Nacido en Yarumal, Antioquia, el 15 de abril de 1962, este hombre conocido con el alias de Popeye fue uno de los más temibles asesinos del cartel de Medellín.
Estos son solo tres de los hechos en los que él tuvo participación directa.
1. El magnicidio de Luis Carlos Galán, viernes 18 de agosto de 1989
En las fotografías que tomó José Herchel Ruiz, de su equipo de campaña, se ven las imágenes de varios hombres de sombrero blanco y cinta negra, distintivo usado por los sicarios para identificarse entre ellos.
Galán entró a Soacha con un aire de caudillo y de elegancia que contrastaba con la ausencia de iluminación y las nubes de polvo que dejaban a su paso varias motos, cuyos ocupantes nunca nadie requisó.
A las 8 y 45 de la noche se oyeron las primeras ráfagas de varias metralletas. En ese instante alguien cortó la luz del alumbrado público. Los autores del magnicidio dispararon con sus Atlanta calibre 9 milímetros, Ingram y MP-5, entre otras armas.
Cuando Galán levantó los brazos para saludar, el chaleco antibalas se subió y su cuerpo quedó vulnerable.
2. El avión de Avianca, lunes 27 de noviembre de 1989
Cuando el avión apenas empezaba a tomar altura, oscilando entre los 12.000 y 14.000 pies de altura —es decir, unos cuatro kilómetros por encima del suelo terrestre—, explotó con sus 134.133 libras de peso. Los cuerpos de las víctimas, fragmentados, y la estructura del avión, hecha pedazos, se dispersaron en un radio de cinco kilómetros sobre el cerro Canoas. Los investigadores internacionales, entre los que participó el FBI, hallaron en un pedazo del tanque central de combustible rastros de Semtex, un explosivo fabricado en Checoslovaquia.
Esa misma mañana, un hombre llama a la emisora Caracol Radio para atribuir el accidente a una bomba ordenada por ‘Los Extraditables’, un poderoso conglomerado de capos de la mafia del narcotráfico liderado por Escobar, quien quería ganar su sangrienta guerra a golpe de terror.
Las primeras conclusiones son devastadoras. No hubo sobrevivientes, murieron seis personas de la tripulación y 101 pasajeros.
3. La bomba del DAS, miércoles 6 de diciembre de 1989
El bus recorrió la calle 18 y fue visto por Romualdo Rodríguez, de 28 años, y Patricia, de 26 años, dueños de la Ferretería Rodríguez, padres de Liliana, de cuatro años.
Probablemente creyeron que se trataba del bus de la ruta que venía a recogerla y se hicieron al frente con la niña. Los cuerpos de una familia inocente desaparecieron para siempre. Ellos formaron parte de la lista de los 63 muertos que cayeron allí. De los más de 600 heridos que hubo en aquel instante, muchos fallecieron después, por lo que el saldo final de víctimas no se estableció con precisión.
Los narcos, en semejante guerra en la que el Ejército y la Policía patrullaban las 24 horas y a cada instante se montaban estratégicos retenes, habían logrado traer la dinamita desde Ecuador, la entraron a Nariño y luego la pasaron por Medellín. El recorrido siguió y al llegar a Cundinamarca, la guardaron cerca de Bogotá. Allí se acondicionó en el bus con el cuidado previo de reforzar su chasis para soportar el peso de la carga”.