UN ABANICO de propuestas tan diversas como extremas, producto de los partidos que representan, es lo que han expuesto los siete aspirantes a suceder a Sebastián Piñera a los chilenos, quienes este domingo están convocados a las urnas para una primera vuelta presidencial.
La atención pública del país austral se ha centrado, desde meses atrás en dos temas de gran implicación en el devenir político y social: la situación económica y la redacción de una nueva Constitución, a la que se llegó tras los estallidos sociales de hace dos años.
Son siete los aspirantes a convertirse en el nuevo inquilino del Palacio de la Moneda, entre ellos solo una mujer. A cuatro días de la elección se da por descontado que el ganador solo se conocerá en una segunda vuelta a la que pasarían los a hoy empatados en la intención de voto, el derechista José Antonio Kast y el izquierdista, Gabriel Boric.
El escenario para quien gane la presidencia no se proyecta nada de auspicioso. Tras la “fiesta del consumo” de este año, apuntalada también por los tres retiros extraordinarios de fondos de pensiones aprobados (AFP) hasta ahora por el Congreso, se estima que en 2022 el PIB chileno crecerá sólo entre 1,5% y 2,5%.
Así, las propuestas económicas son variadas. Hay desde mantener el actual sistema económico neoliberal que opera en Chile hace 31 años hasta implementar un Estado de bienestar, inspirada en los países europeos.
Los chilenos decidirán con su voto el camino económico a seguir en pleno proceso de recuperación de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus, que llevará al país a crecer en el orden del 11% en 2021, pero con una inflación que dobla la proyección oficial del Banco Central (6%) y una deuda pública en niveles del 33,1%, sustentada en las ingentes ayudas estatales entregadas para hacer frente a la crisis sanitaria.
Esto es lo que plantean los cuatro principales candidatos:
Ultraliberalismo de Friedman
El candidato José Antonio Kast, de 55 años, del Partido Republicano y favorito no sólo para pasar a segunda vuelta sino para imponerse en ella, según las encuestas más recientes, apuesta por mantener el modelo ultraliberal impuesto durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) como laboratorio de esta doctrina económica emanada de las ideas de Milton Friedman en la estadounidense Universidad de Chicago.
“Una sociedad que priorice la igualdad por sobre la libertad no obtendrá ninguna de las dos”, dijo esta semana durante un encuentro con corresponsales extranjeros, mencionando parte de la idea del economista estadounidense.
Su programa pretende darle al mercado más libertad de acción y reducir en lo posible la participación del Estado en la economía. También reducir el Impuesto al Valor Agregado (IVA.) del 19% al 17%, y aumentar la oferta de empleo para mayores de 60 años y “postergar su retiro”.
“La mejor forma para mejorar las pensiones es postergar la edad de jubilación”, indica en el punto 206 de su programa.
Estado del bienestar
El otro favorito, el joven aspirante de la alianza izquierdista Apruebo Dignidad (Frente Amplio y Partido Comunista) Gabriel Boric (35 años) propone un cambio de modelo basado en el Estado del bienestar de países europeos, al considerar que el actual modelo chileno “está absolutamente estancado”.
“Un Estado del bienestar para que todos tengan los mismos derechos, sin importar cuánta plata tienen en la billetera”, sostuvo en entrevista con la AFP, y apuntó a “garantizar derechos sociales universales”.
Entre ellos, la creación de un modelo de “seguridad social que no sea un negocio”, para sustituir al actual sistema de pensiones de capitalización individualizada por trabajador, pionero en el mundo y criticado por buena parte de la sociedad por no entregar jubilaciones dignas. En su programa electoral, plantea “asegurar” una pensión mínima de 250.000 pesos, equivalente a unos 308 dólares.
También devela un aumento de la cotización mensual, desde el actual 10% del salario al 18%, “en forma gradual” y con gran parte del cargo al empleador.
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Liberalismo público-privado
Por su parte el candidato de Chile Vamos (oficialista conservador) Sebastián Sichel (44 años), proyecta un sistema de libre mercado con una fuerte participación de pequeñas y medianas empresas, combinado con un Estado fortalecido, bastante ausente hoy en el actual modelo ultraliberal que considera un Estado subsidiario que da prioridad al sector privado en cualquier ámbito de inversión.
“Que no tengamos complejo con el Estado como tenía la derecha antigua, pero que se entienda también el valor del emprendimiento, de la innovación, como decía (el excanciller alemán) Konrad Adenauer: ‘Tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario'”, sostiene.
Para el cuestionado sistema de pensiones, Sichel considera un modelo similar pero que rompa el actual oligopolio de Administradoras de Fondos de Pensiones. En el último debate presidencial, mencionó un sistema similar al de Australia para maximizar y diseminar las opciones.
“Estamos pensando que los trabajadores puedan elegir si quieren que sus fondos los administre una institución pública o privada, con o sin fines de lucro”, explicó Sichel.
Capitalismo de Estado
Por su parte la senadora y candidata de la Democracia Cristiana, Yasna Provoste (51), oferta un modelo de capitalismo que conviva con la creación de más empresas públicas. Un plan “transitorio” para afrontar la situación económica generada por la pandemia y que contrarreste parte del impacto ocasionado en la economía por las protestas sociales que estallaron en el país desde octubre de 2019.
“Destinar hasta 6.000 millones de dólares anuales durante cuatro años, que prevé financiar por medio de una recuperación del crecimiento económico y deuda fiscal”, explica el programa de la única mujer entre siete candidatos.
¿Y la nueva Constitución?
Desde ‘orgullo’ hasta ‘aparente indiferencia’ genera entre los presidenciales la nueva Constitución que está en proceso de redacción y promulgarse en el próximo gobierno.
La Convención Constitucional, la primera paritaria en el mundo y con 17 de sus 155 escaños reservados para pueblos indígenas, comenzó su tarea el 4 de julio pasado y tiene hasta un año para finalizar de redactar una nueva Carta Magna. Por ello, quien gane la Presidencia de Chile será el encargado de convocar a un plebiscito con voto obligatorio para rechazar o aprobar el nuevo texto.
El nuevo presidente “va a tener como principal función instalar la futura institucionalidad que nazca de la nueva Constitución, si es que se aprueba” en el plebiscito de salida, dijo Axel Callis, analista y director de TuInfluyes.com.
“Profundamente orgulloso del proceso constituyente” se manifestó Boric, quien como se sabe fue uno de los firmantes del histórico acuerdo promovido por el presidente Piñera, el 15 de noviembre de 2019, para llamar a reformar la Constitución. Es un convencido de que la misma acabará con la concentración de poder que ha generado el sistema presidencialista y anticipa que “de ser el próximo presidente espero acabar mi gestión con menos poder que cuando empecé”.
En la misma línea, la senadora y candidata democratacristiana (centro) Yasna Provoste apoya “con mucho entusiasmo” la Convención y respalda la idea de un régimen semipresidencial.
“Lo que más me gustaría ver en esta nueva Constitución es que demos paso a un conjunto de derechos que estén garantizados, el derecho a la salud, a la educación, a la vivienda, a un medioambiente limpio”, explica.
Entre tanto Kast, quien hizo campaña para que no se redactara una nueva Carta política ha sostenido que respetará la voluntad popular y cumplirá con lo establecido.
“La relación con la Convención constituyente tiene que ser democrática y respetando todos los marcos legales que los chilenos dieron, aquí se hizo un plebiscito, se hizo una elección, se eligieron a los constituyentes y ellos merecen todo el respeto para poder ejercer bien sus funciones”, explicó el candidato que ha sido rotulado por sus detractores como de extrema derecha pese a que tanto su programa como sus convicciones son claramente conservadoras de centro.
Por su parte Sebastián Sichel, también aspirante de la derecha y que apoyó el acuerdo para redactar una nueva Constitución se ha mostrado en campaña más “distante” e “indiferente” con el tema.
Bajo un clima de expectación, casi 15 millones de chilenos están llamados a votar este domingo, sin un claro favorito y una alta posibilidad de dirimirse en una segunda vuelta.
Los chilenos entraron en los llamados días de ‘reflexión electoral’ y el domingo en la noche el país tendrá los dos finalistas por La Moneda, que se presumen serán opuestas como el cara y cruz que caracteriza a esa pieza que se emplea como medida de cambio en todo el mundo./Redacción
Fuente: El Nuevo Siglo