Emisor: empleo se estancó y desocupación cerraría el año en 11,7%

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El Banco de la República presentó su Reporte de Mercado Laboral para el mes de enero, y en el informe destacó que tanto el empleo como el crecimiento económico se vieron estancados en el undécimo mes del año pasado, por lo que en su previsión para este 2022 la tasa de desempleo cerraría en 11,7%, aún sobre dos dígitos.

Dadas las previsiones en materia de crecimiento económico del equipo técnico del Emisor para 2022, los pronósticos ubican la tasa de desempleo nacional entre el 10,5% y el 13,0% en promedio para dicho año (con un 11,7% como valor central).

Según el informe del banco, a finales de 2021 el mercado laboral muestra signos de una recuperación lenta, a un ritmo notablemente inferior que el de la actividad económica. Con las cifras desestacionalizadas de la encuesta de hogares, la creación de empleo en el agregado nacional registró una pausa en octubre y noviembre, principalmente por una contracción de la ocupación en las zonas rurales y cabeceras intermedias, mientras que el empleo de las ciudades se expandió ligeramente. Así, el número de ocupados en el país se mantiene en cerca de un millón de empleos por debajo de los niveles observados al inicio de la pandemia.

Empleo estructural

Al respecto, el experto y analista César Ferrari, profesor de la Universidad Javeriana, dijo a EL NUEVO SIGLO que la situación laboral en Colombia sigue siendo muy difícil porque hay un número muy elevado de desempleados y un número más elevado de subempleados, “entonces cuando tú sumas los empleados y subempleados queda alrededor del 35,7%. Esto quiere decir que casi el 40% de la población no tienen ningún tipo de ingreso”, señaló.

Además el académico añade que solo alrededor de 60% de la población está ocupada. “Esto significa que la economía formal produce poco empleo, entonces tenemos una situación muy complicada desde el punto de vista de la ocupación de la gente porque una economía que solamente produce una ocupación para el 60% de la población, o un poquito más, es una economía que desde el punto de vista laboral es absolutamente insatisfactoria”, apuntó Ferrari.

En ese sentido, el experto contradice lo explicado en el informe del Banco de la República, que señala que los empresarios reportan cuellos de botella para contratar personal, por lo que las mayores intenciones de aumentar personal todavía no se traducen en una aceleración de la creación de empleo.

El catedrático añadió que a la situación actual de empleo hay que sumarle la inflación y el incremento de precios, que no puede ser solucionada con la subida de tasas de interés, pues esta situación se genera por una escasez de oferta y no un exceso de demanda.

“Lo que hay que tener presente es que la mayor parte de la inflación está dada por alimentos y la mayor parte de los alimentos son importados, y lo que sucede es que ha habido un problema de oferta de barcos y de contenedores a nivel mundial y eso ha rezagado las cadenas de suministro y las cadenas de producción en todo el mundo, entonces se ha producido una restricción de oferta, eso por el lado de la oferta”, dijo.

En cuanto a la demanda, indicó que “se ha recuperado porque el consumo se ha recuperado y entonces eso es lo que está generando la inflación. Para responder a esa situación, el Banco de la República ha aumentado la tasa de interés pero eso en realidad lo que te reduce es una restricción de demanda cuando tu problema es una restricción de oferta”, explicó.

Inversiones

Ante esta situación, el experto señaló que al restringir la demanda, se restringe la inversión y por ende las condiciones para generar empleo. “Entonces quiere decir que eso no va a producir mayores resultados sobre la tasa de inflación, pero sí va a producir problemas sobre el mercado laboral, porque al aumentar la tasa de interés se vuelve más escasa todavía la inversión. Para hacer atractiva la inversión se necesita que la rentabilidad sea superior a la tasa de interés y cuando tú subes la tasa de interés, entonces cada vez encuentran menos oportunidades de inversión, y al tener menos oportunidad de inversión, tienes menos crecimiento, y al tener menos crecimiento, tienes menos posibilidades de aumentar la ocupación y entonces volvemos otra vez a la situación anterior”.

De otro lado, con los resultados de desempleo actuales, el número de ocupados en el país se mantiene en cerca de un millón y por debajo de los niveles observados al inicio de la pandemia. Los segmentos de empleo no asalariado e informal, que enfrentan menores costos de contratación, registran una recuperación más rápida que sus contrapartes asalariada y formal, y sus niveles ya se encuentran en valores cercanos a los que tenían antes de la pandemia. No obstante, otras mediciones de empleo formal derivadas de registros administrativos sugieren un mayor dinamismo en este segmento.

Por su parte, los índices de vacantes, que sintetizan la demanda de nuevos puestos de trabajo en el sector formal, señalan comportamientos mixtos, con algunas mediciones que alcanzan los niveles más altos de las series. En todo caso, las señales de incrementos en las vacantes no se traducen en aceleración de la creación de empleo, en alguna medida por la presencia de cuellos de botella para la contratación, según lo manifiestan los empresarios.

Parte de este problema podría asociarse a la falta de reasignación sectorial del trabajo, la cual no se aceleró, a pesar del choque heterogéneo por sectores que implicó la pandemia.

Por el lado de la oferta laboral, luego de la importante contracción que sufrió la participación al inicio de la pandemia y de su posterior recuperación a la par de la reapertura gradual de la economía, esta completa un año sin aumentos sustanciales. Este comportamiento, junto con la menor dinámica en la creación de empleo, llevó a que en los últimos meses la tasa de desempleo (TD) nacional se mantuviera relativamente estable.

Al desagregar las cifras de desempleo se observa que, no obstante alguna corrección en los últimos meses, aún se conservan las significativas heterogeneidades que acentuó la crisis sanitaria, principalmente entre hombres y mujeres. Dadas las previsiones en materia de crecimiento económico del equipo técnico del Banco de la República para 2022, los pronósticos ubican la TD nacional entre el 10,5 % y 13,0 % en promedio para dicho año (con un 11,7 % como valor central).

Por su parte, las estimaciones de la tasa de desempleo no inflacionaria sugieren una brecha de desempleo urbana que, si bien sigue siendo positiva para 2022 en promedio (0,3 puntos porcentuales), es menor a la prevista en 2021. Estas apreciaciones indicarían que el mercado laboral estaría cada vez menos holgado, disipando las presiones desinflacionarias que se generaban al inicio de la pandemia. Esto, junto con un incremento del salario mínimo real por encima de las medidas de productividad laboral disponibles, podría activar presiones al alza en la inflación vía costos salariales.

Empleo informal

El empleo informal ha repuntado en los últimos meses, lo que ha detenido la caída de la tasa de informalidad. El segmento informal es el que ha jalonado la creación de empleo, luego de una pausa que experimentó durante el segundo trimestre. Así, el segmento informal ha recuperado el 86% del empleo perdido al inicio de la emergencia sanitaria, frente al 77% del segmento formal.

Esto se traduce en que la tasa de informalidad urbana haya pausado su descenso y se ubique en el mes de noviembre en niveles ligeramente superiores a los de 2019. Acorde con el mayor dinamismo del empleo informal urbano, en el total nacional el segmento no asalariado se recupera de la contracción que sufrió durante el segundo trimestre de 2021, mientras que el empleo asalariado permanece estable.

En contraste, algunas mediciones de empleo formal, basadas en la cotización a seguridad social y construidas a partir de registros administrativos, muestran un mejor desempeño.

Fuente: El Nuevo Siglo