“Sí se puede una Valledupar próspera, segura, educada y justa”: Antonio Celia 

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El experto en temas de ciudad, reputado economista y académico, Antonio Celia Martínez-Aparicio, quien fue miembro activo del grupo gestor de las transformaciones que hoy muestran a Barranquilla como una de las ciudades del país con mayor desarrollo en los últimos años, dialogó con EL PILÓN sobre su visión de Valledupar.

Antonio Celia estuvo en esta capital y sostuvo un conversatorio con empresarios vallenatos en la Cámara de Comercio de Valledupar, allí hizo una exposición sobre la experiencia vivida en el proceso de transformación de Barranquilla.

Además de sus grandes conocimientos de ciudad y su interés particular por Valledupar, Antonio Celia es también un amante del folclor vallenato. Sus hijos y su esposa son oriundos de estas tierras.  

En diálogo con EL PILÓN, Antonio Celia expuso su visión sobre lo que necesita Valledupar.

¿Por qué le preocupa Valledupar?

Debo decir que me encuentro muy a gusto acá porque estoy casado con una mujer vallenata, mis hijos tienen sangre vallenata, tengo 40 años de estar viniendo a Valledupar, entonces tengo una preferencia especial, un cariño inmenso por esta tierra.

¿Qué motivó la realización de este conversatorio suyo en Valledupar?

Atendí la invitación de Luis Mendoza Sierra, Rodolfo Quintero Romero y la Cámara de Comercio de Valledupar para Conversar con un grupo de empresarios interesados en que el departamento del Cesar y Valledupar recobren un camino de prosperidad y bienestar y que los indicadores de estas poblaciones mejoren notablemente, entonces compartí con ellos la experiencia que yo tuve junto con un grupo de amigos y empresarios de la ciudad de Barranquilla.

¿Cómo fue esa experiencia del proceso desarrollado en Barranquilla?

Barranquilla pasó de la desesperanza a convertirse en una ciudad muy pujante, muy próspera, rescatando la vía del desarrollo, del bienestar social y sobre todo del orgullo. Fundamentalmente lo que hicimos fue construir sociedad civil y establecer como unos cimientos sólidos para que, junto con unos buenos gobiernos que nos han llegado, pudiéramos transformar la ciudad y eso se ha logrado en gran medida.

¿En ese proceso de construcción de sociedad civil, qué acciones concretas se desarrollaron en Barranquilla?

El proceso no es perfecto, hay cosas por mejorar, pero ha sido muy gratificante lo que se ha conseguido en Barranquilla. Lo primero que hicimos, bueno todo fue simultaneo realmente, fue entender que la educación es el instrumento más potente de equidad y movilidad social, entonces le apuntamos a la Universidad del Norte y se condujo a contribuir con tiempo y con recursos a esa universidad, entonces paralelo creamos un centro de pensamiento que se llama Fundesarrollo, también creamos Protransparencia, recuperamos la biblioteca piloto a través del edificio de la Aduana, Gustavo Bell, como parte de nuestro grupo, tomó la iniciativa de construir el Parque  Mutual del Caribe, fortalecimos un festival de jazz, rescatamos ‘La Cueva’ y organizamos el carnaval de las artes.

¿Cómo involucraron a toda la sociedad civil en ese proceso?

Para eso creamos Probarranquilla, para la promoción de la ciudad, trajimos el observatorio ‘Cómo Vamos’ que para mí es una de las herramientas más potentes para que los alcaldes rindan cuentas. Recientemente, a través de la Universidad del Norte, creamos un observatorio de delitos, el tema de la inseguridad es un asunto absolutamente grave que afecta a toda la gente y con este mismo grupo de amigos ahora fundamos un medio digital.

¿De cuántos años fue ese proceso?

 Eso nos tomó unos años, pero fue una construcción paciente y valiente porque en ese momento teníamos una crisis muy grande, producto de unos malos gobiernos sucesivos que dieron lugar a que la ciudad se quebrara y tuvo que recurrir a la Ley 550.

¿Cómo se financiaron todas esas iniciativas?

Uno de los elementos más importantes es la recuperación fiscal de la ciudad y yo lo ilustro con una cifra muy contundente, Barranquilla hace 14 años recaudaba 350 mil pesos año por habitante, hoy en día debe recaudar cerca de un millón 200 mil pesos año por habitante. El recaudo fiscal de los recursos propios del municipio de Barranquilla, como el predial e industria y comercio, se cuadruplicó y el presupuesto de Barranquilla pasó de 800 mil millones a casi cuatro billones de pesos, entonces ese torrente de recursos permitió hacer muchas cosas, obras de infraestructura, inversión en salud, educación, etcétera. Pero además eso tuvo un efecto multiplicador muy importante, porque cuando se hace la tarea fiscal bien hecha se atrae recursos del Gobierno Nacional.

¿Pero las megaobras no se financian con recursos propios, cómo hizo Barranquilla para financiar tantos macroproyectos?

Tres fuentes fundamentales: primero, esa transformación fiscal; segundo, valorización; y tercero, con recursos nacionales. 

Aterrizando en Valledupar. ¿Qué hacer para mejorar el tema fiscal de este municipio?

Lo que yo he sentido, y es un tema que estamos mirando con el equipo de trabajo que nos reunió Luis Mendoza, es la necesidad de identificar cómo se puede mejorar el tema fiscal, porque en Valledupar van a tener un problema y es que cuando los municipios y departamentos reciben recursos por regalías tienden a entrar en lo que se llama pereza fiscal, abandonan los recaudos de los tributos y ahí hay un tema serio para pensarlo bien.

¿Además del tema fiscal, cómo se iniciaría un proceso de transformación de Valledupar?

Debemos hacer lo que se hizo en Barranquilla, primero elegir buenos gobiernos locales, que son aquellos que entregan adecuadamente bienes públicos, que trabajan los temas que son más determinantes en el bienestar de una sociedad como educación, salud, empleo, seguridad e infraestructura adecuada. 

¿Es suficiente un buen gobierno para resolver los problemas de Valledupar?

Se necesita de un buen gobierno con una fiscalidad incrementada, junto con un grupo de empresarios muy pero muy comprometidos con la ciudad, es decir, que aporten tiempo, que pregunten, que exijan y que pongan dinero para ciertas iniciativas, más una sociedad civil empoderada, eso es fundamental. Nosotros solemos ser muy conformistas y la gente llega un momento en que se desespera porque no le resuelven sus problemas. 

En ese sentido. ¿Necesita Valledupar de la aplicación de la estrategia Cómo Vamos?

El ‘Cómo Vamos’ es un instrumento objetivo que tiene, por un lado, encuestas, la gente no miente, son las respuestas de las personas, y por otro lado tiene indicadores, de manera que un ciudadano puede cuestionar al alcalde si va bien o va mal, no porque lo escuchó de alguien, sino que lo puede demostrar con este instrumento, entonces ya ahí la discusión se vuelve civilizada, sobre hechos, datos y evidencias empíricas. Esa combinación de factores, que no son nada fácil de lograrlos, si producen buenos resultados como los que nosotros hemos visto en Barranquilla. 

¿En ese contexto, se podría decir que un buen gobierno es sinónimo de buen alcalde?

Un buen alcalde es aquel que hace un buen gobierno, el alcalde es un medio, es un instrumento para gobernar adecuadamente. Un buen gobierno es aquel que da todo lo que promete en campaña, es el que responde a lo que quiere la gente, empleo digno, educación pertinente, salud eficiente, seguridad permanente, entre otros. Nosotros sabemos qué hay que hacer, sabemos qué funciona en educación, que hay qué hacer en salud, el tema es cómo lo hacemos y por qué no lo hacemos.

Teniendo en cuenta la idiosincrasia de Valledupar, su cultura, su clase política y su situación económica. ¿Sí hay condiciones aquí para adelantar un proceso similar al de Barranquilla?

Sí, sin duda alguna, yo refería que hace muchos años, como tengo tanto tiempo viniendo a esta ciudad, Valledupar era el ejemplo de buen gobierno en la Costa Caribe, sorpresa Caribe, era una ciudad arborizada, tranquila, los indicadores sociales y económicos de Valledupar daban envidia, entonces nosotros en aquella época en Barranquilla estábamos padeciendo toda suerte de males, producto de muchas cosas, del modelo económico cerrado que afectó los litorales, y los malos gobiernos. Nosotros añorábamos lo que estaba sucediendo en Valledupar, por supuesto que se puede, lo que se necesita es activar una serie de botones y palancas, voluntad política es lo primero, pero si no hay voluntad política entonces se recurre a la voluntad política inducida, me refiero a que la sociedad civil se empodere y obligue a un alcalde a hacer lo que realmente se necesita, recurriendo a los medios de comunicación hasta que se resuelvan los problemas.

¿En esa tarea, qué aportaría cada sector en lo académico, público, empresarial y sociedad civil en general?

Ustedes tienen una ventaja grande y es que cuentan con un documento elaborado por el Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales, Cesore, que es realmente muy bueno, todos los gobernantes y los candidatos a la Presidencia de la República deberían conocer ese documento, si no se lo quieren leer todo, que le hagan un resumen. Ahí están todas las claves de lo que puede funcionar y a partir de ahí se puede construir, porque están los diagnósticos de todos los renglones económicos existentes en la región.

“El alcalde debe sentarse con los empresarios y sociedad civil”.

A manera de resumen. ¿Cómo se iniciaría el proceso en Valledupar y cuáles serían las primeras acciones?

Varios puntos: juiciosos a estudiar el documento del Cesore, fortalecer los comités de sociedades civiles, la vocería de la Cámara de Comercio y una vocería permanente y potente del Comité Intergremial, que hable con independencia, que diga, que pregunte; optimizar el tema fiscal, implementación de los ‘Cómo Vamos’, acciones para mejorar la educación pública y planes de choque para el desempleo. El alcalde debe sentarse con los empresarios y sociedad civil. Los retos son inmensos.

POR OSCAR MARTÍNEZ ORTIZ/EL PILÓN

Fuente: El Pilon