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¿Es Biden débil frente a los rivales de Estados Unidos?


¿ES Joe Biden “débil” frente a Vladimir Putin, Teherán o Pyongyang? Eso afirman los opositores al presidente de Estados Unidos, que intenta conciliar firmeza y pragmatismo para superar varias crisis internacionales, como la de Ucrania y centrarse en la competencia con China.

“¿Es una sorpresa que aviones chinos estén volando sobre Taiwán? ¿O que Corea del Norte esté probando misiles nuevamente? ¿O que Irán esté intensificando su programa nuclear? Todos ellos notan la debilidad de Biden”, tuiteó esta semana Nikki Haley, quien fue embajadora de Estados Unidos ante la ONU bajo el gobierno de Donald Trump, sintetizando las críticas de los halcones republicanos.

El enfrentamiento con Rusia por Ucrania es lo que ha reavivado estas acusaciones, que ya se hicieron escuchar durante la caótica retirada de Afganistán a fines de agosto.

Pero el presidente demócrata ya puede adoptar un tono marcial, multiplicar las amenazas e incluso enviar soldados a Europa del Este como ha hecho desde el miércoles, que su determinación será cuestionada.

La oposición republicana, incluida su franja moderada, le reprocha a Biden que descarte sanciones preventivas contra Moscú para desalentar un ataque a Ucrania.

Por el momento, la administración Biden apuesta a que la sola amenaza de medidas punitivas “devastadoras” en caso de invasión disuadirá al presidente ruso, Vladimir Putin.

“Incursión menor”

Otro reproche que le hacen los más belicistas es haber excluido de entrada la opción de una intervención militar directa para defender a Ucrania.

Pero lo que crispó los ánimos fue un aparente error a mediados de enero.

El mandatario de 79 años generó confusión al sugerir que una “incursión menor” de Rusia provocaría un menor rechazo de Occidente e insinuar que había divisiones entre los países de la OTAN sobre la envergadura de la respuesta que justificaría tal incursión.

Los legisladores republicanos rápidamente criticaron a Biden, acusándolo de haber tácitamente “dado luz verde” a una invasión rusa obligando a la Casa Blanca a dar marcha atrás.

“Es típico de Biden: a menudo responde más como un analista que como un presidente”, dijo Celia Belin, investigadora del grupo de expertos Brookings Institution en Washington.

No obstante, ella considera que el manejo de la crisis de Ucrania por parte de Estados Unidos ha sido efectivo hasta el momento.

Pero sus respuestas analíticas son “un error como líder”, dijo, especialmente porque “los republicanos insisten en la idea de la debilidad porque eso encuentra eco con la percepción general de Biden como anciano, frágil y sin suficiente determinación”.

Esta “prueba de debilidad” es típica de Estados Unidos, con un tira y afloja “constante” entre una tendencia neoconservadora al uso de la fuerza para restablecer el orden y un sector que prefiere “elegir sus batallas”, estimó.

Para Kori Schake, directora de Estudios de Política Exterior y de Defensa del American Enterprise Institute, un grupo de expertos de inclinación derechista, estas diferencias no cuestionan el “trabajo suficientemente bueno” del gobierno estadounidense “para encontrar un equilibrio” en esta crisis de alto riesgo.

Vacilación  

Las agencias de inteligencia estadounidenses identificaron rápidamente el “patrón de agresión rusa”, los aliados fueron consultados lo suficientemente pronto como para “llegar a un consenso” y el Pentágono ha mostrado “firmeza y disposición”, dijo Schake.

Biden ingresó a la Casa Blanca con la promesa a los aliados de que “Estados Unidos ha regresado”, indicando su voluntad de buscar compromisos a riesgo de dar la impresión de vacilación.

Pero esta vuelta al ámbito internacional tras el unilateralismo de la era Trump no significa que Washington pretenda hacer de policía en todas partes y en todo momento.

Los demócratas quieren sacar a Estados Unidos de conflictos prolongados y concentrar sus fuerzas en una China en ascenso, que tanto las administraciones de Biden como de Trump han descrito como el principal desafío del siglo XXI.

Aunque Belin advirtió que retirarse también tiene consecuencias, como sucedió con la salida de Afganistán “al costo de una debacle”, que, dice, puede incluso haber empujado a Putin a “aprovechar” la situación.

Por lo demás, sobran los desafíos para desviar a Biden de su prioridad, tanto nuevos como de larga data.

Irán ocupa un lugar preponderante, ya que Biden necesita un acuerdo para culminar las conversaciones con Teherán con el objetivo de salvar un acuerdo nuclear de 2015 y evitar otra crisis.

Aquí también probablemente sea acusado de debilidad, incluso entre los demócratas, sobre el sensible tema de contener el programa nuclear de Irán.

Al mismo tiempo, Estados Unidos parece por ahora estar haciendo la vista gorda ante la reciente serie de lanzamientos de misiles de Corea del Norte, los dos más recientes de largo alcance, tal cual denunció el gobierno de su vecina del susr.

Sobre China, aunque Biden ha mantenido la línea dura adoptada por su predecesor Trump, algunos conservadores continúan criticándolo por su voluntad de entablar un diálogo sobre temas climáticos o su negativa a boicotear los Juegos Olímpicos de Pekín por completo.

Para Schake, no obstante, “Biden no es más débil con respecto a China o Corea del Norte que la administración anterior”.

Poder de convencimiento

Otro aspecto que le cuestionan al mandatario demócrata es su falta de liderazgo para lograr un frente unido con todos los europeos ante el que ha llamado ‘riego real’ de una invasión rusa a Ucrania.

Ejemplo de ello es Alemania, que ha adoptado una posición muy laxa en el tema e, inclusive, se negó a enviar ayuda militar a Ucrania como si lo hicieron otros de sus pares del viejo continente.

Precisamente ese será uno de los temas de conversación que tendrá este lunes el presidente Biden con el socialdemócrata canciller alemán, Olaf Scholz, en la Casa Blanca y en la que además de despejarse las dudas sobre la actuación de Berlín frente a la crisis ucraniana, evidenciará el poder de convencimiento del gobernante norteamericano.

Scholz, 63 años, quien hace dos meses sustituyó a Angela Merkel como canciller, ha visto lastrada tanto su popularidad como el apoyo a su partido por su indecisión frente a temas claves de la geopolítica mundial como el mencionado.

Según la revista Spiegel, el jefe del gobierno alemán deberá prepararse para un llamado al orden.

“Se puede esperar con certeza que Joe Biden exhorte al canciller alemán a mostrarse más firme ante Moscú. Le volverá a hacer entender que el gasoducto Nord Stream 2 quedará muerto si Putin ataca a Ucrania”, señaló el semanario.

Washington se ha irritado con Berlín por su negativa de permitir un embarque de armas a Ucrania, su mensaje a veces confuso sobre las posibles sanciones, y sobre todo su negativa de cancelar el gasoducto  que llevaría gas ruso barato a Alemania.

La analista Constanze Stelzenmueller, del Brookings Institution, dijo que las “declaraciones contradictorias” de Berlín sobre Rusia generaron “confusión, decepción y duras críticas” en Washington.

“La visita de Scholz a Washington es una oportunidad de reparar su imagen golpeada en la coalición” occidental, comentó.

La presidenta del comité de Defensa del parlamento alemán, Marie-Agnes Strack-Zimmermann, fue aun más alarmista sobre la posición del gobierno de Scholz en Washington.

“En algunos círculos de Estados Unidos existe la impresión de que los alemanes están locos”, declaró.

Scholz llegó al poder en diciembre al frente de una compleja coalición de los socialdemócratas, los Verdes (ecologistas) y el empresarial Demócratas Libres.

Tuvieron un inicio difícil con el repunte de contagios del coronavirus y la perspectiva de una invasión rusa de Ucrania.

Scholz a menudo ha luchado con su mensaje, dadas las divisiones en el gobierno y la influencia de los simpatizantes de Putin dentro de su partido, que tienden a ver a Washington con más sospechas que a Moscú.

El acuerdo de coalición en Alemania establece una política “restrictiva” de exportación de armas, señalando que enviar armas a zonas de conflicto podría agravar la situación.

Pero varios socios europeos y Estados Unidos han argumentado que eso deja a Ucrania vulnerable ante las fuerzas rusas desplegadas en su frontera, y podría tentar a Putin en lugar de aplacarlo.

Fuente: El Nuevo Siglo