El tiempo desde una perspectiva filosófica

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¿Hay algo más enigmático y curioso que el tiempo? Descubre las interesantes reflexiones que han hecho los filósofos a lo largo de la historia sobre este fenómeno.

El tiempo desde una perspectiva filosófica

Última actualización: 26 marzo, 2022

A lo largo de la historia, la naturaleza del tiempo ha sido uno de los grandes enigmas de la humanidad y fue abordada desde la perspectiva filosófica. Es por ello que, desde la antigua Grecia hasta nuestros días, se nos han proporcionado reflexiones y teorías interesantes sobre este fenómeno.

A continuación expondremos la opinión de algunos filósofos sobre la realidad del tiempo. No te pierdas este interesante recorrido.

El tiempo según la perspectiva filosófica de los filósofos griegos

En la antigua Grecia, Platón y Aristóteles fueron dos de los grandes filósofos que se atrevieron a reflexionar sobre el tiempo. Veamos la postura de cada uno.

La perspectiva filosófica platónica sobre el tiempo

Platón es uno de los primeros filósofos en reflexionar sobre la realidad del tiempo y afirmaba que este era una imagen móvil de la eternidad. Pero, ¿qué quiso decir con la frase?

Recordemos que para Platón, la realidad está conformada por dos mundos: uno sensible (mundo físico) y otro inteligible (el de las ideas). El primero tiene todo aquello que podemos experimentar a través de los sentidos y se caracteriza por la multiplicidad, por ser pura apariencia y estar en constante cambio.

Por su parte, el mundo de las ideas es verdadero, incorruptible e inmutable. Allí habitan las ideas universales y necesarias, las cuales son las esencias de todo lo que existe. De esta forma, los objetos y los cuerpos del mundo físico son un mero reflejo imperfecto (o sombra) de este otro mundo.

Ahora bien, al decir que el tiempo es una imagen, se refiere a que es una imitación de la eternidad inmóvil del mundo de las ideas. Por tanto, la verdadera naturaleza de las cosas es permanecer estática y eterna. Mientras que la sombra de esa inmovilidad es el tiempo.

Por tanto, declara que la transformación, el movimiento y el devenir son una prueba de que estamos contemplando el tiempo, que no es una idea, sino la imagen de una idea: la eternidad.

Ya los filósofos de la antigua Grecia cavilaban sobre el tiempo y trataban de explicar su naturaleza.


La perspectiva aristotélica

Por su parte, Aristóteles defiende que el tiempo no es un movimiento, pero también afirma que no hay tiempo sin movimiento. Pues ambos se perciben juntos. De esta forma, asume que el tiempo es la medida del movimiento según el antes y el después.

Por tanto, el antes y el después son puntos que determinan una magnitud espacial. Son origen y fin de un movimiento y los ahoras que cuantifican un tiempo. Dicho esto, según la perspectiva aristotélica, el tiempo es cuantificable, pero no es el cuantificador.

El tiempo en la filosofía medieval

Entre los pensadores que se dedicaron a reflexionar sobre el tiempo en la filosofía medieval destacan San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino.

Para San Agustín, el tiempo tiene su origen en el alma humana. Pues el presente, el pasado y el futuro se identifican con memoria, atención y espera, respectivamente.

Es decir, según el célebre teólogo y filosofo del siglo IV, el pasado es lo que se recuerda, el presente es a lo que se está atento y el futuro es lo que se espera. Son entidades que no poseen una realidad propia o externa (como defendía Aristóteles), sino que son una extensión del alma humana.

Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé. Lo que sí digo sin vacilación es que sé que si nada pasase no habría tiempo pasado; y si nada sucediese, no habría tiempo futuro; y si nada existiese, no habría tiempo presente.

~ San Agustín de Hipona ~

En cambio, Santo Tomás de Aquino (en el siglo XIII) retoma la perspectiva aristotélica y defiende que el tiempo es el movimiento según el antes y un después. Recogiendo así la vieja idea de que el tiempo es algo externo al ser humano.

El tiempo desde la perspectiva filosófica moderna y contemporánea

En la modernidad nos encontramos con la noción de tiempo de Isaac Newton. En este caso, el gran físico inglés describe en Principia la existencia de dos tiempos diferentes: uno absoluto y otro relativo.

Según Newton, el primero es verdadero y matemático, por sí mismo por su propia naturaleza. Fluye sin relación con nada externo y se le llama duración. En cambio, el segundo hace referencia a una medida sensible y externa de la duración, hecha a través del movimiento.

A pesar de estas reflexiones, unos siglos después, el filósofo Immanuel Kant devuelve el origen del tiempo a la naturaleza humana. Pero no desde el punto de vista de la experiencia del individuo (como lo hace San Agustín), sino como constitución del ser humano universal y su modo de conocer la realidad.

Para este pensador, el tiempo es una intuición innata que forma parte de la estructura del sujeto cognoscente. Y esto es lo que le permite ordenar los fenómenos del mundo en función de la sucesión y la simultaneidad.

Posteriormente, han existido filósofos como Henri Bergson, Premio Nobel de Literatura en 1927; y Martín Heidegger, autor de la obra Ser y Tiempo; quienes han abordado este constructo de una forma diferente a las posturas newtoniana y kantiana.

Bergson, por ejemplo, hace referencia al tiempo desde una perspectiva experiencial, fundado en la unidad orgánica, el tiempo vital, los ritmos de los procesos orgánicos y los relojes internos del organismo. Mientras que Heidegger hace una distinción entre tiempo propio, entendido como una función constitutiva existencial del ser humano, y tiempo del mundo, como medida.

Las reflexiones sobre el tiempo plantean cuestiones que nos hacen pensar sobre el pasado, el presente y el futuro.


¿Es el tiempo una ilusión del ser humano?

El abordaje del tiempo en la filosofía ha variado a lo largo de la historia. Aún no existe una teoría o un pensamiento único, a pesar de los avances científicos. Sin embargo, lo que está en boga es concebir al tiempo como una ilusión humana.

Pues la percepción del tiempo parece ser producto de nuestra psicología o estructura perceptiva. De hecho, para la mecánica relativista el tiempo no es algo absoluto, sino que puede variar según el observador, el sistema de referencia que utilice y el punto en el que se encuentre aquel.

Fuente: Mejor Con Salud