El Banco Central Europeo (BCE) se reúne el jueves, presionado por una inflación elevada que corre el riesgo de dispararse si el conflicto ruso-ucraniano desemboca en una guerra, pero los expertos consideran que no subirá por el momento las tasas de interés.
Los precios en la zona euro, integrada por 19 de los 27 países de la Unión Europea (UE), aumentaron 5% en 2021, un récord en 25 años, impulsados por las tarifas de la energía (+26%) y la escasez de productos y materias primas.
Es más del doble de la meta inflacionaria del bloque monetario, de 2%.
Sin embargo, según la mayoría de los expertos, los gobernadores del BCE deberían abstenerse de abrir el camino a un aumento de su tasa básica, actualmente en su mínimo histórico de 0%.
Un aumento, alegan esos economistas, no ayudaría actualmente a controlar por completo la inflación y ralentizaría la actividad económica en momentos en que esta se repone del impacto de la pandemia.
Mantener el statu quo, sin señalar un cambio, contrastaría con la postura de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), que acaba de anunciar un próximo aumento de las tasas.
Inflación
“El principal reto del BCE será la comunicación, evitando dar la impresión de que su paciencia [con la inflación] se transformó en pánico”, declaró Carsten Brzeski, economista del banco ING.
La institución tendrá que “ratificar su posición más firme respecto a la inflación, manteniendo a distancia cualquier especulación sobre subidas prematuras de las tasas”, subrayó.
El BCE no quiere repetir el error histórico de 2011, cuando elevó las tasas frente a un repunte de los precios de la energía, intensificando así la crisis de la deuda pública en la Eurozona.
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“La inflación en la zona del euro está impulsada en gran medida por la falta de oferta y no por una demanda excesiva o una economía en recalentamiento”, explicó a la AFP Elga Bartsch, jefe economista de BlackRock.
En otras palabras, apretar las clavijas monetarias “no serviría de mucho para acelerar los envíos de contenedores de Asia hacia Europa o para reducir los precios de la energía”, abundó Brzeski.
Ucrania
Sin embargo, el BCE encara varios frentes de riesgo inflacionario.
Uno de los principales es el de una eventual invasión de Ucrania por tropas rusas, que pondría por los cielos los precios de la energía, dado que Rusia es el principal proveedor de gas de la Unión Europea y el fluido pasa, en parte, por Ucrania.
El nuevo gasoducto ruso-alemán Nord Stream II podría además no entrar nunca en servicio en caso de conflicto armado.
Otro frente es el de la creciente indignación de la población de los países europeos por la pérdida de poder adquisitivo. El tema ocupa el primer plano de la campaña de las elecciones presidenciales francesas de abril próximo.
Los precios subirían “si las demandas salariales aumentasen y la evolución de los salarios volviese a ser el principal factor inflacionario”, analizó Edgar Walk, economista de Metzler Asset Management.
En Alemania, algunos medios de comunicación preconizan un aumento de las tasas y atacan al BCE y a su presidenta, Christine Lagarde, apodada “Señora Inflación”, que “empobrece a los ahorradores y a los jubilados”.
En Italia, en cambio, existen temores de “aumentos sustanciales de las tasas (…), que acentuarían la presión sobre este país muy endeudado”, según el diario italiano Il Sole 24 Ore.
Fuente: El Nuevo Siglo