No será necesario un enorme meteorito o un apocalipsis zombi. Algunos países corren el riesgo de desaparecer a causa del cambio climático y el calentamiento global. La amenaza es más apremiante para los habitantes de decenas de naciones insulares que desde hace décadas sufren las consecuencias del aumento del nivel del mar.
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“Nos estamos hundiendo, pero lo mismo le pasa a todo el mundo”, dijo en noviembre pasado Simon Kofe, ministro de Justicia, Comunicaciones y Relaciones Exteriores de Tuvalu ante la cumbre climática COP26. El político envió su mensaje en video con el agua hasta las rodillas, parado en un lugar que años atrás había sido un terreno seco.
TAVALU
Tuvalu, una nación insular de baja altitud en la que viven casi 12 mil personas, es especialmente vulnerable al calentamiento global y a los desastres naturales y ya viene enfrentando ciclones más fuertes, sequías, escasez de agua potable y la desaparición de vitales arrecifes de coral a causa de la mayor temperatura del océano.
Otras naciones insulares comparten el mismo drama -entre las más afectadas están Kiribati, Vanuatu, Tuvalu, Islas Salomón, Samoa, Nauru, Tonga Islas Fiyi, Islas Maldivas e Islas Marshall- y han reclamado durante más de 30 años acciones climáticas concretas en el ámbito global. En total, 52 países conforman el grupo de Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (SIDS), los mismos que denunciaron en la COP26 que están condenados a desaparecer a causa del calentamiento global.
TONGA
Entre los países más vulnerables al cambio climático está Tonga, que el fin de semana pasado sufrió una erupción volcánica submarina y un tsunami. Aunque en ese caso se trató de un fenómeno natural, la nación oceánica también exige mayores acciones en defensa del clima.
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Tonga se encuentra en el Pacífico, una de las regiones más expuestas a catástrofes del mundo, con riesgos naturales como ciclones, sequías (en particular El Niño) y erupciones volcánicas, según la ONU.
Los reclamos han sonado más fuerte después de que un histórico informe de la ONU publicado en noviembre pasado argumentara que el calentamiento global podría hacer que partes del mundo se vuelvan inhabitables.
El informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) señala que las olas de calor, las fuertes lluvias y las sequías serán cada vez más comunes y extremas y que un límite de temperatura clave se romperá en poco más de una década.
“Estamos pagando con nuestras vidas por el carbono que alguien más emitió”, dijo tras la publicación del informe Mohamed Nasheed, expresidente de Maldivas, el país más bajo del mundo, que, en palabras del político, estaría al “borde de la extinción”.
Más del 80 por ciento de las islas de coral de ese archipiélago ubicado en el sur de Asia se encuentran a unos minúsculos 30 centímetros sobre el nivel del mar, lo que lo hace sumamente susceptible al más mínimo aumento de las temperaturas. La situación ha hecho que decenas de miles de residentes del país se trasladen a Hulhumalé, una isla artificial construida a propósito a unos 2 metros sobre el nivel del mar para enfrentar el incierto futuro.
Sobre el destino de los países insulares, Piers Forster, científico del clima de la Universidad de Leeds, Reino Unido, y uno de los coautores del informe, advierte que el nivel del mar está subiendo más rápido que nunca. “Esto continuará amenazando a estos países durante siglos. Pero si actuamos contra el calentamiento global, al menos 10 millones de personas que viven en regiones costeras bajas tendrán sus medios de vida protegidos”, dice a El Comercio.
CASO PERUANO
Pero el cambio climático no solo se ensaña con esos países. A medida que las condiciones empeoran, diversas zonas del mundo enfrentan amenazas cada vez más cercanas.
Sucede con Bangladesh, que sufre el riesgo latente de inundaciones o ciclones; con Emiratos Árabes Unidos y su sobrecalentamiento; o Japón, amenazado permanentemente por fenómenos meteorológicos extremos.
“Sin llegar a hablar de la desaparición, definitivamente todos los países están amenazados de diferente manera por el cambio climático. El Perú, por ejemplo, está amenazado por todos lados. Tenemos la Amazonía, la costa, los glaciares, cada uno con su propia amenaza preocupante”, dice a este Diario Ken Takahashi, científico del clima e investigador principal en el Instituto Geofísico del Perú.
Explica que uno de los efectos directos del cambio climático se ve en el aumento del nivel del mar, pero también hay otros cambios que son más sutiles, sobre todo todos aquellos que tengan que ver con las lluvias, que suelen ser bastante variables geográficamente, es decir, no se comportan de forma uniforme en todo el planeta.
“Hay zonas de lluvia intensa, hay zonas secas. En el Perú podemos tener cambios opuestos dependiendo de donde estemos. En el caso de nuestro país los modelos numéricos lo que prevén para el futuro es un aumento de lluvias extremas, sobre todo en la parte de la costa, en los eventos del Niño. Hay varios estudios que sugieren que con el calentamiento global y el cambio climático la frecuencia de los eventos del Niño extremo va a aumentar”, señala Takahashi.
En cuanto a las olas de calor, el experto apunta que normalmente van a ser más extremas en las latitudes medias altas, y que con el calentamiento global los eventos de las zonas cálidas van a ser más frecuentes e intensas.
“Esto ha sido un efecto inevitable del calentamiento global. Esos efectos ya vienen viendo en varias partes del mundo, como olas de calor extraordinarias que hubiera sido muy difícil que ocurran sin el calentamiento global. En el Perú también ocurrirá con el calentamiento futuro y sobre todo porque nuestro país no está preparado para temperaturas extremas, ni altas ni bajas en realidad. Conforme el planeta se vaya calentando va a ser más difícil sobrellevar estas temperaturas extremas”, advierte.
¿QUÉ QUEDA POR HACER?
Aunque los pronósticos son desalentadores, los expertos coinciden en que las amenazas podrían reducirse si se trabaja contra el cambio climático, reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero y dando prioridad a la ejecución de planes para mitigar los efectos que ya estamos viviendo y preparándonos para los que están por venir.
Incluso se puede actuar ante la amenaza que sufren los países insulares. “Podemos limitar y retrasar la subida a niveles manejables si llegamos a las emisiones cero, si limitamos el calentamiento a 1,5C frente a 2C. Si lo hacemos, protegeremos a millones de personas en la próxima década”, dice Forster.
“Siempre se puede hacer algo. Algunos promueven que van a haber cambios irreversibles con el calentamiento global. Puede ocurrir, pero es muy incierto. Lo ideal es que evitemos que lleguemos a ese punto. Cualquier cosa que vayamos haciendo ahora que evite que lleguemos a ese nivel sería positivo”, dice, por su parte, Takahashi.
Apunta que, principalmente, hay dos tipos de acciones que podemos ejecutar contra el cambio climático. Una es la mitigación, que en este caso consiste en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y que requiere la participación de todos los países, sin excepción. Y el otro tipo de acción es el de la adaptación, es decir, aceptar que si ya va a ocurrir el cambio climático la estrategia tiene que ser actuar para que no nos impacte tanto.
“En el Perú todos los años estamos golpeados por eventos extremos de origen climático, el Niño, sequías, etc. En ese sentido, la gestión de riesgos y desastre es algo que tiene que promoverse con más fuerza, porque los eventos que ya vienen golpeándonos van a venir con más frecuencia y tal vez con más intensidad. Pero si no estamos preparados para enfrentar lo que ya nos está golpeando, menos aún podremos hacerlo con lo que venga en el futuro. La clave es la prevención”, concluye.
MILAGROS ASTO SÁNCHEZ.
EL COMERCIO, GDA, PERÚ.
Fuente: Portafolio