Las mujeres de armas en Colombia

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LA FUERZA Pública colombiana está considerada como una de las más eficientes y mejor entrenadas de nuestro continente e incluso del mundo. Y no es para menos: lleva varias décadas enfrentando amenazas como la subversión, el narcotráfico y otros delitos de alto impacto.

Dentro de esos centenares de miles y miles de hombres de armas, hay un creciente número de mujeres que, con igual convicción, sentido de patria y voluntad de sacrificio, han ido ganando cada vez más espacio en las Fuerzas Militares y de Policía.

Las cifras son muy dicientes: en el Ejército Nacional hay 1.162 oficiales mujeres, 986 suboficiales y 471 alumnas. A su turno, en la Armada trabajan 2.173, en tanto que en la Fuerza Aérea Colombiana laboran 763 oficiales, 637 suboficiales y 109 alumnas.  

En lo que hace a la Policía Nacional, esta cuenta con 30.777 mujeres, entre oficiales, suboficiales y patrulleras. La construcción académica y profesional del personal femenino también es muy alta. Por ejemplo, en esta institución hay 1.747 uniformadas con posgrados e incluso cuatro doctorado. La diversidad étnica también ha progresado: hay 1.218 mujeres afrodescendientes, 310 indígenas, 44 raizales, 16 que pertenecen a la comunidad Room y dos palanqueras.

En cuanto a la modalidad en que las mujeres trabajan en la Policía, también existe alto grado multidisciplinario. Por ejemplo, hay 113 uniformadas en la especialidad de Carabineros, 98 son guías caninos, 56 trabajan en el cuidado del medio ambiente, 96 en el área de turismo, en tanto que 744 pertenecen a la Dirección de Tránsito y Transportes. A lo anterior se suman 438 que están en unidades de Infancia y Adolescencia y 147 de ellas integran los Escuadrones Móviles Antidisturbios (Esmad).

Precisamente, la patrullera Melany Giseth Espitia Sotelo pertenece a estos últimos. La uniformada afirma que decidió ingresar al Esmad no solo para prestar un servicio a la patria sino por admiración y respeto a sus compañeros de trabajo.

“Muchas personas creen que el Esmad es solo para hombres debido a los retos que se imponen por hechos de alteración, pero también se abrió el espacio para las mujeres y ahora creo que somos fundamentales en este proceso”, explica.

De acuerdo con la patrullera el “Esmad no es solo fuerza, nuestro trabajo es preventivo, hacemos el acompañamiento a las mujeres. Esta especialidad es muy importante a nivel nacional. Los colombianos admiran a las 147 mujeres que integramos al Esmad y nos felicitan y apoyan. Deseo cumplir con mi proyecto de vida en la Policía y acceder a los grados correspondientes y ser un ejemplo a seguir para mi hijo”.   

Mujeres de armas

En las filas del Ejército Nacional las mujeres también cada día ganan más espacio por su profesionalismo y habilidades en el desarrollo de las estrategias y directrices de seguridad y orden público. En sus filas ya cuenta con oficiales que han llegado al grado de general así como cada vez son más las que se especializan en las modalidades de artillería, inteligencia y también como pilotos de aeronaves de combate, entre muchas otras labores.

EL NUEVO SIGLO habló con la subteniente Juliana Carmona Franco, quien ha cumplido misiones en Norte de Santander y otras zonas de frontera.

La oficial estuvo dos años y medio como comandante de tropa del Ejército en Ricaurte (Nariño) y gracias a sus resultados fue enviada a Cúcuta, específicamente a la Trigésima Brigada, convirtiéndose en la única mujer del arma de Caballería Orgánica del Grupo de Caballería Mecanizada No.5 General Hermógenes Maza.

“Servir al Ejército siempre ha sido un tema de discusión, pues se cree que es una profesión en la que solo los hombres deben estar, por lo que romper con este tabú fue el reto más grande para mí”, explica la subteniente.

Agregó que “ser militar es una de las profesiones en la que a diario se está en contacto directo con el peligro, pero para mí esto no es un problema, pues estar en el Ejército y servirle a la población civil es mi estilo de vida”


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Oficial de vuelo

En la Fuerza Aérea, como se dijo, también es creciente el número de mujeres. Este Diario, por ejemplo, habló con la coronel Carla Heysy Ordoñez Jácome.

“Mi experiencia en la Fuerza Aérea ha sido maravillosa por el hecho de servir a mi patria y a los colombianos desde de misión de seguridad y defensa así como por la parte humanitaria”, explica.

“Hay muchos retos como mujer militar… Cuando me desempeñé como Oficial de Vuelo – Navegante, obtuve muchas satisfacciones. Ahora me desempeño en la Oficina de Comunicaciones Estratégicas. Es un nuevo reto y una valiosa oportunidad para hacer visible la gran labor que cumple la FAC”, sostiene la coronel.

Precisó que “la carrera militar en mi vida y en mi familia influyó positivamente por los exigentes desafíos que me permitieron asumir grandes retos y forjar el carácter necesario para participar en diferentes operaciones… En cuanto a mi familia, tengo su apoyo, porque saben y están orgullosos de la misión que adelanto. Quiero seguir creciendo personal y profesionalmente para ayudar a mi patria, aplicando los conocimientos que he construido a través de más de 23 años de servicio”.

En la Armada 

En esta institución las mujeres ocupan cargos destacados. Por ejemplo, está la Teniente de Fragata Jessica Isabel Ramírez, experta en Acción Integral.

“Actualmente me encuentro en el cuartel general de la Flotilla de Superficie del Pacífico. Realicé el curso de Operaciones Psicológicas en el 2019 y desde ese momento aprendí a valorar la Acción Integral desde cualquier cargo en el que me desempeñe en la institución”, afirma la teniente.

Añadió que “siempre tuve la curiosidad de saber acerca de la Acción Integral y me motivó la búsqueda de nuevos métodos para implementar sinergias entre la población, en sus diferentes audiencias, con relación a la misión de la institución y cómo todos los ciudadanos puedan aumentar su sentido de pertenencia con la Armada Nacional”.

La oficial explica que se trabaja en todo el país y en regiones consideradas como “zonas rojas” por la presencia de grupos armados ilegales. 

Dice que, como es natural, en muchas de las misiones “temo por mi vida, ya que hay factores imprevistos y reacciones inesperadas a las cuales debemos estar muy pendientes y prevenidos. Sin embargo, con nuestro trabajo se proponen proyectos productivos para direccionar labores rurales a enfoques económicos de la región, así como jornadas de apoyo al desarrollo y brigadas de salud”.

Como se ve, el rol de la mujer en la Fuerza Pública es cada día mayor, realizando no solo trabajos en múltiples grados y especialidades, muchos de los cuales años atrás solo eran desempeñados por hombres, sino que llegan hasta las máximas dignidades. De allí que esta semana, cuando se celebró el Día Internacional de la Mujer, una vez más se les rindió homenaje a esas miles y miles de uniformadas que lo dan todo para defender la vida de los colombianos y preservar el orden institucional.

Fuente: El Nuevo Siglo