Costa Rica vota este domingo para elegir un nuevo presidente entre 25 candidatos y sin ningún favorito para hacerse cargo de la crisis económica que afecta a una de las democracias más estables de América Latina, lo que hace prever una segunda vuelta el 3 de abril.
Según el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) todas las mesas de votación fueron instaladas y se espera concurrencia masiva, en una jornada donde también se elige al Congreso de 57 diputados.
“Los costarricenses han salido a votar temprano”, dijo la líder del TSE, Eugenia Zamora. Largas y fluidas filas se observaban en centros de votaciones en San José.
“Votar es el arma más importante que tenemos para solucionar los problemas, no nos podemos quejar después. Hay que resolver la pobreza y generar trabajo para la gente”, dijo Francisco Zeledón, de 35 años, el primer elector en su centro de votación.
El expresidente centroizquierdista José María Figueres, quien lidera los sondeos con 17% de las adhesiones, fue de los primeros candidatos en emitir su voto, y lo hizo en el pueblo de La Lucha, del cual es oriundo, una zona rural al suroeste de la capital.
“Este país tiene un millón y medio de personas viviendo en pobreza y medio millón en pobreza extrema. Tiene faltante de soluciones habitacionales de 160.000 viviendas. Esas cosas nunca las habíamos vivido en esa magnitud en este país”, dijo Figueres.
Unos 3,5 millones de costarricenses de un total de 5 millones podrán votar hasta las 18H00 locales (00H00 GMT). Los primeros resultados oficiales se conocerán tres horas después.
Sobre oferta de partidos
Figueres quiere evitar una segunda ronda e invitó a los electores a apoyarlo. Precisaría acumular 40% de los votos, lo cual, según expertos, no será posible por la fragmentación de partidos.
Luego visitó en la misma localidad la tumba de su padre, el exmandatario José Figueres Ferrer, quien abolió el Ejército en 1948.
Segunda en las encuestas está la socialcristiana Lineth Saborío, con 13%, quien cumplió actividades de prensa antes de sufragar.
También en las primeras horas de la jornada votó el conservador evangélico Fabricio Alvarado, aspirante de Nueva República, tercero en los sondeos con 10,3%.
“Ha sido una campaña cansada físicamente, pero estamos contentos y con la expectativa de lograr la meta y ganar estas elecciones”, dijo Alvarado tras votar.
Los otros aspirantes con posibilidades son el economista de derecha Rodrigo Chaves (8,2%) y el izquierdista José María Villalta (7,6%).
“Espero que quienes ganen realmente piensen en el pueblo y no en ellos”, dijo la jubilada Mayra Sánchez, de 77 años, quien llegó a votar temprano en una escuela del cantón de Moravia, San José.
El descontento ciudadano se traduce en el aumento progresivo del abstencionismo, que crece desde la votación presidencial de 2010, llegando hasta 34,3% en 2018.
Para esta nueva elección, los expertos esperan un porcentaje similar.
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Vuelta de los tradicionales
Para analistas, la gran oferta de candidatos también es el reflejo de un país que, a pesar de su estabilidad, sufre de una enorme desconfianza política.
“No hay nadie asegurado en segunda ronda. Hay un gran porcentaje de electores que se decidirán en el último momento (31,86% de indecisos, según CIEP-UCR). Es difícil plantear escenarios, pero creo habrá dos propuestas antagónicas”, opinó la politóloga Gina Sibaja.
Uno de los escenarios en el balotaje puede enfrentar a los partidos tradicionales: el centroizquierdista Partido Liberación Nacional (PLN), de Figueres –presidente en 1994-1998–, y el centroderechista Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) de Saborío –vicepresidenta en 2002-2006–.
Esto traería de vuelta al país el bipartidismo del siglo XX, que fue quebrado con el triunfo del Partido Acción Ciudadana (PAC), que gobernó los últimos ocho años pero hoy es impopular y no tiene posibilidades de victoria.
El presidente saliente, Carlos Alvarado, quien votó en Pavas, un barrio popular de San José, destacó la solidez democrática del país.
“Estamos entre las democracias más fuertes del mundo y hoy reafirmamos eso con nuestro voto (…) Otros países no tienen esta opción libre. Nosotros tenemos elecciones de manera no interrumpida desde 1953”, dijo.
Crisis
Conocido por ser el primer país de Latinoamérica en el ránking global de felicidad 2018-2020 y su activismo medioambiental, Costa Rica ve opacada su alegría por una severa crisis financiera y social.
El desempleo (14,4% en 2021), la pobreza (23% en 2021) y una economía con una deuda pública equivalente al 70% del PIB encendieron las alarmas de organismos multilaterales.
La situación se agravó con la pandemia de covid-19, que golpeó duramente al turismo, uno de sus principales motores.
Además, en los últimos 13 años, dos expresidentes enfrentaron juicios por corrupción (uno fue condenado) y en 2021 estallaron dos casos de irregularidades millonarias en el sector de obras públicas, con ministros involucrados.
Fuente: El Nuevo Siglo