El menú legislativo que quita el sueño al presidente Biden

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LA CRUCIAL agenda legislativa de esta semana en Estados Unidos quita el sueño al presidente Joe Biden, trasnocha a los líderes demócratas e inquieta a los mercados. Cuatro proyectos claves están en vilo y no por la oposición republicana, sino por la de un sector del partido gobernante.

La ‘luna de miel’ entre la Casa blanca y su bancada en el Congreso (leve mayoría en Cámara y paritaria en Senado, aunque con el voto decisivo de su vicepresidenta) no alcanzó los nueve meses. Y la razón principal es que varios parlamentarios demócratas consideran los ambiciosos planes económicos presidenciales como muy costosos, tal cual lo advirtió la oposición republicana desde el momento en que fueron revelados.

Los grandes proyectos de infraestructura y reformas sociales, así como aumentar el presupuesto federal y elevar el tope de la deuda encontraron una imprevista oposición entre los demócratas. El ala izquierdista y los más centristas llevan semanas negociando y no han logrado un acuerdo, lo que de momento tiene el vilo el denominado corazón del programa presidencial con el que se pretende prolongar las ayudas económicas a miles de familias y generar empleos, la mayoría de ellos no calificados porque están contemplados para el inicio o adecuación de puentes, carreteras y hasta aeropuertos.

El alto voltaje político que se vive esta semana llevó tanto a Biden a admitir que la negociación “está muy difícil” y a la presidenta de la Cámara de Representantes a señalar no sólo que “estos días serán intensos”, sino que no someterá a votación un proyecto si no cuenta con los avales requeridos para ser aprobado.

A ello hay que sumarle que la Casa Blanca y Pelosi optaron hace semanas por una estrategia riesgosa: la discusión y avance de los dos planes de Biden a la par en el Legislativo.

Bajo esa decisión, el Senado aprobó a inicios de agosto, el plan de infraestructura, con el apoyo de los demócratas y un tercio de los republicanos. En la Cámara, Pelosi lo engavetó durante todo el verano, esperando que las negociaciones sobre “Build Back Better” (las reformas sociales para construir de nuevo y mejor), avanzaran. La votación final tendrá lugar este jueves.

Pero algunos demócratas más a la izquierda amenazan con hacer fracasar esta instancia si no obtienen avances más concretos en el capítulo social y un compromiso de que los legisladores más de centro (moderados) les apoyarán en sus demandas.

“Va a ser una semana infernal. Pero el fracaso no es una opción. Hay demasiado en juego”, añadió la congresista Debbie Dingell a la cadena CNN el domingo. 


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Lo que está en juego

Así las cosas, la Cámara de Representantes y el Senado están en una carrera simultánea y contra el reloj para votar leyes sobre infraestructuras y programas sociales por casi 5 billones de dólares, al tiempo que evitan un cierre del gobierno (llamado “shutdown”) este viernes y un inminente impago de la deuda. 

A estos varios frentes se superpone la amenaza de una moratoria si el Congreso no alcanza en las próximas semanas un acuerdo para aumentar o suspender el límite de endeudamiento del país.

Biden, quien llegó al cargo con la promesa de transformar la sociedad estadounidense, no puede permitirse el lujo de fracasar en ninguno de los mencionados frentes.

El presidente está poniendo todo su peso en las negociaciones entre los demócratas y reconoce que el acuerdo sobre el proyecto social podría tardar más de lo previsto. “Puede que no se produzca a finales de semana”, dijo este lunes.

Ambiciosos y costosos planes

El paquete de bienestar social asciende a 3,5 billones de dólares mientras que el de infraestructuras tiene un costo de 1,2 billones de dólares, lo que ha sido calificado por la oposición republicana como un monto de gastos de “irresponsable” y varios demócratas como demasiado costosos.

La inesperada ‘rebelión’ de estos últimos parlamentarios moderados como Joe Manchin y Kyrsten Sinem impiden que la bancada adopte la maniobra de obviar el bloqueo republicano en Senado y avalen las iniciativas de Biden solo con sus votos. De allí que tanto la presión como la negociación al interior del partido gobernante sea intensa e incierta.

Y, en el ala izquierda unos 50 legisladores amenazan con votar en contra si no han obtenido para este jueves el firme compromiso de que los moderados apoyarán la segunda parte de los grandes proyectos de Biden: un colosal plan de inversiones en reformas sociales.

Ante este último, llamado “Build Back Better” y considerado la piedra angular de la estrategia Biden para transformar a Estados Unidos ya que busca mejorar el acceso a educación, salud, cuidado infantil e inversiones masivas en la lucha contra el cambio climático, los republicanos se oponen categóricamente por su monto, 3,5 billones de dólares, lo que será de grave impacto en la ya disparará deuda del país, las mismas razones que esgrime un vasto sector de sus copartidarios demócratas.


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Presupuesto y deuda

Como si lo anterior fuera poco voltaje para el ambiente legislativo estadounidense se suman otros proyectos que son inaplazables: la ampliación del presupuesto federal para evitar una parálisis del gobierno por falta de financiamiento y aumentar tanto la deuda como su tope para impedir un incumplimiento crediticio catastrófico.

La parálisis de los servicios federales, conocida como “cierre del gobierno”, altera regularmente la vida política estadounidense. Esta vez, tanto demócratas como republicanos están de acuerdo en que se debe evitar el cierre, pero los demócratas quieren resolver el problema con un proyecto de ley que también suspende el tope de deuda del país a lo que la oposición parlamentaria se opone.

El tiempo es el principal rival para ello, ya que solo se tiene plazo hasta la media noche de este jueves, cuando termina el año fiscal en Estados Unidos.

Un primer proyecto de ley fracasó este lunes en el Senado por falta de apoyo republicano, ya que los demócratas asociaron este texto a la suspensión del tope de endeudamiento del país hasta fines de 2022.

Los republicanos rechazan categóricamente esta suspensión, que consideran serviría para sostener los planes “exorbitantes” de Biden.

Joe Biden, quien se reunió ayer con los líderes demócratas del Congreso, Nancy Pelosi y Chuck Schumer, denunció “la falta de interés en la recuperación de la economía estadounidense” por parte de los republicanos, según un comunicado de la Casa Blanca.

El escenario más probable es que los demócratas revisen su texto en el proyecto sobre la ampliación del presupuesto federal y quiten el apartado sobre la suspensión del tope de deuda, lo cual les permitirá recuperar votos de la oposición para evitar así el “shutdown” que anualmente copa la escena política por estas calendas. 

Se da por descontado que ello ocurra así y, entonces, quedaría pendiente el límite de endeudamiento. Sin un cambio, Estados Unidos no podría emitir más deuda para financiarse y no podría hacer frente a sus vencimientos a partir de mediados de octubre, una catástrofe que significaría un primer incumplimiento de la deuda estadounidense, hundiendo la economía del país y del mundo.

A dicho escenario nunca se ha llegado, aunque en ocasiones anteriores se registró una situación similar que finalmente fue superada tras arduas negociaciones.

Aquí, como en los dos proyectos claves de la administración Biden, los demócratas pueden apostar a sus propios votos, haciendo la misma maniobra parlamentaria que en el caso del plan de reformas sociales, un extremo que podría tomar días… o semanas, cuando octubre está a la vuelta de la esquina.

Los republicanos han instado a sus pares a hacerlo, pero éstos aseguran que dicho suele ser bipartidista y, por tanto, es una responsabilidad compartida.

En medio de ese pulso político, los mercados comienzan a inquietarse y tienen su atención centrada en la crucial agenda legislativa de esta semana.

Entre tanto, la secretaria del Tesoro Yanet Yallen comunicó que Estados Unidos agotará el 18 de octubre todas las medidas excepcionales para financiar el presupuesto del país, a menos que el Congreso eleve el límite de emisión de deuda.

“Es imperativo que el Congreso solucione rápidamente (la cuestión de) el tope de endeudamiento. De lo contrario, Estados Unidos entrará en default por primera vez en su historia”, advirtió Yellen ante la comisión bancaria del Senado, destacando las consecuencias “desastrosas” que traería para la economía estadounidense una moratoria.

La funcionaria insistió en que la aprobación es crucial: “Esperar hasta el último minuto podría causar serios daños a las empresas y a la confianza de los consumidores, elevaría el costo de los préstamos para los contribuyentes, impactaría negativamente en la calificación del crédito de Estados Unidos en los próximos años, la elevada incertidumbre podría exacerbar la volatilidad y erosionar la confianza de los inversores”. 

 

 

Fuente: El Nuevo Siglo

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