La minería ancestral y artesanal, que se práctica hoy día en algunas regiones del país, podría ser declarada como patrimonio cultural de la Nación.
La iniciativa es liderada por el Grupo de Diálogo sobre Minería en Colombia (Gdiam), y cuenta con el respaldo del Ministerio de Minas y Energía y trece organizaciones de mineros artesanales ancestrales y organizaciones étnico-territoriales de Antioquia, Cauca, Chocó y Caldas.
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Así, el grupo de trabajo, manejado por la geóloga Cristina Echavarría y la antropóloga Neyla Castillo, está trabajando para que la Minería Artesanal Ancestral (MIAA) de metales preciosos sea incluida en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de Colombia (LRPCI).
“Se habla de minería artesanal, es porque se práctica con equipos manuales sin presencia de máquinas, como es el caso del barequeo, y ancestral porque el desarrollo del oficio como tal se ha transmitido de generación en generación, de abuelos a padres, y de padres a hijos”, explicó Echavarría.
La geóloga agregó que, además, esta labor “está cargada de una serie de conocimientos geográficos sobre los ríos y los territorios, que llevan implícitos unos valores culturales, base de una lógica, que no es de negocio, sino más bien de resiliencia social de las comunidades”.
La minería de subsistencia es la práctica formal de los barequeros en las cuencas hidrográficas
Otra de las razones para llevar a cabo la iniciativa, es que el barequeo no se práctica de forma exclusiva, ya que los mineros ancestrales y artesanales lo combinan con otras actividades económicas para poder tener unos ingresos familiares más robustos.
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Para el Gdiam, esta práctica minera debe tener un enfoque diferencial en el acceso a las áreas de trabajo, y en la participación en mercados justos y trazables del metal, como lo exige el mercado internacional, como una forma de revalorizar el oficio, el cual es calificado desde hace muchos años como trabajo fuera de lo formal, incluso a veces de ilegal.
“Es importante distinguir la minería de subsistencia, que es la formal que desarrollan los barequeros en muchas de las cuencas hidrográficas del país, de la ilegal que utiliza maquinaria y que arrasa con los ecosistemas”, resaltó Echavarría.
Precisa que mientras el oro producido ilegalmente tiene otros fines, el metal que obtienen los barequeros ancestrales y artesanales, que operan bajo ley, tiene una comercialización legal”.
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Otra de las herramientas que han encontrados los mineros ancestrales y artesanales en el proceso de formalización es la Ley de bancarización minera, que les permite realizar operaciones legales en la venta del oro extraído.
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Fuente: Portafolio