Costa Rica, el más feliz, pero con alta indecisión política

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ES EL país “más feliz” de América Latina pero también parece, por ahora, el más inconforme con sus dirigentes políticos (a juzgar por el elevado número de candidatos que aspiran a presidirlo. Es Costa Rica, donde este domingo 25 ciudadanos compiten por el poder nacional y salvo sorpresa de última hora se definirá en una segunda vuelta.

Nunca antes en la historia de esta nación centroamericana, reconocida como una sólida democracia sin ejército, se había registrado esa inédita cifra de aspirantes a la Presidencia para suceder a Carlos Alvarado, quien fruto del desgaste que tradicionalmente representan dos mandatos consecutivos saldrá de palacio con un respaldo ciudadano de tan solo 25%.

Así, tras ocho años de gobierno del Partido Acción Ciudadana, que se define como socialdemócrata y progresista, los costarricenses están dispuesto a decantarse, según los sondeos sobre intención de voto, por los partidos tradicionales: el centroizquierdista Partido de Liberación Nacional (PLN) y el centroderechista Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), para garantizar su histórica estabilidad.

Encabeza las preferencias para la primera cita en las urnas este domingo, el expresidente José María Figueres (1994-1998), líder de la centroizquierda con 17,01% del apoyo ciudadano, seguido por la centroderechista Lineth Saborío, con 12,86%.

Como reseñamos, ambas agrupaciones, aunque sin apoyo mayoritario, vuelven a liderar las preferencias tras ocho años de Acción Ciudadana al mando, que, pese a haber roto el bipartidismo PLN – PUSC del siglo XX, culmina desacreditado y sin capital político.

“Presenta alto desgaste de dos períodos, con signos de impopularidad del presidente Alvarado del 72%, los más altos desde que empezó a registrarse la cifra en 2013”, dijo la analista política Eugenia Aguirre.

En tercer lugar, se ubica el conservador Nueva República, con 10,27% de las adhesiones.

La nación centroamericana tiene 5 millones de habitantes de los cuales 3.5 millones están habilitados para ejercer el derecho al voto. Si ningún candidato logra el 40% de los votos este domingo se realizará un balotaje el 3 de abril con los dos más votados. En la jornada también se renueva el Parlamento.


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El ojo en los indecisos

A diferencia de muchos países de la región, Costa Rica no tiene conflictos armados desde 1948, cuando abolió su ejército, ni dictaduras desde 1919. Quien eliminó las Fuerzas Armadas fue precisamente el expresidente José Figueres Ferrer, padre del hoy candidato favorito.

Pese a esas encuestas, nadie tiene la posición asegurada por el alto número de indecisos (32%) y por ello es muy probable que se repita lo ocurrido hace cuatro años cuando el actual mandatario se ubicaba, a escasas horas de la elección en el sexto lugar de los sondeos y resultó ganador.

El aumento de la desconfianza en sus políticos, según las tendencias de voto, se debe a múltiples factores según expresan analistas y ciudadanos.

Por ejemplo, el estudiante universitario Edgardo Soto señala que “se debe a un aumento de personas en el electorado, menores de 40 años, que hemos vivido épocas en las que no solo no se han resuelto los problemas, sino que se agravaron”.

Entre esos problemas figuran el desempleo (14,4% en 2021), la pobreza (23% en 2021) y una economía con una deuda pública equivalente al 70% del PIB. Todo eso encendió las alarmas de los organismos multilaterales.

La situación se agravó con la pandemia de covid-19, que golpeó duramente el turismo, uno de los principales motores de la economía costarricense.

“Incluso surgieron otros problemas, como la corrupción, lo que genera una falta de credibilidad en la capacidad y honestidad de los políticos”, acotó Soto, quién aún no sabe por quién votar el 6 de febrero.

En los últimos 13 años, dos expresidentes enfrentaron juicios por corrupción (uno fue condenado) y solo en el 2021 estallaron dos casos millonarios de irregularidades en obra pública, en los que hubo hasta ministros involucrados, situación pocas veces vista en esta nación.


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Apatía y fragmentación

Otro porcentaje que refleja descontento popular y apatía sostenida, según la politóloga Gina Sibaja, es el abstencionismo. En 2018 fue de 34,3% de los electores. 

Que actualmente los partidos tradicionales encabecen los sondeos no sucedía desde 2002. Aunque, para Alejandro Molina, analista del Observatorio de Política Nacional, los indecisos alterarán los porcentajes.

Los contendientes saben que, de llegar al gobierno, la gestión no será fácil. 

“Si lo que se piensa es que uno se va a encontrar un jardín de rosas, eso no será en este gobierno (…) Costa Rica se encuentra en momentos de crisis social, económica y política. Tenemos que unir este país”, dijo la candidata Saborío.

Para el candidato Figueres, la sobreoferta de aspirantes presidenciales “es un reflejo de esa frustración que se ha venido acumulando”.

“Si hay 25 ofertas electorales, es porque los partidos no están viendo todas las necesidades de una sociedad cambiante al mismo tiempo”, añadió Figueres, investigado en 2004 por una presunta asesoría irregular, sin que se hallara delito.

“Entiendo que la población esté desconfiada (…), la han estafado por años. Pero esta vez hay más esperanza”, adujo el economista y candidato Rodrigo Chaves, de Progreso Social Democrático, cuarto en los sondeos.

Más allá de la diversidad de posiciones, los ciudadanos confían en su histórica estabilidad. “Espero que las elecciones sean celebradas en paz y con respeto a los valores democráticos a los que estamos acostumbrados”, expuso por su parte el empresario Josef Sautor, también indeciso.

 

Economía en riesgo

Costa Rica fue el último país en ingresar a la exclusiva Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) en mayo de 2021, cuyos socios representan alrededor del 80% del comercio y de las inversiones mundiales.

Tiene un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para recibir un crédito de 1.778 millones de dólares y así rescatar su economía en crisis, agobiada por una deuda de más del 70% de su PIB, una de las cuatro más altas de Latinoamérica. 

Pero para ello el FMI exigió una serie de condiciones como proyectos de reestructuración de gasto público que no se han aprobado en el Congreso. Será tarea del nuevo gobierno.

Estimaciones oficiales dicen que la economía en 2022 cerrará con un alza del 3,9% del PIB, y una inflación “relativamente baja”, de entre 2% y 4%.

Además del tema económico, otro tema que preocupa y es prioridad para el gobierno de turno es la protección del medioambiente.

Costa Rica tiene liderazgo y activismo en foros climáticos internacionales, que le permitieron captar millonarios fondos y reconocimientos.

Su cobertura forestal sobrepasa el 53% de su territorio, el cual, aunque apenas suma 0,03% de la superficie del globo (51.000 km2), posee cerca de 6% de la biodiversidad, según cifras oficiales.

Ya alcanzó 99,98% de generación eléctrica de fuentes renovables (principalmente del agua, seguido de geotermia y viento) y se encuentra en marcha su Plan Nacional de Descarbonización al 2050.

El Congreso discute vetar permanentemente la exploración y explotación de gas y petróleo.

La importación de vehículos eléctricos se duplica año tras año, con uno de los porcentajes de incremento más altos de la región. Esto impulsaría el uso de hidrógeno verde, una fuente de energía producida de forma limpia.

Y en este país, donde la expresión “pura vida” es un saludo, se encuentra la Península de Nicoya, una de las cinco “Zonas Azules” del mundo, como se identifican los lugares con población de amplia esperanza de vida.

Entre tanto el turismo es uno de los motores económicos del país, un paraíso para los amantes de la playa, naturaleza y ecología. El covid-19 golpeó duramente el sector, que trata de recuperarse.

Según el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), en 2021 ingresaron poco más de 1,3 millones de turistas, una recuperación respecto de 2020 pero aún lejos de los más de 3 millones que llegaron en 2019.

Ese empuje ayudó a disminuir la tasa de desempleo hasta un 14,4% (estuvo sobre el 20%), pero todavía sigue lejos del 12,4% de épocas prepandémicas. Volver a esa estadística es un reto fundamental para el gobierno que sea elegido.

 

Fuente: El Nuevo Siglo