UN antiguo embajador indio dijo una vez a una audiencia estadounidense que uno de los mayores conceptos erróneos sobre el océano Índico es que pertenece a India. “No es así, pero nos gustaría que lo fuera”, dijo, entre risas.
El año pasado, un diplomático indio habló ante el Comité Ad Hoc de la ONU sobre el Océano Índico: “India y el océano Índico son inseparables. No se trata sólo de un hecho geográfico, sino de los profundos vínculos civiles, históricos, culturales, económicos y políticos que se han forjado a lo largo de los siglos entre India y el océano que lleva su nombre”.
A lo largo de la historia, señaló, el bienestar y la prosperidad de India han estado vinculados a su acceso a la región del océano Índico. Esto sigue siendo aún más relevante hoy en día y, por lo tanto, tenemos un interés vital en la seguridad de ese océano.
Pero el aumento de la geopolítica de las grandes potencias en la región ha condenado prácticamente la antigua propuesta de crear una Zona de Paz del Océano Índico (IOPZ), independientemente de si se encuentra o no en ese océano.
Durante 58 años, la Organización de las Naciones Unidas han luchado laboriosamente para poner en práctica esa propuesta, iniciada por el primer ministro de Sri Lanka, Sirimavo Bandaranaike. La propuesta también fue respaldada por el Movimiento de Países No Alineados (Noal), que entonces contaba con 113 miembros y era la mayor coalición política de las Naciones Unidas.
En el momento álgido de la Guerra Fría, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la antigua Unión Soviética tenían bases navales en la región, incluidas las instalaciones de reabastecimiento de combustible en la isla de Socotra, en el antiguo Yemen del Sur, la base aérea de Gan en las Maldivas, Asmara en Etiopía, Puerto Victoria en las Seychelles, la base militar propiedad del Reino Unido en la isla de Diego García y la bahía de Cam Ranh en Vietnam.
Una resolución de la ONU de 1971 declaró el océano Índico como zona de paz e instó a las grandes potencias a entablar consultas inmediatas con los Estados ribereños del mismo, con vistas a detener la escalada y la expansión de su presencia militar dentro de sus mares. Pero nunca ocurrió y la declaración ha permanecido estancada desde entonces.
Mientras tanto, la resurrección en 2017 de la alianza informal, creada originalmente en 2007 y denominada Diálogo Cuadrilateral de Seguridad (y conocida como la Cuadrilateral), integrada por Estados Unidos, Australia, India y Japón, se considera un grupo alineado en su preocupación compartida por el comportamiento cada vez más asertivo de China en la región del Indo-Pacífico.
Según un artículo de The New York Times de diciembre, el secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, se comprometió a reforzar las relaciones con las naciones del Indo-Pacífico mediante miles de millones de dólares en inversiones y ayudas estadounidenses y, de este modo, contrarrestar el tirón regional de Beijing.
La región del Indo-Pacífico abarca los países del sur de Asia, entre ellos India y Pakistán, dos potencias nucleares, además de Australia, Japón y los 10 países que componen la Asociación de Naciones del Sudeste (Asean): Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam.
Vijay Prashad, director ejecutivo de Tricontinental: Instituto para la Investigación Social, dijo que la idea de la “zona de paz” es lamentablemente poco conocida. Hay varios países en el mundo que se han unido para establecer una “zona de paz libre de armas nucleares”, como en el Pacífico Sur y en América Latina y el Caribe.
La “zona de paz” no incluye las aguas internacionales, lo que significa que no afecta a las rutas marítimas por las que transitan los buques militares.
La región cuenta con varias potencias nucleares, India y Pakistán, pero también con las bases militares de Estados Unidos, así como de Francia y el Reino Unido, dijo Prashad, que también es investigador principal no residente del Instituto Chongyang de Estudios Financieros de la Universidad Renmin de China.
El avance de la idea de la Zona Libre de Armas Nucleares (NWFZ, en inglés), argumentó, es importante porque sería una vía para presionar a India y Pakistán para que vuelvan a la mesa y discutan seriamente una agenda de paz, resolvería la vieja cuestión de los isleños de Chagos, cuyo caso en los tribunales del Reino Unido para reclamar sus tierras en Diego García (ahora una base de Estados Unidos y el Reino Unido) se vería reforzado, al tiempo que pondría un marcador contra la agenda bélica del Indo-Pacífico de la Quad y de Aukus.
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Clave para EE.UU. y China
En una reunión celebrada en diciembre, en Yakarta, Blinken afirmó que la región del Indo-Pacífico es la de más rápido crecimiento del planeta. “Representa 60 % de la economía mundial y dos tercios de todo el crecimiento económico de los últimos cinco años. Es el hogar de más de la mitad de la población mundial, siete de las 15 mayores economías”, afirmó.
“Estados Unidos ha sido, es y será siempre una nación del Indo-Pacífico. Esto es un hecho geográfico, desde nuestros estados de la costa del Pacífico hasta Guam, nuestros territorios a través del Pacífico. Y es una realidad histórica, demostrada por nuestros dos siglos de comercio y otros vínculos con la región”, añadió.
También aseguró que “en la actualidad, la mitad de los principales socios comerciales de Estados Unidos se encuentran en el Indo-Pacífico. Es el destino de casi un tercio de nuestras exportaciones, la fuente de 900 000 millones de dólares en inversiones extranjeras directas en Estados Unidos, y eso está creando millones de puestos de trabajo repartidos por nuestros 50 estados”.
Y añadió un dato importante: “Y hay más miembros de nuestro ejército estacionados en la región que en cualquier otro lugar fuera del territorio continental de Estados Unidos, garantizando la paz y la seguridad que han sido vitales para la prosperidad de la región, beneficiándonos a todos”.
Por su parte, la embajadora Kshenuka Senewiratne, exrepresentante permanente de Sri Lanka ante Naciones Unidas indicó que “en cuanto a la región Indo-Pacífica, Estados Unidos parece ser ahora más proactivo debido a la expansión de China en esta región en muchos aspectos a través de sus relaciones con los respectivos países”.
Pero no se puede eludir el hecho de que las referencias al comercio y a la inversión extranjera directa con respecto a Estados Unidos y a la región, señaló, se deben a su dominio por parte de China.
“De ahí el interés de la primera por trabajar con otros grandes gigantes económicos como India, Australia y Japón en la región y su formalización mediante la creación de la zona. Este sería el mecanismo que China está observando”, dijo la diplomática esrilanquesa.
La argumentación de Blinken, recordó, incluye la expansión del ejército estadounidense en la región Indo-Pacífica, lo cual es una amenaza fuera de lugar, argumentó, considerando que China ha utilizado su estrategia económica para mantener el poder en la región y no ha esgrimido su poderío militar. Esto es así incluso con respecto a la cuestión del sur de China.
Senewiratne consideró además que la manera en que China hace que los países de la región estén en deuda con ella es un aspecto que Estados Unidos y otras grandes economías relacionadas en la región del Indo-Pacífico deben observar y actuar de manera similar tratando de ayudar al desarrollo de las economías de esos países.
Por su parte, un alto diplomático de Sri Lanka sostuvo que “La IOPZ es un caballo muerto y golpearlo furiosamente no va a revivirlo”. Considera que el concepto de la misma fue percibido durante el apogeo de la Guerra Fría y antes de la revolución tecnológica en curso, los ciclos de noticias 24/7 y el ascenso de China, y la India bajo el yugo soviético, todo lo cual es un poco anacrónico en los tiempos modernos.
Añadió, sin embargo, ¡“estoy bastante de acuerdo en que la rivalidad entre Estados Unidos y China y el creciente interés por la región Indo-Pacífica podrían desencadenar un renovado interés por la Zona…Por ello puede ser prematuro pronunciar su desaparición!”.
Fuente: El Nuevo Siglo