\n
<\/p> \n
– Si no me soluciona el problema. \u00a1Lo mato! <\/p> \n
Lo dijo desde la puerta, que estaba abierta. La oficina, ubicada en la calle 35 con carrera 14 de Bucaramanga, ten\u00eda adem\u00e1s una peque\u00f1a reja cerrada, por lo que Antonio no pudo ingresar. Juan Bautista Bustos Rivera se encontraba al fondo. Confesar\u00eda despu\u00e9s que se asust\u00f3. Y mucho. Pero era su labor y en ese caso el temor estorbaba su misi\u00f3n. Pens\u00f3 despacio. Tom\u00f3 aire. Se levant\u00f3 de la silla, camino a la puerta y busc\u00f3 al sujeto amenazante de pie en la entrada. <\/p> \n
Juan Bautista dir\u00eda despu\u00e9s que trat\u00f3 de no abrir la reja. Sofocado por el \u00edmpetu de la amenaza y, en especial, temeroso de una bolsa que parec\u00eda contener un arma. <\/p> \n
Antonio en cambio hab\u00eda salido esa ma\u00f1ana de su casa perseguido por la rabia, acumulada por m\u00e1s de tres semanas de escuchar, cada vez que pasaba por la vivienda de su vecino, insultos, risas y silbidos. Busc\u00f3 ayuda semanas atr\u00e1s, sin obtener respuesta. Fue al CAI del barrio. Lleg\u00f3 despu\u00e9s a la Inspecci\u00f3n de la Polic\u00eda de la comuna. Recorri\u00f3 oficinas en la Alcald\u00eda de Bucaramanga. Nadie lo escuch\u00f3. Por eso, ese d\u00eda, decidi\u00f3 conseguir una escopeta hechiza, con la intenci\u00f3n de llenar, literalmente, de plomo la casa desde donde lo insultaban cada vez que pasaba. <\/p> \n
Todo comenz\u00f3 un mes atr\u00e1s cuando se mud\u00f3 a este barrio, ubicado al oriente de Bucaramanga, proveniente de \u2018Ciudad Norte\u2019. En medio del trasteo uno de los parales de su cama impact\u00f3, sin querer, la fachada de una vivienda a pocos metros de la suya. A pesar de que el golpe no fue tan fuerte, lo que desconcert\u00f3 a Antonio fue lo que escuch\u00f3 del fondo de la casa. <\/p> \n
– \u00a1Viejo pirobo! \u00a1Viejo pirobo! \u00a1Viejo pirobo! <\/p> \n
Luego hubo risas y unos silbidos. A Antonio se le hizo extra\u00f1o el insulto, pero lo dej\u00f3 pasar. D\u00edas despu\u00e9s, una tarde, al regresar de la tienda con comida, tropez\u00f3 con uno de los escalones de la v\u00eda de acceso peatonal, con tan mala suerte que termin\u00f3 de cabeza en un matorral, junto a la casa del vecino de donde provinieron los primeros insultos. <\/p> \n
Gaseosa, huevos y pan terminaron en el piso, al tiempo que desde el fondo de la vivienda se volvi\u00f3 a escuchar, con el mismo tono de intensidad. <\/p> \n
– \u00a1Viejo pirobo! \u00a1Viejo pirobo! \u00a1Viejo pirobo! <\/p> \n
Los d\u00edas pasaron y la historia se repet\u00eda cada vez con m\u00e1s frecuencia. Hasta que no lo soport\u00f3 y busc\u00f3 confrontarlo. Pero nadie le abri\u00f3 la puerta, pese a que fue insistente. Antonio ten\u00eda motivos para sentirse defraudado. Su ir\u00e1 crec\u00eda en la medida que cada vez que pasaba por el lugar escuchaba: – \u00a1Viejo pirobo! \u00a1Viejo pirobo! \u00a1Viejo pirobo!
Antonio pens\u00f3 que si lo reportaba al CAI el problema se solucionar\u00eda. No pod\u00eda estar m\u00e1s equivocado. <\/p> \n
– Quiero denunciar a mi vecino. Cada vez que paso por su casa me insulta. <\/p> \n
– \u00bfC\u00f3mo que lo insulta?, respondi\u00f3 el patrullero de turno. <\/p> \n
– S\u00ed. Me ve pasar y me grita desde adentro viejo pirobo. <\/p> \n
– \u00bfC\u00f3mo se llama su vecino? \u00bfLo puede identificar? <\/p> \n
– No s\u00e9. Nunca lo he visto. <\/p> \n
– \u00bfC\u00f3mo as\u00ed? <\/p> \n
– Solo lo escucho insultarme. <\/p> \n
– Si quiere que nosotros hagamos algo debe denunciar a alguien. Con nombre y apellido. Necesito una identificaci\u00f3n. <\/p> \n
– Le digo que no la tengo <\/p> \n
– Mire. Tiene que traer una denuncia contra alguien. \u00bfA qui\u00e9n vamos a citar? No le podemos recibir esa denuncia… <\/p> \n
Esta conversaci\u00f3n se repiti\u00f3 en la Inspecci\u00f3n de Polic\u00eda y la Alcald\u00eda de Bucaramanga. <\/p> \n
Antonio no aguant\u00f3 m\u00e1s. Se mord\u00eda el alma de la ira endiablada que crec\u00eda. Decidi\u00f3 hacerse respetar por la fuerza. El palpito de una tragedia se empez\u00f3 a gestar cuando pregunt\u00f3 por una escopeta hechiza en uno de esos lugares ilegales donde alquilan armas, que las autoridades desmienten que existen, pero el hampa siempre conoce. <\/p> \n
Por eso d\u00edas, Antonio se encontr\u00f3 con un viejo amigo, a quien le cont\u00f3 lo que le ocurr\u00eda y revel\u00f3 sus intenciones. Su conocido le habl\u00f3 de un centro de conciliaci\u00f3n en equidad. Era su \u00faltima opci\u00f3n. Decidi\u00f3 ir hasta all\u00e1 perseguido por el alboroto que le causaban los insultos dando vueltas en su cabeza. Antonio lleg\u00f3 a la reja con los ojos de ira. Juan Bautista Bustos Rivera estaba al fondo, cuando escuch\u00f3: – Si no me soluciona el problema. \u00a1Lo mato! <\/p> \n
– D\u00edgame <\/p> \n
– Tranquilo, no es con usted. <\/p> \n
Juan Bautista Bustos Rivera escuch\u00f3 con atenci\u00f3n a Antonio. Este hombre posee un talento casi m\u00e1gico para o\u00edr con detalle a las personas y encontrar soluciones, por eso lleva m\u00e1s de 25 a\u00f1os ayudando a resolver conflictos de la comunidad. <\/p> \n
– Le voy a hacer un citatorio a su vecino. Sin nombre. <\/p> \n
Antonio deb\u00eda llevar ese documento al CAI del barrio, pero con instrucciones de entreg\u00e1rselo al comandante del cuadrante, no al patrullero que lo atendi\u00f3 la primera vez. En ese documento estaba una citaci\u00f3n para dentro de tres d\u00edas. Efectivamente fueron hasta la casa. Identificaron al presunto agresor. <\/p> \n
El d\u00eda de la audiencia lleg\u00f3. Antonio y Jaime, su vecino, por fin se encontraron. Juan Bautista expuso los hechos hasta que le preguntaron a Jaime la raz\u00f3n de los insultos contra su vecino. <\/p> \n
– \u00a1No se\u00f1or! Yo estoy muy viejo para esto. Yo vivo solo en esa casa. No le abro a nadie porque una vez abr\u00ed y unos ladrones me empujaron y se llevaron el televisor, la plancha y la licuadora, todo. Ese barrio es muy peligroso. Yo si vi que el se\u00f1or tocaba, pero no le abr\u00ed pensando que me iba a robar. No lo conozco en el barrio. Le abr\u00ed a la Polic\u00eda porque es la autoridad… <\/p> \n
– Pero usted me insulta. \u00bfQu\u00e9 es lo que tiene conmigo? <\/p> \n
– C\u00f3mo se le ocurre. Yo vivo solo con un perro y con un loro. Ese animal se la pasa en un palo de guayabo del patio de la casa. El loro es el que silba, se r\u00ede y dice groser\u00edas. A eso se acostumbr\u00f3. \u00bfLes traigo el loro para que lo escuchen? Se los traigo y comprueban… <\/p> \n
Juan Bautista recuerda que Antonio qued\u00f3 satisfecho, que incluso se devolvieron juntos en el mismo bus para el barrio y ahora, no son los mejores amigos, pero se saludan con cordialidad como buenos vecinos. <\/p> \n
El conciliador en equidad es una figura reconocida por el Ministerio de Justicia para la resoluci\u00f3n alternativa de conflictos. A ellos se puede acudir cualquier ciudadano. El conciliador en equidad no decide la soluci\u00f3n del problema, act\u00faa de manera independiente y neutral motivando a las partes para que lo solucionen ellas mismas su problema, con base en los sentidos de igualdad, justicia y beneficio com\u00fan. Su trabajo es gratuito. El \u00e1rea metropolitana de Bucaramanga cuenta con cerca de 12 conciliadores de equidad, cuya forma de localizarlos generalmente es por medio de las juntas comunales. <\/p> \n
Flor Mar\u00eda Rojo P\u00e9rez, conciliadora en equidad de Gir\u00f3n, asegura que en la regi\u00f3n el motivo principal de conflicto son las disputas por arriendos y pago de deudas.
La mujer agrega adem\u00e1s que hace falta apoyo para dar a conocer el trabajo de los conciliadores en equidad. \u201cSi se diera a conocer esta figura, hasta muchos feminicidios se podr\u00edan evitar\u201d. <\/p> \n
Seg\u00fan una encuesta de percepci\u00f3n ciudadana del programa \u2018Bucaramanga C\u00f3mo Vamos\u2019, el 48% de los encuestado dijo no conocer la conciliaci\u00f3n en equidad, 25% tiene una imagen desfavorable y 27% posee un buen concepto de esta forma de resolver conflictos. <\/p> \n
EL CASO DEL B\u00d3XER<\/b> <\/p> \n
Uno de los casos que m\u00e1s se recuerda en el Norte de Bucaramanga es la resoluci\u00f3n de conflictos ocurri\u00f3 en la Casa de Justicia de ese sector y que tuvo como protagonista a un perro de raza b\u00f3xer. <\/p> \n
La historia comienza cuando una ma\u00f1ana se enfrentaron dos hombres. Resulta que el animal sali\u00f3 de la casa de sus originales due\u00f1os y fue a parar a una vivienda del sector. <\/p> \n
Ellos lo cuidaron por un tiempo hasta que los antiguos propietarios lo descubrieron. Hubo insultos y amenazas hasta que un buen d\u00eda, gracias a la intervenci\u00f3n de l\u00edderes de la comunidad, terminaron en una audiencia de conciliaci\u00f3n. Tras varios minutos de charla no se encontraba una soluci\u00f3n y cada parte reclamaba la propiedad del animal. <\/p> \n
Finalmente se encontr\u00f3 una soluci\u00f3n salom\u00f3nica. Ubicaron al perro en un centro de una habitaci\u00f3n. En dos extremos estaban las familias en conflicto. El perro definir\u00eda qui\u00e9nes eran sus leg\u00edtimos due\u00f1os. Le dieron exactamente ocho vueltas para marearlo y luego cada cual empez\u00f3 a llamarlo por el nombre por el que lo conoc\u00eda. <\/p> \n
El acuerdo de conciliaci\u00f3n consist\u00eda que para donde se fuera el perro se quedaba en esa casa. Ya no val\u00edan los argumentos de las partes. Esta era una decisi\u00f3n del animal y se respetar\u00eda. Al final, el b\u00f3xer apareci\u00f3 lamiendo los primeros due\u00f1os, mientras que la otra familia sali\u00f3 del recinto decepcionada. Uno de los hombres perdedores dijo al marcharse: <\/p> \n
– Ese hp perro era de ellos, es que yo les quer\u00eda joder la vida… <\/p> \n
JUAN CARLOS GUTI\u00c9RREZ TIBAMOSO
VANGUARDIA<\/b> <\/p> \n<\/div>\n
Fuente: Portafolio<\/a> <\/p> \n<\/div>","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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