La petrolera española Repsol afirmó que retiró el 98% del crudo vertido en las costas peruanas el pasado 15 de enero durante la descarga del petrolero Mare Doricum, en la refinería La Pampilla, en el litoral central peruano.
“Según los modelos, entre playas y mar no debería quedar más de 2% del petróleo crudo que se derramó en el medio ambiente”, afirmó Jaime Fernández-Cuesta, presidente de Repsol Perú durante una conferencia de prensa desde la propia refinería.
El gobierno peruano calcula que se vertieron 11.900 barriles, pero Repsol afirma que fueron 10.400.
La empresa explicó que la cantidad de hidrocarburo por recoger se reduce 35% del vertido al mezclarse con el agua y la arena, y por procesos físicos como la evaporación.
Con base a esto, y aunque Repsol no precisó un volumen por recoger, ese 2% restante se traduce en unos 135 barriles, de acuerdo con su cálculo del derrame.
Este volumen difiere ampliamente de lo manifestado esta misma semana por el ministro del Ambiente, Modesto Montoya, quien dijo que solo se han recogido 2.000 barriles.
Fernández-Cuesta también apuntó que “según los modelos predictivos, no debería haber afectación del fondo marino”.
Repsol atribuyó el derrame al fuerte oleaje causado por una explosión volcánica submarina en Tonga horas antes, y ha presentado un reclamo a la empresa italiana Fratelli d’Amico Armadori, propietaria del Mare Doricu.
Fernández-Cuesta manifestó que el accidente se produjo por el “movimiento descontrolado del buque, que en aquel momento pesaba más de 110.000 toneladas” y que rompió los sistemas de la refinería para sujetar los petroleros. Repsol asegura que el barco se movió “más de 50 metros” durante la descarga de crudo.
La empresa también explicó que ha completado un 79% de su “Plan de primera respuesta”. Este programa contempla la contención, recuperación y limpieza de áreas afectadas para su entrega según los estándares ambientales de Perú, así como la evaluación durante seis meses del impacto socioambiental del vertido.
Repsol estima que entre febrero y marzo concluirán la limpieza de las costas.
Pescadores y comerciantes de la zona protestan porque el derrame ha hecho desaparecer la pesca y el turismo.
El Ministerio del Ambiente calcula que han sido afectadas al menos 1.400 hectáreas de mar y tierra, y unas 500 hectáreas de reservas de fauna marina protegida.
El Ministerio de Producción estima que unos 2.500 pescadores artesanales no pueden faenar por la contaminación.
Fuente: El Nuevo Siglo