Desde su independencia en 1991, Ucrania ha estado dividida entre Occidente y Rusia, que en los últimos años no dejó de expresar su oposición a que la exrepública soviética se acercara a la Unión Europea y de allí que la invasión de esta semana se haya justificado con el argumento dentro de dicho acercamiento, Kiev tiene planes de ingresar a la Otan.
Desde 2014, el gobierno ucraniano enfrenta un conflicto en el este del país, la llamada región de Donbás, que alberga Donestk y Lugansk, las desde entonces autoproclamadas repúblicas populares y que desde entonces han recibido el apoyo del Kremlin, ya que sus pobladores mayoritariamente son pro-rusos, bien por nexos familiares o afinidad.
Esas dos regiones fueron las que el martes de la semana que culmina el presidente Vladimir Putin decidió reconocer como repúblicas, abriendo la puerta para la invasión a Ucrania, la que el impredecible mandatario sostuvo no querer, pero que hoy ha sido se ha convertido en una guerra de impredecibles consecuencias a nivel global.
Aunque las fuerzas armadas ucranianas se encuentran ampliamente superadas en número y potencia de fuego por sus oponentes rusos, a pesar de la creciente ayuda militar a las tropas de Kiev por parte de los países occidentales, han librado feroz batalla, con una resistencia que ha sorprendido a Moscú.
Para tener solo una dimensión del desequilibrio de fuerzas baste con mirar estos datos: el presidente Putin concentró 150.000 soldados en la frontera con Ucrania en los últimos meses y 30 mil más en su aliada Bielorrusia, desde donde efectivamente inició la avanzada terrestre hacia Kiev.
Volodimir Zelenski, el abogado de formación, actor de profesión y convertido en presidente el 21 de abril de 2019, arrasó en las urnas con un 73,22% a Petró Poroshenko, con su mensaje abiertamente pro-europeísta, diametralmente opuesto al de su rival, claro aliado del Kremlin. Y aunque era consciente de que su mandato sería de tensión con Rusia por el conflicto en Donbás, tal vez nunca imaginó que el mismo se convirtiera en la excusa perfecta para los planes de Putin de expandir su área de influencia en la vecindad y consolidar el proyecto geopolítico que gestó años atrás.
Estos son los hechos más relevantes de una Ucrania que ha oscilado durante décadas entre Rusia y Occidente:
1. Independencia.
El 1 de diciembre de 1991, país aún integrado a la Unión Soviética (que fue disuelta el 25 de diciembre de 1991), Ucrania vota en un referéndum a favor de la independencia, inmediatamente reconocida por el presidente ruso Boris Yeltsin.
El 8 de diciembre, Rusia, Ucrania y Bielorrusia firman un acuerdo que establece una Comunidad de Estados Independientes (CEI).
Sin embargo, durante los cinco años siguientes Ucrania intentará liberarse de la tutela política de su gran vecino, que comenzó hace tres siglos.
Ucrania no se compromete totalmente con la CEI, percibida como una estructura dominada por Rusia, que intenta sumar a las antiguas repúblicas soviéticas.
El 5 de diciembre de 1994, Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Kazajistán, Estados Unidos y Reino Unido firman el Memorándum de Budapest sobre garantías de seguridad.
Los firmantes se comprometen a respetar la independencia, la soberanía y las fronteras de Ucrania a cambio del abandono de las armas atómicas que había heredado de la Unión Soviética.
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2. Tratado de amistad.
El 31 de mayo de 1997, Rusia y Ucrania firman un tratado de amistad y cooperación, que no despeja sin embargo la ambigüedad de las relaciones de Kiev con la OTAN.
El Kremlin se opone firmemente a que Ucrania o cualquier otra exrepública soviética se una a la Alianza Atlántica.
El tratado y los textos anexos resuelven en particular la espinosa disputa sobre el reparto de la antigua flota soviética en el Mar Negro, anclada en Sebastopol en Crimea.
Rusia conserva la propiedad de la mayoría de los barcos, pero pagará a Ucrania una renta modesta por el uso del puerto de Sebastopol.
Rusia, en aquel entonces principal socio comercial de Kiev, conservará sin embargo su “arma económica” frente a Ucrania, muy dependiente del petróleo y el gas rusos.
En 2003, Kiev firma un acuerdo sobre la creación de un Espacio Económico Común con Rusia, Bielorrusia y Kazajistán.
La Unión Europea (UE) reacciona diciendo que el acuerdo puede dificultar el acercamiento de Ucrania a la UE y su integración en la Organización Mundial del Comercio (OMC).
3. Un presidente prooccidental en Kiev.
En noviembre de 2004, el candidato prorruso Viktor Yanukóvich gana la elección presidencial en Ucrania, que la oposición denuncia como fraudulentas. Una movilización masiva, la llamada Revolución Naranja, logra que la elección sea anulada por la Corte Suprema.
El 26 de diciembre, el líder de la Revolución Naranja, el opositor prooccidental Viktor Yúshchenko, que había sufrido un misterioso envenenamiento durante la campaña, abre una nueva era política en Ucrania poniendo fin a los 10 años de presidencia de Leonid Kuchma (1994-2005), que zigzagueaba entre la UE y Moscú.
Yúshchenko reitera la voluntad de Ucrania de adherir a la Unión Europea, a pesar de las objeciones de Bruselas y de la OTAN.
En 2008, en la cumbre de Bucarest, los dirigentes de los países de la OTAN acuerdan que Ucrania tiene vocación de integrar la Alianza Atlántica, provocando la ira de Rusia.
Rusia y Ucrania libran varias guerras político-comerciales, entre ellas la del gas de 2006 a 2009, que perturba el aprovisionamiento energético de Europa.
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4. Levantamiento de Maidán.
En 2010, Viktor Yanukóvich es elegido presidente y lanza una política espectacular de acercamiento a Rusia, pero asegura que la elaboración de un “acuerdo de asociación” con la Unión Europea sigue siendo la prioridad.
Sin embargo, en noviembre de 2013, Yanukóvich se niega a último momento a firmar el acuerdo con la Unión Europea y reactiva las relaciones económicas con Rusia.
Ese cambio de política desata un movimiento de protesta pro-europeo que tiene como símbolo la manifestación en la plaza Maidán (Plaza de la Independencia) de Kiev.
La rebelión termina en febrero de 2014 con la destitución y la huida de Yanukóvich a Rusia tras la represión de la manifestación en Maidán, en la que murieron un centenar de manifestantes y 20 policías.
5. Anexión y guerra.
En respuesta, las fuerzas especiales rusas toman el control de Crimea, que Rusia decide anexar en marzo de 2014. Un mes después, separatistas rusos se apoderan de los lugares más importantes de Donbás, la región rusohablante del este de Ucrania, lo que da lugar a una guerra en mayo. Desde entonces, el conflicto ha causado la muerte de 14.000 personas.
Kiev y los países occidentales afirman que Rusia organizó la separación de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk en represalia al viraje prooccidental de Ucrania.
6. “Operación militar” –
Tras concentrar decenas de miles de soldados en las fronteras ucranianas, el 21 de febrero de 2022 Vladimir Putin reconoce la independencia de Donetsk y Lugansk y ordena el despliegue de tropas en sus territorios.
En la madrugada del 24 de febrero, Putin anuncia una “operación militar” en Ucrania, que el ministro ucraniano de Relaciones Exteriores califica de “invasión a gran escala”. /
Fuente: El Nuevo Siglo