Ciudad de México, 11 feb (EFE).- Las empresas españolas, el segundo país inversor extranjero en México, están en alerta por el impacto que pueda tener la «pausa» sugerida por el presidente Andrés Manuel López Obrador en las relaciones bilaterales, en lo que constituye una nueva polémica de repercusiones desconocidas.
López Obrador criticó una vez más a algunas de las empresas españolas por supuestos «abusos» en el pasado, aunque sin que haya presentado demandas ni especificado los hipotéticos casos de corrupción.
Habló primero de «pausar» la relación, despertando suspicacias sobre un posible quiebre diplomático, aunque posteriormente suavizó el mensaje asegurando que nunca habló de «ruptura», sino de «serenar» la relación para evitar «el saqueo de México».
«No somos tierra de conquista», remarcó este viernes el presidente, y atacó de nuevo a firmas españolas, a las que acusó de hacer «lobby».
ESTRATEGIA POLÍTICA
Las palabras, que el Gobierno de España rechazó «tajantemente» y tachó de «injustificadas», no han pasado por alto en el sector empresarial español, que prefiere quitar hierro al asunto mientras aguardan expectantes futuros movimientos.
«Lo leemos en términos políticos y entendemos que forman parte de una dialéctica política que no tiene que ver con la realidad empresarial, que finalmente es mucho más sólida y ha superado muchísimas dificultades», dijo este viernes a Efe la directora general de la Cámara Española de Comercio en México (Camescom), Joana Torrents.
De acuerdo con datos del organismo, el país cuenta con alrededor de 6.500 empresas con capital español.
Además, España es el segundo inversor extranjero en México, detrás de Estados Unidos, con 76.000 millones de dólares acumulados hasta el cierre del tercer trimestre de 2021, lo que representa el 12 % de la inversión extranjera directa (IED) de México.
Y tiene además grandes jugadores en muchos sectores, desde el hotelero (Riu, Barceló) al energético (Iberdrola, Acciona) o al de infraestructuras (Aleatica, FCC).
Pese al mensaje oficial de calma de la industria española, analistas advierten de los peligros.
«Va a tener un costo. No sé de qué tamaño porque el presidente fue después mucho más suave, pero genera un ruido, y a los inversionistas el ruido no les gusta», explicó a Efe el profesor de la Escuela de Gobierno del TEC de Monterrey Carlos Elizondo.
«No se puede hablar y decir que se pausan las relaciones. Difícilmente se haría de manera temporal y se romperían lazos, lo que desembocaría en consecuencias graves», apuntó a su vez la directora de análisis económico de Banco Base, Gabriela Siller.
¿EL VERDADERO PELIGRO?
Tras varios intentos fallidos para cambiar la ley, López Obrador impulsa ahora una iniciativa de reforma constitucional en el sector eléctrico que busca limitar al 46 % la participación privada en generación eléctrica para favorecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), empresa del Estado.
Aunque la aritmética no parece favorecer al oficialismo en el Legislativo, la propuesta genera una enrome inquietud en la patronal, donde España tiene grandes participantes como Iberdrola o Acciona.
«Hay más de 150 proyectos a futuro que equivalen a más de 40.000 millones de dólares de inversión que están ahora detenidos y que el país necesita», dijo recientemente el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), órgano cúpula del empresariado, Carlos Salazar.
Para Torrents, conviene esperar al texto definitivo de la reforma energética que salga del Congreso mexicano.
«El texto actual no nos parece que sea bueno para el país pero respetamos a las autoridades legislativas y estamos convencidos de que saldrá un texto que tendrá un nuevo marco legal sobre el cual operar», dijo.
Además del frenazo en la inversión para nuevos proyectos, reconocido por la industria, se han dejado de renovar algunos permisos para operar plantas.
Ocurrió recientemente con una planta de Iberdrola -una de las empresas más atacadas por el presidente- en Nuevo León.
Mientras se espera la discusión en el Legislativo de esta reforma eléctrica, López Obrador ha endurecido su mensaje en sus cada vez más largas conferencias diarias en las que repite hasta la saciedad nombres de compañías españolas a las que acusa del expolio de la riqueza del país.
«Utilizar a las empresas españolas es su coartada perfecta para reivindicar su discurso en contra de las élites económicas», dijo a Efe el politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Khemvirg Puente.
Martí Quintana
Fuente: Minuto30