Violinista en el tejado

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“Yo vengo a hablar de historia y no de películas de los americanos”, afirmación hecha por el Representante Cultural de la Embajada de Rusia en Colombia en una conferencia hace pocos años sobre la segunda guerra mundial. En la misma exaltaba el triunfo de Rusia sobre los llamados “aliados” y afirmaba que había sido contundente en las bajas que le habían causado a los enemigos, en incremento de la economía y en infraestructura. Pero lo mas importante había sido, según él funcionario ruso, el control y dominio total de 15 países mientras que los aliados apenas habían podido salvar medio Berlín.

Durante la conferencia el diplomático habló del “imperio ruso”, sosteniendo que casos como el de Chechenia (que se había levantado en contra de Moscu) no se podía volver a repetir. También afirmaba que la historia unía a muchos países de Europa y Asia y que Rusia estaba obligada a defender los territorios que habían sido parte del imperio lo que haría que en pocos años volvería ser tan grande como la URSS. Uno de los ejemplos fue Polonia y afirmó que el que agrediera a Polonia tendría problemas con Rusia.

La geopolítica mundial sigue siendo un ajedrez donde se sacrifican peones, se arriesgan alfiles y se mueven caballos dando paso a un ganador y un perdedor. ¡Lo estamos viviendo! Aunque nuestros países no estén en la contienda y crean que son meramente observadores en la realidad son también fichas del tablero. Para el ejemplo están en este hemisferio esta Cuba y recientemente Venezuela, lo que nos reafirma que el valor de los intereses políticos y económicos son mayores al valor de la vida aunque siempre tengan un discurso que justifica las acciones violentas.

Cualquier parecido con la famosa película del “Violinista En El Tejado” no es coincidencia. En Anatevka, un pueblo imaginario de Ucrania en los albores del siglo XX y en el reinado de Nicolás II, una familia judía con una vida tranquila y con una forma de vida establecida empieza sufrir por los programas antisemitas y terminan exterminados por la Revolución rusa.

En lo local ya hay preocupaciones para unos y oportunidades para otros por posible escasez de productos y encarecimiento de insumos. Los mercados se acomodaran a toda velocidad, y la capacidad de los empresarios de nuevo saldrá de forma sorprendente. Pensaría para mis adentros que ya las refinerías colombianas deben estar viendo la oportunidad de producir Urea para abonos para consumo interno. Ojalá a precios de país productor y en pesos lo que impactaría positivamente la agricultura y a la cadena al sector pecuario, porcino y avícola; así mismo abonos e hidrocarburos para exportar. Tampoco será extraño que Rusia castigue las exportaciones colombianas de aceites, bananos, frutas, azúcar y carnes por lo que hay que se apresurar las negociaciones con los mercados asiáticos y europeos.

Por lo pronto para el gobierno de Colombia, además de la prudencia y la inteligencia, se recomienda la vigilancia de fronteras; y para los ciudadanos se recomienda mantener el polo a tierra pues el futuro en lo local se jugará en las urnas. Aunque cada vez se enredan mas los egos de los candidatos, con lo que ocurre con la narcoguerrilla, los paros y lo que vemos en el panorama internacional se aclaran las ofertas de futuro de candidatos y partidos.

Fuente: La Republica