15 consejos para viajar con enfermedad inflamatoria intestinal

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En cualquier viaje siempre hay tomar precauciones; y mucho más si se tiene alguna condición. Sigue leyendo y te contamos qué hacer para viajar con enfermedad inflamatoria intestinal.

15 consejos para viajar con enfermedad inflamatoria intestinal

Última actualización: 25 mayo, 2022

Cuando se padece una afección crónica, las vacaciones deben ser siempre bien planificadas. Y más aún si se va a viajar con enfermedad inflamatoria intestinal. Cada detalle cuenta.

En este padecimiento se presentan diversos síntomas, tales como dolores, distensión abdominal, estreñimiento o diarrea. Los mismos suponen una incomodidad para la persona, quien puede padecer de estrés o ansiedad al tomar un avión o desplazarse en transporte terrestre.

Esto no significa que debas abstenerte de tomar unas vacaciones. Pero hay que adecuar ciertas medidas. Por ello, estos consejos para viajar con enfermedad inflamatoria intestinal te serán de utilidad.

¿Qué es la enfermedad inflamatoria intestinal?

La enfermedad inflamatoria intestinal, conocida como EII o IBS (por las siglas en inglés de inflammatory bowel disease), es una afección crónica. Afecta el intestino grueso y puede ser de dos tipos:

  • Enfermedad de Crohn.
  • Colitis ulcerosa.

En cuanto a las causas, se considera que aparece debido a una conjunción de diversos factores. Entre estos cabe mencionar los físicos (problemas de motilidad del intestino), los neurológicos (disfunción en la interacción intestino-cerebro) y los psicológicos (situaciones estresantes).

De acuerdo con una revisión de 2017, su prevalencia se estima en 0,3 % en el mundo. Los valores varían por regiones.

Por otra parte,  los síntomas de la EII varían de una persona a otra:

  • Flatulencias.
  • Dolor en el abdomen.
  • Tránsito intestinal alterado.
  • Distensión o hinchazón abdominal.
  • Heces variables (acuosas o bien pequeñas y duras).

El tratamiento de la enfermedad inflamatoria intestinal suele incluir cambios en el estilo de vida, de manera particular en la alimentación, y hacer ejercicio físico. También terapia de apoyo para combatir el estrés, uso de fármacos espasmolíticos y procinéticos. Actualmente, se recomiendan los probióticos, así como también la terapia biológica.



Sigue estos consejos para viajar con enfermedad inflamatoria intestinal

Al momento de viajar con enfermedad inflamatoria intestinal, los cambios en las rutinas, el estrés y otros factores pueden hacer que los síntomas empeoren. Para evitar esto y disfrutar del viaje, se deben tomar en cuenta los siguientes consejos.

1. Hablar con el médico

La EII no se manifiesta de la misma manera en todos los casos. Es importante conocer la condición específica de cada paciente. Hay que acudir a consulta para el respectivo control.

Asimismo, se debe informar al doctor acerca de cuál es el destino, la duración y la fecha estimada del viaje, para que pueda hacer las recomendaciones en cuanto a tratamiento adicional.

Es bueno agendar una consulta antes del viaje, para obtener las recetas que aseguren una provisión adecuada de medicamentos durante las vacaciones.

2. Destino amigable

Al momento de decidir emprender el viaje, elegir el lugar es fundamental. Al viajar con enfermedad inflamatoria intestinal, un destino amigable significa un sitio donde haya buenas condiciones sanitarias y que la comida o el agua no vayan a ocasionar problemas.

3. Ubicar hospitales

Una vez se ha elegido el lugar de destino, hay que indagar sobre los centros de atención médica. A qué distancia están, cómo se accede a ellos, cuáles son las opciones que ofrecen en cuanto a tratamiento (especialidades médicas).

4. Contratar un seguro

Para ir más protegidos, una opción es contratar un seguro con cobertura internacional, que cubra eventuales gastos médicos por hospitalización, medicamentos, exámenes, traslados.

5. Planificar bien todo

Todo viaje debe ser bien planificado cuando se sufre de una enfermedad crónica. Hay que comenzar con los preparativos cuanto antes, adelantando lo que se pueda. Si no resolvemos ciertos detalles al principio, esto puede entorpecer el desarrollo de las vacaciones.

Por ejemplo, una distracción que nos haga olvidar las medicinas. Se debe hacer una lista y verificar lo que falta y lo que ya está listo.

6. Incluir informe médico

En el equipaje, de preferencia en el bolso de mano, debe estar el informe médico. En el mismo se ha de indicar los datos del paciente, de la enfermedad, la medicación, así como la forma de contactar al profesional tratante.

Esto también es útil en caso de que haya que explicar por qué se viaja con determinados fármacos.

7. Medicamentos en el bolso de mano

Del mismo modo, los medicamentos, sobre todo aquellos que se pueden requerir con cierta urgencia en caso de alguna agudización, deben estar en el bolso de mano y nunca en la maleta.

8. Llevar dosis suficientes

De los medicamentos que tomamos, tenemos que incluir la cantidad necesaria, proporcional al número de días que vayamos a viajar y un poco más.

9. Nombres alternos de los fármacos

Hay que averiguar cuáles son los nombres que se les da a los fármacos que consumimos en el lugar de destino. Si bien lo recomendable es viajar con nuestros medicamentos, es bueno saber esto por si hay una situación de pérdida de equipaje.

10. Prever paradas en el camino

Al viajar por tierra, debemos pensar en la posibilidad de tener que usar un baño en algún punto. Así que es bueno definir la ruta señalizando dónde hay estaciones de servicios, paradores de carretera o áreas de descanso para automovilistas.

11. Especial atención a la alimentación

La alimentación en la enfermedad inflamatoria intestinal es algo a lo que hay que prestar mucha atención. Si bien para algunos pacientes esto no es problema; otros son más sensibles.

Cuando se viaja, no siempre es posible llevar y preparar nuestros alimentos. Así que al comer en algún lugar, hay que preguntar cuáles son los ingredientes de los platos. Esto también es bueno indagarlo antes; o sea, cómo se preparan las comidas típicas de los sitios que visitaremos.

Por otra parte, debemos limitar el consumo de cafeína mientras viajamos, así como de lácteos, ya que pueden empeorar algunos síntomas. En su lugar, se recomienda consumir fibra de manera moderada.

12. Evitar la comida de la calle

Aunque exista una gran tentación, hay que abstenerse de consumir alimentos en la calle por diversas razones. Algunas comidas exóticas son crudas; no hay garantía de higiene.

Las investigaciones señalan que las enfermedades infecciosas transmitidas por alimentos se encuentran entre los problemas de salud pública más extendidos en el mundo, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y las personas con EII pueden ser bastante vulnerables al respecto.

La persona con EII no debería comer en la calle. Es difícil asegurar la calidad de los ingredientes en un destino que no conocemos de antemano.

13. Consumir agua embotellada

Es importante mantenernos hidratados, pero de preferencia se debe beber agua que venga embotellada. Esto es para estar más seguros de que es apta para el consumo humano. No debemos olvidar que hay muchas enfermedades causadas por el agua contaminada.

14. Mantener la calma

Al momento de planificar unas vacaciones, cualquiera puede estresarse con tantos detalles: el pasaporte, los pasajes, las maletas, los niños, las mascotas. Y si se trata de viajar con enfermedad inflamatoria intestinal, se suman los medicamentos.

Pero hay que mantener la calma, ya que la ansiedad y el estrés pueden condicionar que se desencadenen brotes en la EII. Hay que ocuparse sin preocuparse, para que un contratiempo no signifique un retraso o algo peor: tener que cancelar el viaje.

15. Visitar al médico al regresar

Al regresar, es importante acudir al médico. El objetivo es asegurarse de que no haya empeorado el cuadro. Así podremos chequear que todo esté bien.



No hay que dejar de viajar

Nuestra última recomendación es esta: aun cuando se tenga enfermedad inflamatoria intestinal, no por eso debemos dejar de viajar. Esta es una condición crónica y tenemos que aprender a vivir con ella.

Siempre y cuando no haya fiebre o algún otro síntoma que lo desaconseje, tomarse unas vacaciones y desconectarse de la rutina puede resultar beneficioso, ayudando incluso a mejorar la calidad de vida.

Claro está que hay que estar atentos a algún brote durante el trayecto. Pero tomando las precauciones del caso, podremos minimizar la posibilidad de su aparición o su impacto.

Fuente: Mejor Con Salud