Existe la idea de que los cereales con gluten deben incorporarse a la alimentación complementaria de forma tardía. No hay evidencia al respecto, pero sí es recomendable ser precavidos.
Introducir el gluten en la alimentación complementaria es un proceso sobre el que hay polémica entre los pediatras y no existe un consenso absoluto. ¿Por qué es importante este tema? Algunos expertos piensan la introducción de forma incorrecta puede precipitar la enfermedad celiaca.
Existe la idea de que incorporar el gluten demasiado pronto o en forma muy tardía puede traer como consecuencia la celiaquía y, además, favorecer la aparición de diabetes mellitus. No hay mayor evidencia al respecto. Sobre este tema hablaremos a continuación.
La alimentación complementaria y el gluten
Recordemos que el gluten es un complejo de proteínas que se encuentra en el trigo, el centeno, la cebada y la avena. Muchos alimentos de consumo habitual contienen esos ingredientes.
La alergia y la reacción crónica al gluten se conoce como enfermedad celiaca. Esta lleva a que el intestino no logre absorber los nutrientes de una manera adecuada. Se estima que 1 de cada 1000 niños padecen la enfermedad.
Son escasas las evidencias respecto los efectos de introducir a destiempo el gluten en la alimentación complementaria. Algunos pediatras sostienen que lo más indicado es incorporar los cereales con gluten en edades específicas, mientras que otros no le dan importancia a este aspecto.
Lo cierto es que un estudio llevado a cabo en 2014 y publicado en The New England Journal of Medicine no encontró ningún vínculo entre la edad a la que se introduce la proteína y el desarrollo de enfermedad celiaca o intolerancia al gluten.
¿Cuándo introducir el gluten?
Digamos primero que lo recomendable es que la alimentación complementaria solo se introduzca después de los 6 meses de edad. A partir de entonces, la opinión más extendida es que el bebé tolera bien la introducción de todos los cereales.
Sin embargo, la mayoría de los expertos coinciden en que es mejor introducir primero los cereales sin gluten y luego estos últimos. En todo caso, sería más provechoso y tendría menos riesgos si se lleva a cabo antes de los 7 meses.
De otro lado, existen evidencias de que los niños alimentados con leche materna tienen menor riesgo de desarrollar enfermedad celiaca. En 2022 se publicó una investigación en la que esto se corrobora. Este efecto es todavía más ostensible en los niños que continúan tomando leche de la madre después de iniciar la alimentación complementaria.
Todo indica que la leche materna protege contra las infecciones intestinales y, en la práctica, limita las cantidades reales de gluten que recibe el bebé. Así mismo, tiene un efecto inmunomodulador.
¿Cómo integrar el gluten a la alimentación complementaria?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda alimentar a los bebés con leche materna, de manera exclusiva, hasta los 6 meses. Así mismo, prolongar la lactancia hasta los 2 años. Esto parece tener un efecto protector que no es nada despreciable.
Ahora bien, la opinión generalizada es que lo indicado es introducir primero los cereales sin gluten y, unos días después, aquellos que tienen este compuesto. De todos modos, hay que hacerlo de manera paulatina y siempre antes de las 4 de la tarde. Esto permitirá observar si en la noche se presenta alguna reacción.
Cada nuevo alimento se debería incorporar en un intervalo de 3 a 5 días. De este modo, se puede apreciar e identificar cualquier anomalía en la digestión del bebé. Si hay una reacción indeseable, hay que suspender ese alimento.
Lo usual es que en un comienzo se le dé al bebé el cereal con gluten en forma de papilla, bien sea preparada en casa o de farmacia. Entre más natural sea el alimento, mucho mejor. Se puede comenzar con arroz cocido y luego seguir con copos de avena, pasta, sémola o galletas.
Consejos respecto al gluten y la alimentación complementaria
Al igual que en los adultos, es mucho más recomendable el consumo de cereales integrales, tengan gluten o no. Estos aportan nutrientes, como ácido fólico, magnesio y zinc. Cuando se refinan, tales nutrientes reducen su presencia.
Los cereales integrales disminuyen el riesgo de presentar estreñimiento, ya que tienen más fibra. Así mismo, tienen un índice glucémico más bajo y esto reduce el riesgo de diabetes tipo 2.
Sin tomar en cuenta si se trata de un cereal refinado o integral, lo cierto es que, si se observa alguna reacción adversa en el bebé, lo indicado es dejar de darle ese alimento. No hay que esperar a que tal reacción sea extrema.
Consulta al pediatra si tienes dudas
Lo habitual es que la enfermedad celiaca aparezca en personas con una predisposición genética a ella y que se manifieste después de un buen tiempo consumiendo gluten. Por lo tanto, no solo se debe observar la primera reacción del bebé, sino la forma en la que responde a lo largo del tiempo.
Si hay sospecha de que existe enfermedad celiaca o intolerancia al gluten, lo más indicado es visitar al médico. El diagnóstico no se hace en casa, sino que es necesario realizar algunas pruebas confirmatorias y darle un manejo correcto.
Fuente: Mejor Con Salud