Oviedo y Huesca igualan en un partido de altibajos

El fútbol como estado de ánimo. Como juego de momentos. El Oviedo tuvo el suyo. Lo aprovechó para poner un 3-0 que parecía inalcanzable. Pero el Huesca nunca se fue del partido. Y los de Ziganda colaboraron ausentándose del mismo. La suma de factores arrojó un partido vibrante, con una fase para cada contendiente y que finalizó con un 3-3 que no deja excesivamente satisfecho a nadie.

El Oviedo entró en el partido con mucha más intensidad que un Huesca aturdido, superado por la situación. A los 4 minutos, ya habían golpeado los azules. Centró Isaac y Bastón llegó primero que nadie. Andrés rechazó tibio el balón y el ariete azul, que nunca había perdido de vista a su presa, acudió al festín: toque certero a la red.

Salvo un intento de Poveda, el choque estaba inclinado del lado de los locales, mucho más enérgicos en cada disputa. A los 23, segundo golpe. Esta vez fue Obeng el que acertó con una espectacular chilena a la red.

El Tartiere vibraba con su equipo, que dio más motivos para festejar. Poco después de la acrobacia de Obeng, Isaac, que había participado en los dos primeros goles, firmó el tercero de sensacional derechazo a la escuadra. En el vendaval azul, un solo lunar. Un despiste defensivo en un córner habilitó a Mateu para conducir y ceder a Poveda, que hizo el 3-1 y abrió una rendija de esperanza para los de Xisco.

La rendija se convirtió en puerta semiabierta al poco de reanudarse el choque. A los 46, el amago. Timor probó desde lejos, Femenías falló al atrapar la bola y Seoane, solo en el área pequeña, empujó pensando en la celebración. Femenías voló para despejar con la mano, borrando cualquier rastro de su error.

A los 56, el premio. Seoane, otra vez, tiró desde lejos y el balón sorprendió a Femenías tras un bote traicionero. El choque, ya de forma descarada, estaba en los pies de los hombres de Xisco. Lo refrendaron a los 73 minutos. Esta vez fue Miquel el que aprovechó una pelota suelta en el área para igualar la contienda.

Hasta el final, lo intentó el Huesca, ante un Oviedo que buscaba desesperadamente el pitido final. No hubo más movimiento, en parte por el cansancio de ambos contendientes que tuvieron que conformarse con un paso en corto en sus aspiraciones de play-off.