco Mundial publicó un informe que muestra que los países en desarrollo también se ven debilitados por la “deuda no transparente”.
Reinhart señala que estos países probablemente estén mucho más endeudados de lo que pensamos. Este fue el caso de Grecia en 2010 o de Tailandia en 1997.
“El historial muestra que los retrasos en abordar el sobreendeudamiento de un país están asociados con recesiones prolongadas, alta inflación y disminución de recursos para sectores esenciales”, señala el Banco Mundial en su informe.
Y menciona las áreas de salud, educación y seguridad social, “con un impacto desproporcionado en los pobres”.
El reporte insta a los formuladores de políticas de los países deudores a abordar los riesgos económicos apremiantes, lidiando rápidamente con los préstamos incobrables para apuntalar sus sistemas financieros, así como abordar la elevada deuda pública.
Eso es más urgente ya que el aumento de los precios a nivel mundial ha llevado a los principales bancos centrales a comenzar a subir las tasas de interés. Y se espera que la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) lo haga el mes que viene.
Fuente: El Nuevo Siglo