Desacuerdos esenciales y puntos de encuentro entre Rusia y EEUU

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Se completa otra semana de alta tensión de Estados Unidos y Rusia por el riesgo de invasión a Ucrania así como de esfuerzos diplomáticos para desescalar esa crisis, que continuarán esta semana con nuevos encuentros entre mandatarios europeos y su par, Vladimir Putin.

Esta semana también se conoció el cruce de misivas por las exigencias del Kremlin, tanto a Washington como a la Otan en torno a lo que considera debe ser una nueva arquitectura de seguridad europea, la que considera debe tener como punto de partida la no ampliación de la Alianza Trasatlántica hacia el este del viejo continente y, específicamente, que la misma no abra las puertas a Ucrania.

Los documentos intercambiados entre rusos y estadounidenses sobre la crisis ucraniana evidenciaron las profundas divergencias sobre lo esencial pero también algunas aperturas o consensos en torno tanto al control de armamentos como al uso de medidas de confianza. Aquí los aspectos más relevantes:

El problema central

La expansión de Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) hacia el este de Europa parece ser el punto de bloqueo que compromete todo el resto. 

Rusia, que se estima amenazada en su flanco occidental, pide que Estados Unidos y los países de la Organización militar se comprometan a no ampliar la Alianza Atlántca (artículo 6 de la proposición de tratado con la Otan, y artículo 4 de la proposición a Estados Unidos).

A lo que la Otan responde que se comprometió con “la política de la puerta abierta” a otros miembros potenciales de la Alianza (artículo 8.2 de la respuesta), una postura evidentemente apoyada por Estados Unidos.

El presidente ruso, Vladimir Putin, denuncia “la falta de voluntad de la Otan en responder de manera adecuada a las preocupaciones legítimas de Rusia” sobre su seguridad, según un comunicado del Kremlin.

Pide también que la Alianza se abstenga de cualquier actividad militar en Ucrania, así como “en Europa del Este, en el Cáucaso del Sur y en Asia central” (artículo 7 del tratado propuesto a la OTAN).

En respuesta, la Otan reclama “la retirada de las tropas rusas de Ucrania, Georgia y Moldavia”, en referencia respectivamente a la anexada península de Crimea, así como a las zonas prorrusas de Osetia y Abjasia (en Georgia) y Transnistria (en Moldavia).

Aceptar las demandas rusas de no ampliación de la Otan significaría para los países concernidos quedar “con una soberanía limitada, usando un término de los tiempos de Breznev”, considera el analista François Heisbourg, del Internacional Institute for Strategic Studies (IISS) en Londres, en referencia a la doctrina del ex dirigente soviético Leonid Breznev durante la Guerra Fría, que limitaba la soberanía de los países del bloque soviético.

“Seguridad indivisible”

Es otro tema de desacuerdo entre ambas partes, que no parecen analizar el concepto de la misma manera, pero se dicen dispuestas a discutir. La idea de “seguridad indivisible” significa que la seguridad de cada país está ligada de manera indivisible a la de los demás.

Para los rusos, muy apegados a ese concepto, “eso quiere decir no adhesión a la Otan”, señala Jean de Gliniasty, experto en el Instituto de relaciones internacionales y estratégicos (Iris) y ex embajador de Francia en Moscú.

“Que Estados Unidos acepte hablar sobre esto, es nuevo”, agrega, aunque no es presagio de nada. “Estamos dispuestos a discutir sobre la indivisibilidad de la seguridad y de nuestras interpretaciones respectivas de ese concepto”, indica Estados Unidos en la introducción de su respuesta.

Para el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, sin embargo, las posiciones occidentales “muestran serios desacuerdos en la comprensión de ese principio (…) fundamental para el conjunto de la arquitectura de seguridad europea”.

Reducción de fuerzas

En su artículo 4 de la propuesta enviada a la OTAN, Rusia plantea que ambas partes vuelvan a un nivel de despliegue de fuerzas en Europa equivalente al del 27 de mayo de 1997, acto fundacional de las relaciones entre la Otan y ese país.

La Otan, en su punto 9.10, propone que Rusia vuelva a aplicar el tratado sobre las fuerzas armadas convencionales en Europa (FCE o CFE en inglés) que suspendió en 2007.

Los misiles

Esto concierne la relación entre Estados Unidos y Rusia. En el artículo 6 de su propuesta, el Kremlin desea la prohibición de desplegar misiles de corto y medio alcance fuera del territorio nacional y en zonas desde donde puedan alcanzar el territorio de la otra parte.

Estados Unidos Unidos dice “estar dispuesto a entablar discusiones” al respeto, pero se muestra preocupado por los incumplimientos rusos al tratado FNI sobre las fuerzas nucleares intermedias, que expiró en 2019 y buscaba desmantelar ese tipo de misiles, que transportan cargas convencionales o nucleares.

Al mismo tiempo, se dice “dispuesto a discutir sobre un mecanismo de transparencia para confirmar (a los rusos) la ausencia de misiles de crucero Tomahawk” en los sistemas de defensa Aegis Ashore, actualmente desplegados en Polonia y Rumania, al tiempo que pide reciprocidad.

 ¿Aperturas posibles?

Ambos campos se dicen a favor de crear procedimientos de reducción de conflictos para evitar errores, establecer relaciones telefónicas privilegiadas, hallar medios de entendimiento en el mar y el aire, etcétera…

“Puede haber asuntos abordables”, especialmente en materia de misiles, dice Heisbourg, aunque considera que será difícil para Putin hacer pasar como victoria diplomática lo que obtendría en asuntos secundarios con relación al problema central.

Para Alexander Clarkson, del King’s College de Londres, “los documentos tienen elementos que pueden servir de apoyo para lograr una puerta de salida a los rusos, si quisieran tomarla. Y eso no se puede saber”.

“Si ese fuera el caso, sería un giro ruso muy importante”, considera Bruno Tertrais, de la Fundación para la investigación estratégica (FRS)./

Fuente: El Nuevo Siglo