Rusia anunció este jueves que procedió a retirar más tropas de la frontera con Ucrania, mientras que Estados Unidos insiste en que Moscú continúa reforzando sus contingentes de cara a una posible invasión de la antigua república soviética.
Desde el martes, las autoridades rusas han anunciado el repliegue de parte de sus militares y equipos desplegados en la frontera entre Rusia y Ucrania y en Crimea, una península ucraniana anexionada por Moscú.
El jueves, el ministerio de Defensa ruso afirmó que se estaban retirando más unidades de Crimea y divulgó unas imágenes de un tren militar cargado de camiones llegando a Rusia continental a través del puente que cruza el estrecho de Kerch.
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También emprendieron su retirada blindados y tanques, indicó el ministerio, sin precisar ni de dónde partieron ni adónde se dirigían.
Según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, este proceso de retirada llevará «tiempo».
Ya el martes, el presidente ruso, Vladimir Putin, había mencionado una «retirada parcial» pero sin detallar ni la envergadura ni el calendario de la misma.
Los occidentales dudan de las intenciones de Rusia y siguen sospechando que pretende atacar a Ucrania, asegurando que no han constatado ninguna prueba de desescalada.
Una fuente anónima de la Casa Blanca llegó incluso a acusar a Moscú de haber incrementado sus tropas en la frontera ucraniana con hasta 7.000 soldados.
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La OTAN «se toma muy en serio» las amenazas que pesan sobre Ucrania, con el refuerzo de las tropas rusas en sus fronteras, afirmó este jueves en Bruselas el ministro británico de Defensa, Ben Wallace.
«Hemos visto un aumento de tropas en las últimas 48 horas», incluyendo la construcción de un puente «desde Bielorrusia hacia Ucrania, o cerca de Ucrania», señaló el británico en la sede la Alianza, donde se reunieron los ministros de Defensa de los países de la OTAN.
Esta semana, Estados Unidos cerró su embajada en Kiev, pese a los llamados de las autoridades ucranianas a no sembrar el pánico.
«¡Mentira!»
Por su parte, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski indicó que no había visto ningún indicio de que las tropas en la frontera hubieran disminuido y que únicamente se observaron «pequeñas rotaciones».
Bielorrusia, en tanto, afirmó que «ni un solo soldado» ruso permanecerá en su territorio en cuanto terminen las maniobras de los ejércitos ruso y bielorruso, el próximo 20 de febrero.
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El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, aseguró sin embargo que su país estaría dispuesto a recibir «armas nucleares» en caso de sentirse amenazado por los países occidentales.
Rusia siempre ha negado querer agredir a Ucrania y su ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, comentó con sarcasmo las denuncias de sus rivales geopolíticos, este jueves al recibir a su homólogo italiano, Luigi di Maio. Según Lavrov, la crisis existe únicamente «en el espíritu, en la cabeza» de los dirigentes y los medios occidentales.
Las acusaciones de Washington molestan a más de uno en Ucrania. En el pueblo de Dobrianka, en la frontera con Bielorrusia, algunos ven en ellas una manipulación.
«Nos dicen que Rusia ataca a Ucrania. ¡Eso es mentira! Es una provocación», sostuvo Nadezha Bronfilova, una jubilada.
«Los ucranianos podrían empezar algo, y eso sería por culpa de los estadounidenses y de los británicos, que trajeron todas esas armas aquí», consideró Lidia Silina, de 87 años, desde su cabaña de madera.
Las entregas de armas occidentales a Kiev han aumentado a raíz de los temores a una invasión, lo que ha enfadado a los rusos, que apuntan que Ucrania podría estar preparando una ofensiva contra los separatistas armados del este del país, a quienes apoya el Kremlin.
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Esbozo de diálogo
Sin embargo, a principios de semana, el Kremlin y la Casa Blanca se declararon dispuestos a dialogar sobre la estructura de la seguridad en Europa, que Rusia reclama reformar totalmente, alegando que la expansión de la OTAN hacia sus fronteras constituye una amenaza.
El gobierno ruso asegura que quiere negociar, pese a que lamenta que los occidentales hayan rechazado sus principales exigencias, como que la OTAN ponga fin a su política de expansión, prohibiendo una eventual adhesión de Ucrania; que se comprometa a no desplegar armas ofensivas cerca del territorio ruso y que retire sus infraestructuras en Europa del Este.
En cambio, los países occidentales propusieron negociar temas como el control de armamentos, las visitas de instalaciones sensibles o conversar sobre los temores que pueda tener Moscú en materia de seguridad.
Lavrov dijo que este jueves responderá, por escrito, a esas propuestas.
Putin se mostró dispuesto a hablar pero subrayó que sus reclamos también debían estar sobre la mesa
AFP.
Fuente: RTVC Noticias