Con el medio ambiente como una línea transversal a sus propuestas, la activista Francia Márquez decidió apostar por la Presidencia de la República. La lideresa, precandidata por la coalición Pacto Histórico, plantea reemplazar las industrias extractivas tradicionales por otras como el turismo o la pesca, enfocándose en los empleos de los jóvenes y las mujeres.
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¿Cómo ve la situación económica del país y cuáles son los mayores retos?
Para mí la crisis no empieza por la pandemia, para mí la crisis está en un sistema económico que está agotando la vida del planeta. El impacto de la pandemia solo es un síntoma de un problema que ya estaba. De alguna manera, la sobre explotación que hemos hecho ha llevado a una crisis que ha tenido un impacto no solo en la economía del país, sino global, sobre todo en las condiciones de vida de la gente.
El presidente Duque va a hablar bonito en otros países de cómo creció la economía, pero paralelo a ello las inequidades y desigualdades se profundizaron, no sirve de nada tener mucho dinero si eso no satisface las necesidades básicas de la mayoría, el hambre o empobrecimiento y la falta de garantías básicas para vivir dignamente.
¿Cómo se podría fomentar el empleo en el país y reducir las cifras de pobreza?
Nuestra economía está basada en el extractivismo, y en los primeros renglones tenemos el petróleo y el carbón. Es necesario hacer un tránsito de esa economía hacia un nuevo sistema de producción agroecológica, eso significa recuperar la soberanía alimentaria para el país. Para fomentar el empleo, hay que ver las potencialidades que tenemos, como el turismo.
Hay que fomentar el turismo comunitario, fortalecer los territorios, no hemos sabido aprovechar ese potencial siendo el segundo país más biodiverso del mundo.
Además, nuestro país tiene todo para ser una de las fuentes de alimentos para el mundo, podemos fortalecer la soberanía alimentaria, y también aprovecharlo para un comercio internacional importante. Podemos también fortalecer la pesca, desde los saberes de los pescadores mezclándolo con la tecnología y fortalecer esa industria.
Tenemos dos océanos, inmensos ríos, pero no lo hemos aprovechado como una fuente primaria de condiciones de equidad. Eso pasa por la distribución de la tierra productiva, la reforma agraria es importante, pero planteamos una reforma agraria ecológica y feminista, necesitamos que la tierra se distribuya en las mujeres.
Cambiar el uso de la hoja de coca y del cannabis significa ciencia y tecnología para producir nuevas industrias
¿Cómo sería esa política?
Hay ya un paso, y este gobierno no ha avanzado en ello, que es el Acuerdo de Paz, que estableció la distribución de 2 millones de hectáreas de tierra productiva. Para mí, la verdadera transformación está en distribuir ese territorio en las mujeres, creo que cerraría brechas y desigualdades. Somos las mujeres campesinas las que más sufrimos, eso tiene que ver con el acceso a agua potable, salud y condiciones de dignidad. Un sistema agroecológico y de seguridad agropecuaria implica una mirada al campo, con infraestructura, y redireccionando los subsidios que hay en el agro para grandes industrias, como la caña, a pequeñas industrias de pancoger.
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Si fortalecemos las economías locales se pueden abaratar los costos de transporte y puede ser más rentable la producción. Ahí está nuestro potencial para vendernos como una potencia para el mundo.
¿En qué otros sectores de la economía se enfocaría?
No podemos fortalecer la economía si no resolvemos otros problemas primero, como el conflicto armado. Resolver esto es quitar recursos en la guerra y destinarlos a otras economías, y enfocarnos en los jóvenes y las mujeres. Pero esto implica el cumplimiento de los acuerdos ya pactados entre las Farc y el Estado, establecer mesas de diálogo con otros actores armados, y resolver el problema de las drogas.
Planteamos la legalización de las drogas, se ha avanzado en la regularización del cannabis, pero hay un monopolio con las licencias. Creo que cambiar el uso de la hoja de coca y del cannabis significa ciencia, investigación y tecnología para producir nuevas industrias, textiles derivados de esos productos, industria farmacéutica y de alimentos. Eso implica también la atención del consumo problemático de sustancias psicoactivas, hay que establecer una prohibición clara a menores de edad y reconocer la dosis personal.
¿Cómo se podría impulsar el desarrollo en las regiones?
Teniendo en cuenta los saberes y las diversidades en cada región, eso implica hacer un diagnóstico de las potencialidades, las dificultades y oportunidades de cada región, creo que eso nos permitiría tener un gobierno descentralizado. Hemos visto mandatos populares: en el Caribe hay interés por fortalecer la pesca, por ejemplo.
¿Cómo ve la posibilidad de otra reforma tributaria?
Sin duda este país necesita una nueva reforma tributaria, pero no una reforma como las que han hecho que los que menos tienen son los que más pagan, necesitamos una reforma donde el que más tenga, más aporte. También necesitamos revisar la justicia tributaria en el redireccionamiento de los recusos, porque los que menos tenemos terminamos pagando, pero eso no se ve reflejado en el bienestar, en educación o garantías de acceso a salud. No se ve en el bienestar para cumplir los fines esenciales del Estado.
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Para mí, una reforma tributaria tiene que cumplir por un lado enfocarse en que quien obtenga más ingresos aporte de manera solidaria, y hay que disminuir las exenciones tributarias, hay muchos sectores que se han visto favorecidos por tratamientos especiales, y a la larga terminan devengando menos impuestos.
LAURA LUCÍA BECERRA
Fuente: Portafolio