Los útiles por las nubes, el valor de los alimentos disparado, el precio de las universidades y los colegios subiendo constantemente y el costo de las materias primas arrinconando a los empresarios son algunos de los hechos que demuestran la constante escalada de la inflación que mide el costo de vida, y que hoy acosa a todas las familias en Colombia.
Con una cifra de 5,62% en 2021, 1.67% en enero y la interanual en 6.94%, el Índice de Precios al Consumidor está desbordado. Así la inflación en solo enero ‘consumió’ el 40% de lo establecido para la meta de este año.
Sean ricos o pobres, la inflación no tiene estrato social y afecta a todos de una forma u otra. Hoy los colombianos y las familias tienen que sacar más dinero para poder cubrir sus necesidades básicas.
Este fenómeno de la inflación no llegó de repente, sino que fue arrastrado por la pandemia del covid y se extendió casi con la misma velocidad del virus que ya tocó a todo el planeta.
Desde las grandes potencias hasta los países emergentes como Colombia, el costo de vida se ha convertido en un sufrimiento sin pausa. Aquí y allá unos y otros han tenido que paliar este acoso diario de la inflación haciendo malabares para extender un poco los recursos.
Desde que la pandemia forzó a que casi todos los países cerraran sus fronteras y se acudiera a las cuarentenas estrictas, comenzó a subir el valor de los productos como una bola de nieve terrorífica que hoy tiene asustados a todos.
Por ejemplo, en Colombia la población trabajadora se alegró a comienzos de año, con el espejismo de un incremento del salario mínimo de 10,62% que superó hasta los cálculos de los analistas más optimistas, hoy ven con enorme preocupación que el costo de vida ya se tragó ese aumento.
El comercio
Al día de hoy, las tiendas de barrio y comercios grandes y pequeños muestran una gran preocupación, pues la adquisición de sus productos se torna más difícil y la venta es aún más compleja; leche, carne, huevos, abarrotes y las verduras han sufrido un cambio desproporcionado en sus costos y, por el momento, no habría a corto plazo una disminución en estos precios.
Según un informe del Banco de la República, los precios incluso seguirían aumentando y el valor del peso colombiano por la misma devaluación podría seguir en caída provocando un aumento importante en el índice per cápita en el inicio del 2022.
Sin duda este año trajo consigo alzas elevadas en los precios de algunos productos de la canasta familiar para los hogares colombianos, pues aunque hubo un aumento significativo e histórico del salario mínimo según el Gobierno, la inflación ha hecho de las suyas y el impacto en la economía del país ha sido considerable.
De este modo, desde los productos más básicos hasta algunos que se consideran como lujos, han sufrido un aumento en sus costos y es perceptible tanto para el vendedor como para quien lo compra.
Advertencias
En su informe de política monetaria, el Banco de la República advirtió que en este año podría haber alzas en varios productos durante el primer semestre, ya que los pronósticos de inflación generan presiones en torno a las ganancias que pueden obtener los comerciantes por algunos de ellos, pues el costo de producción de estos se ha incrementado.
Sin embargo, el Emisor sostiene que esos aumentos no serán permanentes y pronto podrían disminuir, pero todo está sujeto a las medidas que se tomen desde la máxima entidad bancaria del país como eje central de la economía, y que mediante estudios se pueden establecer dinámicas para que estos precios bajen paulatinamente y se adapten al bolsillo de los colombianos.
De hecho, una de las alternativas tiene que ver con el incremento de las tasas de interés, como ya lo hizo a finales de enero llevándolas al 4%.
En su primer informe de política monetaria de este año, las proyecciones macroeconómicas del Banco de la República apuntan a que para finales de 2022 y 2023 la inflación llegaría al 4,3% y 3,4%, respectivamente.
Entre los factores que la entidad tuvo en cuenta para dicha proyección estuvo la inflación en diciembre de 2021, que fue del 5,62% y superó las estimaciones de la propia entidad. También se tuvo en cuenta la indexación de varios grupos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) a una mayor inflación, el alto incremento real del salario mínimo legal, el alza de los precios de la oferta tanto interna como externa y la alta tasa de cambio.
“Las estimaciones presentan un amplio margen de incertidumbre asociado, principalmente, a la evolución de los choques de oferta externos e internos, y sus efectos sobre los precios”, dijo la entidad.
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Previsiones
En las previsiones, la firma JP Morgan espera que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) llegue a 6,5% y 7% en enero y febrero. Mientras que el Banco de Bogotá estima que el resultado será de 6,4% para el primer mes de este año.
“En enero, febrero, marzo y quizás en abril, vamos a tener una inflación por encima de 6%. Es habitual que la primera parte del año tenga más inflación, porque es estacional”, aseguró Camilo Pérez, jefe de investigaciones económicas del Banco de Bogotá.
En declaraciones a los medios, el director técnico del Banco de la República, Hernando Vargas, señaló que “hay choques más persistentes, relacionados con presiones externas de costos, incluida la depreciación del peso, que estarían explicando los aumentos, en particular para los alimentos procesados y los bienes. Registramos también otros choques de oferta, algunos internos, especialmente para los alimentos perecederos hay factores cíclicos”.
De hecho, el equipo técnico del Banco Central espera que la inflación de los alimentos sea de 15,88% en el primer trimestre, aunque se empezaría a moderar y cerraría en 1,96% en el cuarto periodo del año.
Alimentos
En lo corrido del año los expertos esperan que el efecto de los precios de los alimentos se modere y que los componentes de educación, vivienda y comunicaciones aporten de manera positiva a la inflación.
Con ese panorama para los precios este año, se espera que el Banco de la República continúe normalizando la política monetaria y, de hecho, se prevé que lo haga de forma más acelerada, anticipándose al efecto de la inflación en la economía.
JP Morgan, por ejemplo, espera que la Junta Directiva decida aumentar la tasa de interés en 100 puntos básicos en la reunión de marzo, en 75 en la de abril y en 50 en la de junio, con lo que se ubicaría en 6,25%, un máximo histórico.
En un reporte, la firma indicó que “teniendo en cuenta el compromiso declarado del Banco de la República con su objetivo de inflación de 3%, su propia visión más alta de neutralidad y nuestra opinión de que las expectativas de inflación seguirán bajo presión, a medida que continúan subiendo por encima de 7% en los próximos meses, no creemos que el Banco se dará el lujo de reducir el ritmo de ajuste todavía”.
Mientras que los resultados de la encuesta de expectativas del Banco Central son más moderados, pues, en promedio, los analistas esperan que la tasa llegue a 5,50% en diciembre de este año y a 5% en el mismo mes de 2023.
Impacto mundial
La escalada de la inflación ha golpeado a todos los países. En Estados Unidos, la tasa llegó al 7%, y en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se situó el pasado mes de diciembre en el 6,6%. Así los precios de los alimentos repuntaron al 6,8%.
Entre los países de la OCDE, las tasas más elevadas de inflación se registraron en diciembre en Turquía (36,1%), por delante de Estonia (12,1%) y Lituania (10,6%), mientras que los incrementos más discretos correspondieron a Japón (0,8%), Suiza (1,5%) y Portugal (2,7%).
En el caso de España, la tasa de inflación interanual de diciembre se situó en el 6,6%, en línea con la media de la OCDE.
Fuente: El Nuevo Siglo