Falta de privacidad y fraude, riesgos de monedas digitales

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Con el anuncio esta semana de que Estados Unidos se sumerge al mundo de las monedas digitales con la versión virtual del dólar, el debate sobre el surgimiento, la adopción y los desafíos de estas divisas electrónicas vuelve a la palestra de la opinión pública al tratarse del caso de la economía que domina en el planeta.

(Se acercan las monedas digitales de bancos centrales: ¿qué son?).

Este es un debate al que el mundo se está adentrando toda vez que confluyen factores como el surgimiento de las criptomonedas, la apuesta por políticas sostenibles de no emisión de papel moneda o vías para complementar el uso de la moneda física.

En febrero pasado, el Fondo Monetario Internacional daba luces sobre cómo está el avance de divisas digitales emitidas por bancos centrales (CBCD, en inglés) y apuntaba a que más de 100 países en todo el globo ya están haciendo investigaciones, entre esos, países africanos, de Asia y Oceanía y grandes bloques continentales, tales como la Unión Europea.

(Colombia busca ser referente en nuevas tecnologías en la región).

Mientras, en otros territorios como Bahamas y otras islas del Caribe, ya están en curso, al tiempo que en otros, como Suecia, China o India, los pilotos avanzan con buenas señales.
“Hemos ido más allá de las discusiones conceptuales de las CBDC y ahora estamos en la fase de experimentación. Los bancos centrales se están arremangando y familiarizándose con los bits y bytes del dinero digital”, apuntó la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.

¿QUÉ SON LAS CBDC?

Como se señaló anteriormente, las CBDC son monedas digitales emitidas por los bancos centrales, por lo que detrás de ellas está el respaldo de un Estado o un bloque continental, como puede ser en este caso un hipotético euro digital.

Según Alejandro Neut, economista líder del BBVA Research en Madrid, sostiene que el dinero digital no es algo nuevo, ya que tanto los depósitos en los bancos, como las reservas del sistema bancario trabajan de esta forma, lo que no existía antes era “un equivalente digital al dinero real”, es decir, “un archivo digital con el respaldo de la autoridad monetaria pero de uso universal y anónimo”.

Las monedas digitales se diferencian de las criptomonedas en el que el valor de las segundas lo determina el mercado, mientras las otras están ancladas al valor de una moneda de curso legal, como el dólar arena de Bahamas (digital), sujeto al valor del dólar bahameño.

¿CÓMO VA LA APUESTA DE LOS PAÍSES?

De acuerdo con un reporte del Banco de Pagos Internacionales (BIS, en inglés), el 85% de los bancos centrales del mundo están interesados en desarrollar una CBDC y, a julio de 2021, 56 bancos estatales ya han manifestado públicamente su interés en desarrollar pilotos al respecto.

Aunque muchos países prosiguen en sus investigaciones y planes pilotos, solo un puñado realmente lo tiene en curso en la actualidad.

Nigeria, en 2021, se convirtió en la primera nación africana con una moneda digital, la eNaira y por ahora el Gobierno rastrea todas las operaciones.

China, por su parte, se convirtió en la primera de las potencias mundiales en desarrollar un proyecto de moneda digital, el yuan, el e-CNY y la liberó para el desarrollo de los recientes Juegos Olímpicos de Invierno.

Mientras, el Banco Central Europeo señaló en 2021 la investigación y desarrollo de un euro digital.

LOS PROS Y LOS CONTRAS

Felipe Campos, director de Investigaciones de Alianza Valores y Fiduciaria, comentó que entre los posibles riesgos a futuro están unas “mayores vulnerabilidades tecnológicas”, ya que “mientras más personas hay, más cargado está el sistema y, por ende, más riesgo hay de un robo masivo, por ejemplo”.

Asimismo, para el economista, otro de los posibles riesgos con la implementación de las monedas digitales será el “riesgo excesivo del control de los gobiernos”.
“Los gobiernos van a saber eventualmente temas de impuestos, temas de control de los ingresos y de eficiencia tributaria”, dijo.

Theodore Kahn, analista senior de Control Risk, señaló que existe un riesgo importante en cuanto a la trazabilidad de las transacciones por medio del futuro dólar digital.
“Esto puede implicar mayores dificultades para controlar el lavado de activo (que frecuentemente involucra una serie de transacciones transfronterizas), y para mantener sanciones económicas contra entidades e individuos”, dijo.

Para Diego Camacho, economista senior internacional de Credicorp Capital, sostiene que habrá un riesgo para los bancos centrales de “proliferación de monedas digitales que no estén bajo su dominio”, ya que las personas estarán mayormente interesadas en aquellas que le generen más beneficios en tasa de cambio.

ROBERTO CASAS LUGO
PORTAFOLIO

Fuente: Portafolio