Uno de esos comentarios que la gran mayoría de las personas dan por hecho, porque sí y ya, es que ser lindo, atractivo, abre más puertas en diferentes planos de la vida que ser feo.
Partiendo de esa afirmación, las investigadoras Satoshi Kanazawa, de la London School of Economics and Political Science, y Mary Still, de la Universidad de Massachusetts, en Boston, plantearon la siguiente hipótesis y buscarán demostrarla o desmentirla: “¿Existe realmente una bonificación a la belleza y una penalidad a la fealdad sobre las ganancias?”.
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LA INVESTIGACIÓN
Durante los últimos años, los investigadoras se dedicaron a su trabajo dando por hecho que los empleados feos son discriminados y reciben un pago menor en sus trabajos, pues las empresas preferirían tener individuos guapos en sus equipos.
Las personas ‘más agraciadas’, se plantearon, generarían mejores opiniones y, gracias a ello, se cree que se les abren buenas puertas en el ámbito laboral.
“Sería difícil explicar por qué se cree que los jefes, compañeros y clientes discriminan a los trabajadores poco atractivos”, se lee en el documento de la investigación.
Y, para sorpresa de muchos, la investigación arrojó que las ‘menos agraciadas’, los feos, tienen más probabilidades de ser ricos y tener mejores ingresos.
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LOS HALLAZGOS
Los expertos analizaron los datos de Add Health, un estudio publicado con anterioridad que entrevistó a 20.000 jóvenes estadounidenses entre los 16 y 29 años, quienes también fueron categorizados por su atractivo físico.
Sin embargo, la belleza no ocupó el foco principal del análisis porque añadieron nuevas cualidades: salud (qué tan vigoroso y enérgico se es), inteligencia (las capacidades intelectuales para desarrollar un trabajo) y cinco rasgos de la personalidad (franqueza, conciencia, extraversión, amabilidad y neuroticismo).
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Con esto concluyeron que había “evidencia de que prima la fealdad”.
“Los encuestados más sanos, inteligentes, con más conciencia, rasgos de personalidad más extrovertidos y menos neuróticos ganan significativamente más que otros”, puntualizaron
Los hallazgos, según los autores, podrían aportar significativamente a la economía laboral.
“La discriminación, ya sea intencional o accidental, sobre la base de criterios arbitrarios que no tienen asociación estadística con la productividad del trabajador, disminuye la eficiencia y la productividad de las organizaciones a largo plazo”, sostuvieron.
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En conclusión, puede que alguien sea lindo físicamente hablando, pero sin salud, inteligencia y características extrovertidas no se logrará mucho.
Los resultados de este trabajo se dieron a conocer en la revista ‘Journal of Business and Psychology’.
EL TIEMPO
Fuente: Portafolio