El calendario político de América Latina se cierra el próximo 2 de octubre con la elección presidencial de Brasil, la economía más importante de la región.
Para esta contienda electoral bisagra para la configuración política se enfrentarán el conocido expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y el actual jefe de Estado ultraderechista, Jair Bolsonaro.
(Actividad económica en Brasil avanza 2,24 % en el primer semestre).
En la campaña, que inició formalmente este martes, la intención de voto muestra al exmandatario Lula por delante en cuanto a la intención de voto, sin embargo, los analistas se muestran certeros en afirmar que aún las cuentas no están definidas.
Es importante resaltar que junto a los candidatos a presidentes y vicepresidentes también se votará en el décimo mes del año por 27 de 81 senadores; 513 miembros de la Cámara de Diputados; gobernadores y vicegobernadores y las asambleas legislativas.
Si ningún candidato logra el 50% de las votaciones, se celebraría una segunda vuelta el 30 del mismo mes. Además, la participación en Brasil es obligatoria.
El próximo mandatario juraría el próximo 1 de enero de 2023 por cuatro años.
(Los países con el costo de vida más alto para trabajadores extranjeros).
Las intenciones
El candidato de la izquierda brasilera domina la intención de votos en un sondeo por las principales encuestas del país vecino, sacándole, en alguno de ellos, una ventaja considerable al actual presidente. De acuerdo con el agregador Polling Data, el candidato del partido laborista de Brasil, Lula da Silva, posee un 43% de la intención de votos, mientras 33% le corresponde a Bolsonaro. Por su parte, la encuesta del ‘Folha de Sao Paulo’, muestra una ventaja de 12 puntos a favor del expresidente por el 38% versus el 26% del actual mandatario.
A su vez, el Instituto de Investigaciones Sociales, Políticas y Económicas (Ipespe), señaló que el 40% de las intenciones para los comicios corren a favor de Lula, contra un 30% para el presidente derechista Bolsonaro.
Esta inclinación por el candidato Lula, se explica, según Juan Federico Pino, docente de la Flacso, por la tendencia a cambios de gobierno que está experimentando la región luego de la pandemia.
“Los gobiernos que tuvieron que enfrentar la pandemia tuvieron que pagar un costo político alto, por lo que se ha cambiado al partido gobernante frente al opositor (…). Creo que Brasil le apostará al cambio y a la renovación política”, dijo.
(Petroleras de América Latina, entre la transición y el auge energético).
Para Pino, la victoria de Lula “consolidaría el segundo giro a la izquierda” de la región, salvo que en esta ocasión, tendría otras características progresistas.
La economía, clave
La macroeconomía del país vecino juega una carta muy importante para los comicios presidenciales, a los que llega con una alta inflación y una ralentización en su crecimiento.
“La economía brasileña se enfrenta a una inflación generalizada, que ha obligado al Banco Central a subir los tipos de interés hasta el 13,75% actual, desde el escaso 2% de principios de 2021”, señaló a Portafolio, el grupo de Investigaciones Económicas del Banco Itaú.
La entidad espera que el costo de vida descienda hasta el 7% este año y a 5,3% en 2023. También, que la tasa de interés se sitúe sobre 11% para el próximo año. Sobre el PIB prevé que sea del 2,2% para 2022 y un modesto 0,2% para el año que viene.
Según la entidad, el principal y primer reto económico del próximo presidente será “garantizar la sostenibilidad fiscal, dada la trayectoria de la deuda que parece contraída para el futuro”. Agregaron que el próximo gobierno tiene que decidir sobre la continuidad de las ayudas y los recortes fiscales recientes.
ROBERTO CASAS LUGO
PORTAFOLIO
Fuente: Portafolio