Cuando Brandy Sloan, una madre de 43 años, entró corriendo a la tienda -la quinta que visitaba ese día- en busca de leche de fórmula para sus niños y se encontró con los estantes vacíos, estuvo a punto de empezar a llorar.
“Te sientes vencida porque se supone que tu deberías poder alimentar a tus niños y no puedes, porque no consigues nada”, le dice a la BBC.
La familia de Sloan, que tiene una niña de 15 meses y un bebé recientemente adoptado de 2 meses, es una de millones de familias estadounidenses que está atravesando severas dificultades para conseguir este producto cuya escasez afecta a todo el país.
Tal es la desesperación, que muchos padres han intentado producir su propia leche de fórmula -algo que no recomienda la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés)- con recetas encontradas en la web.
Las búsquedas de cómo prepararla en casa se incrementaron en el último mes en 2.400%, según Google Trends. ¿Pero cómo fue posible que se llegara a esta situación?
Te contamos algunos de los factores clave en el desarrollo de esta crisis.
En febrero de este año, los Laboratorios Abbott, un popular fabricante de leche de fórmula, cerró su mayor planta de producción en Sturgis, Michigan, y retiró del mercado varias de sus leches, después de que una investigación federal determinara que cuatro bebés que consumieron su fórmula desarrollaron infecciones bacterianas. Dos de ellos murieron.
La investigación reveló la presencia de una bacteria potencialmente mortal (cronobacter) tanto en las líneas de producción como en sus proximidades.
La planta de Sturgis produce la mitad del suministro de Abbott.
El cierre de la planta agravó los problemas ya existentes en la línea de suministros que surgieron a raíz de la pandemia.
La pandemia de coronavirus -declarada en marzo de 2020 por la OMS- generó caos en cadenas de suministro y producción de una gran variedad de productos.
Así como con el papel higiénico, muchos padres comenzaron a hacer acopio de leche de fórmula por temor a la escasez. Esto causó un aumento de las ventas.
A medida que las familias consumían el producto que ya habían comprado, comenzaron a caer las ventas y eso hizo que fuera más difícil evaluar el tamaño del mercado y por ende las necesidades de producción.
Cuando se produjo un incremento de nacimientos a comienzos de 2022, los suministros que se habían fabricado no llegaron a cubrir la demanda.
Uno de los factores que agrava la crisis es que esta industria valorada en US$2.100 millones en EE.UU. está controlada por un pequeño número de fabricantes.
Hay cuatro compañías -Abbott (que representa cerca de la mitad del mercado), Mead Johnson Nutrition, Nestlé USA y Perrigo- que controlan cerca del 90% del mercado de leche de fórmula en el país.
Estas empresas operan un número relativamente pequeño de fábricas de leche de fórmula para maximizar su eficiencia y mantener bajos sus costos de producción.
Debido a los altos aranceles (17,5%) y las estrictas reglas de la FDA, solo se importa un 2% del producto. Las reglas de la FDA hacen también que sea muy difícil para nuevas compañías ingresar en el mercado.
Pero la falta de competencia se debe también, según señala The New York Times, a una simple regla matemática: a pocos inversores les interesa entrar en este mercado porque el éxito comercial del producto está ligado al índice nacional de nacimientos, que se mantuvo estable por décadas hasta que comenzó a decaer en 2007.
Habiendo entonces tan pocos productores, cuando una fábrica cierra crea un efecto dominó difícil de frenar.
La semana pasada, la FDA y Abott llegaron a un acuerdo para que la empresa reinicie sus operaciones en su planta de Michigan, pero esto puede tardar una o dos semanas.
Esto no significa que el producto volverá a estar en los estantes en breve. Según señala Abbott, puede haber una demora de cerca de dos meses hasta que el producto llegue a las tiendas.
Por otro lado, la FDA anunció una serie de medidas diseñadas para aumentar el suministro.
La agencia tiene previsto implementar procesos para que a los fabricantes extranjeros de leche de fórmula para bebé les resulte más fácil vender su producto en EE.UU.
Entretanto, el gobierno de Biden autorizó la llamada “Operation Fly Formula” para facilitar la importación inmediata de leche de fórmula, y el primer vuelo con un cargamento de leche llegó el domingo al país.
Y el pasado miércoles, Biden invocó la ley de Producción de Defensa, una medida de tiempos de guerra, para impulsar la producción nacional de leche de fórmula.
La FDA no recomienda a los consumidores preparar leche de fórmula casera.
“Los problemas potenciales asociados con errores en la selección y combinación de ingredientes para la fórmula son muy serios y van desde desequilibrios nutricionales severos hasta productos que no son seguros y pueden dañar a los bebés”, dice el organismo en su página.
Si queda poca cantidad, hay que continuar preparándola como dictan las instrucciones y no caer en la tentación de diluirla con agua para hacerla durar más.
En caso de que los padres no encuentren el producto que buscan, la Academia Estadounidense de Pediatría recomienda, entre otras cosas, revisar en las páginas de redes sociales de grupos que se dedican específicamente al problema de la falta de leche de fórmula y pueden tener idea de dónde encontrarla.
Sugieren también llamar al pediatra de cabecera, ya que este puede tener muestras, o conexiones con organizaciones locales o ideas de dónde se puede conseguir.
Piden también no comprar suministros más que para 10 días o dos semanas, para no agudizar la crisis.
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Fuente: Portafolio