SIN la posibilidad de esgrimir nuevamente el argumento de que “el gabinete está en constante evaluación y por eso decido recomponerlo”, el presidente de Perú, Pedro Castillo, denuncia una supuesta campaña del Congreso para destituirlo. Pero, lo único cierto es que sus erróneas decisiones han agravado la crisis política e impedido el arranque de su gobierno.
Complicado como nunca antes para conformar un nuevo gabinete, el cuarto en menos de siete meses, el mandatario peruano enfrenta una andanada de críticas tanto de la oposición derechista como de algunos sectores de la izquierda que representa, al igual que un creciente descontento ciudadano.
El maestro rural, que ganó por una escasa diferencia de 40 mil votos a Keiko Fujimori, asumió el poder con una aprobación de 51%. Pero desde ese mismo día comenzó una caída en picada que la semana pasada y antes de que cayera su segundo equipo de gobierno estaba en 29%, según el sondeo de la semana pasada de Datum. Se presume que con esta nueva crisis generada por la forzada renuncia del primer ministro o jefe de gabinete, Héctor Valer Pinto, tan solo tres días después de su designación, ese respaldo ciudadano llegue a un inédito mínimo.
El mismo sondeo revela que el cuestionamiento a Castillo se ha expandido a todo el país, llegando al Perú profundo que lo catapultó al poder. Así, en el sur peruano por primera vez la desaprobación al mandatario llegó al 54%, cinco puntos más que el pasado diciembre, mientras que en Lima y el Callao ese guarismo se eleva a 76%, seis puntos más arriba de la medición anterior.
Adiciona que el 81% de los peruanos considera que el presidente no ha sabido elegir ministros ni funcionarios y, de allí que muchos consideren que no tiene la capacidad para dirigir el país.
A ello hay que adicionar que en el último cambio ministerial y ante la sinsalida política que impide cumplir con la gestión encargada, decidió dar un paso al costado el titular de Hacienda, Pedro Francke, la prenda de garantía para los mercados y la confianza inversionista.
Agregó que entregó este sábado en la tarde su carta formal de renuncia a Castillo.
Analistas políticos como el exembajador Hugo otero consideran que “con el show de Valer (su nombramiento y rápida salida por acusaciones de maltrato intrafamiliar) la imagen de Castillo cambia para mal, porque parece un manejo político oscuro y de improvisación…Hay un gran desconcierto nacional porque, a través de sus actos, el presidente está destruyendo su imagen popular y de símbolo de esperanza con la que ganó la elección” de 2021.
También varios periódicos criticaron a Castillo por no haber mencionado los cuestionamientos al primer ministro al aceptarle su renuncia, sino que fustigó al Congreso por negarse a recibir el sábado a Valer para solicitar el voto de confianza. “Recambio de gabinete sin mea culpa”, tituló La República en portada.
Aunque tradicionalmente el Congreso peruano debate los pedidos de confianza tres o cuatro semanas después que se nombra un nuevo gabinete, no a los pocos días, la caída del primer ministro se aceleró por las críticas que le hicieron otros tres miembros del gabinete que dirigía.
Contra el Congreso
En medio de esa crisis y, como reseñamos, sin el argumento de que los cambios del equipo de gobierno se han dado por una ‘evaluación constante’ al desempeño del mismo, ya que el último llevaba en funciones solo tres días, el presidente Castillo denunció una supuesta campaña para que el Congreso lo destituya.
“En esta nueva campaña mediática, que tiene como objetivo promover la vacancia (destitución) presidencial, salen al descubierto actitudes antidemocráticas de algunos sectores que solo buscan desestabilizar al país”, aseguró el mandatario en un trino.
“Espero que la clase política actúe responsablemente, pensando en el país y no en meros intereses particulares o grupos”, agregó en la misma red social.
Por sus actuaciones, como las sospechosas reuniones fuera de Palacio con empresarios del sector petrolero, y sus erróneos nombramientos, han crecido las sugerencias para que Castillo de un paso al costado y evite un nuevo pedido de vacancia en el Congreso.
La congresista conservadora Patricia Chirinos adelantó el fin de semana que presentará un pedido de vacancia por supuesta “incapacidad moral” de Castillo, quien superó una moción similar en diciembre.
Desde 2017 las mociones de “vacancia” son la herramienta predilecta para deshacerse anticipadamente de los presidentes peruanos y llevaron al país a tener tres mandatarios en cinco días en noviembre de 2020.
Castillo indicó que está conformando un nuevo gabinete “de ancha base”, aunque evitó precisar cuándo lo dará a conocer porque trascendió que son escasos los personajes de experticia, trayectoria, reconocimiento y, sobre todo sin cuestionamientos, que quieren entrar al gobierno.
Este próximo gabinete (de 19 miembros) será el cuarto en los seis meses de Castillo en el poder, que se han caracterizado por tropiezos propios y pugnas internas en el gobierno, así como embates de la oposición.
Ante la inmanejable situación política de su homólogo peruano, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, denunció una campaña del “conservadurismo” para deslegitimar a los gobiernos izquierdistas de Castillo en Perú y Xiomara Castro en Honduras.
“Somos respetuosos de las decisiones que se están tomando en otros países, pero es evidente que el conservadurismo está haciendo labor en contra del gobierno legal, legítimamente constituido” de Castillo, dijo el mandatario izquierdista en su conferencia de prensa matutina.
Pedido del Defensor
Por su parte, el defensor del Pueblo de Perú, Walter Gutiérrez, criticó fuertemente al presidente Castillo, a quien no considera preparado para dirigir el país en el marco de una crisis política que no solo se prolonga, sino que se agrava.
“Queda en evidencia que el presidente no está preparado para conducir la Presidencia de la República. No solo debe conocer la Constitución, sino que debe saber que esa facultad que él tiene de designar ministros no es irrestricta, tiene límites”, sostuvo en reciente entrevista al diario ‘El Comercio’.
En esta línea, ha puesto en duda la capacidad de Castillo para hacer frente a la corrupción, pues considera que en los últimos tiempos se ha dado “un conjunto de reiteradas transgresiones de la Constitución”, y se ha puesto de manifiesto la existencia de un “despacho paralelo” mientras que el Gabinete saliente está “lleno de sombras”.
Gutiérrez ha reconocido sus dudas respecto a que el presidente “asuma con madurez” su responsabilidad y “opte por la posibilidad de renunciar”. Así pues, en caso de que Castillo no dé un paso al lado, el defensor del Pueblo ha hecho un llamado a la aplicación del artículo 100 de la Constitución para realizarle al mandatario un juicio político.
“Las opciones se van cerrando. Si el presidente continúa aparcado en una posición de transgresión de la Constitución, no queda más alternativa que aplicar el artículo 100, es decir, el juicio político. El presidente quedaría inhabilitado si eso decide el Congreso”, argumentó.
Mientras se gesta la moción de censura contra el presidente, varias fuerzas del Congreso vaticinan que salvo que el nuevo equipo de gobierno esté encabezado por una persona idónea, con credibilidad y manejo político, no le darán el voto de confianza, lo que sería un presagio de que Castillo no podría continuar su mandato.
“Esperamos que la recomposición de su Gabinete, el cuarto […] sí cuente con los perfiles que el país necesita”, escribió en su cuenta de la red Twitter la presidenta del Congreso, la opositora María del Carmen Alva.
El cargo de “presidente del Consejo de Ministros”, creado en 1856, da mucho poder y prestigio, pero es muy volátil. Desde el año 2000, han sido designados 30. En 2020 uno duró 20 días y otro apenas cuatro, uno más que Valer.
En la práctica es el número dos del Ejecutivo peruano, porque el vicepresidente no tiene responsabilidades ni salario mientras el presidente está en funciones, aunque lo sucede si debe dejar el mando anticipadamente.
Así la cosas, si Pedro Castillo no logra un equipo de gobierno sin tacha y capaz, su mandato va rumbo a la implosión. Ni el más poderoso conjuro de los chamanes podrá salvarlo.
Fuente: El Nuevo Siglo