Ucrania-Rusia, un conflicto de escala histórica

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Las olas de detonaciones, disparos y caos que por estos días envuelven a Ucrania, luego de la invasión de Rusia, tienen, sobre el papel, una “ambición” histórica, más allá de los deseos de un gobernante como Vladímir Putin.

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Es vital recordar que para inicios de la semana que acaba, el mandatario ruso reconoció la independencia las provincias separatistas prorrusas del este de Ucrania, Donetsk y Lugansk, las cuales están en constante enfrentamiento con el ejército de Kiev, luego de la guerra civil desatada en 2014, episodio más reciente de esta confrontación.

Tras el reconocimiento, las provincias prorrusas pidieron ayuda militar a Rusia para “contrarrestar” a Ucrania, algo a lo que Putin accedió, y por ello comenzó el bombardeo.
Este accionar del mandatario se vio motivado en sus declaraciones de “proteger a los ciudadanos rusos” de esas zonas, un sentimiento nacionalista que va mucho más allá de una mera concepción.

En las elecciones de 2010, en donde ganó Viktor Yanukovych, el país quedó dividido entre este y oeste, siendo el este partidario de Yulia Tymoshenko y de su acercamiento a Occidente, mientras el lado este, donde se desarrolla el actual conflicto, fue partidario del expresidente prorruso.

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Mario Aller, docente de relaciones internacionales de la Universidad Javeriana, explica que con el reconocimiento de estas provincias, “Putin busca cumplir con la legalidad rusa según él la interpreta”.

En este sentido, “la actual Constitución rusa dice en su art. 61 ‘La Federación Rusa garantizará a sus ciudadanos la protección y el patrocinio en el extranjero’. La pregunta entonces es: ¿Quién es un ciudadano ruso?”.

Los conceptos de la ciudadanía rusa han variado a la par de la sucesión y evolución del territorio a lo largo de los años. “Con la caída de la Unión Soviética se regresa al término “ruso”. El paso de algo que era tradicionalmente multinacional a una conceptualización de Estado-nación al estilo occidental fue problemático en este aspecto”, mencionó el catedrático.

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En 1991 existía una norma que, a grosso modo, según Aller, establecía que “todo antiguo nacional de la URSS que no había renunciado explícitamente a su nacionalidad rusa, es nacional ruso por nacimiento, así tenga la nacionalidad de otro es Estado soviético”. Posteriormente, con la entrada en el poder de Vladímir Putin esta regla “se moderó”.
Así, ante la ambigüedad, Moscú imprimió pasaportes para los ciudadanos de esas provincias.

“Al ser ahora provincias reconocidas por Rusia, tiene manos libres para enviar sus tropas”, apuntó el docente Aller.

EL PASADO REMOTO

Si bien gran parte de los acontecimientos están relacionados con la historia reciente, también es importante consultar los libros de historia sobre la conformación entre 882-1240 de la Rusia de Kiev, un reino múltiples tribus eslavas, que posteriormente se fue fragmentando y evolucionó a los antiguos zaratos rusos.

Para Mauricio Jaramillo, profesor de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario, “muchos consideran que la actual capital de Ucrania es la cuna de la nación eslava ortodoxa, al ser uno de los centros más importantes de los siglos XVIII y XIX, desde donde se fue acumulando el poder y posteriormente, extendiéndose hasta Rusia”.

También señaló que Kiev, en la época soviética, era la ciudad más importante, detrás de Moscú y, en la actualidad, San Petersburgo. Agregó que en el imaginario, “siempre se ha querido” recuperar Kiev y Minsk.

ROBERTO CASAS LUGO
PORTAFOLIO

Fuente: Portafolio