¿Lograrán Le Pen y Zemmour las firmas para sus candidaturas?

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En alto riesgo de que sus candidaturas se ‘hundan’ ante la falta de avales requeridos para ello se encuentran los dos candidatos de la extrema derecha en Francia, Marine Le Pen y Éric Zemmour, a menos de dos meses de la primera vuelta por la presidencia de la República.

Marcando en las encuestas desde finales de año, que coinciden en señalar un cerrado duelo entre ellos para hacerse a un tercero y hasta segundo lugar, los representantes del extremo de la derecha admitieron que les está quedando muy difícil conseguir los patrocinios, que son realmente las firmas que a nivel nacional deben recaudar de autoridades democráticas elegidas para respaldar sus respectivas candidaturas.

Tanto la aspirante de Agrupación Nacional (Le Pen), que va por su tercer intento presidencial, como su inesperado contrincante, el ultraderechista Éric Zemmour han multiplicado sus críticas en torno a este requisito ineludible y de vieja dará para presentar su candidatura a la presidencia de Francia.

Y aunque ambos coinciden en señalar que la Ley que impone el aval de 500 firmas va en contravía de los partidos pequeños o nuevas formaciones, constitucionalistas como el profesor de la universidad de Lille, Jean-Philippe Derosier, señalan que la misma se estableció porque “cuando uno aspira a ser el primer responsable político del país debe tener un anclaje, una representatividad y una repercusión territorial, y en una diversidad de territorios. Y hace falta una envergadura política”.

Así, también es un filtro para evitar candidaturas caprichosas, golpes de publicidad o simplemente que se de un alto número de aspirantes sin soporte político y posibilidad real de competir por el Elíseo.

Dicha Ley impone el aspirante presidencial debe contar con un mínimo de 500 firmas procedentes no menos de 30 de los 101 departamentos franceses. De igual forma que el candidato no puede concentrar más del 10% de esas rúbricas en un solo departamento. Unos 42.000 cargos son susceptibles de conceder el aval.

Le Pen y Zemmour llevan semanas intentando conseguir los avales diputados, senadores, alcaldes y consejeros regionales, pero se les agota el tiempo, ya que a más tardar el 4 de marzo deberán entregarlos al Consejo Constitucional para poder competir en las dos vueltas presidenciales: la primera el 10 de abril y el balotaje tres semanas después entre los dos que obtuvieron la mayor votación.

No tenemos los patrocinios. Es una situación democráticamente aterradora. Nunca he estado tan preocupada”, sostuvo Le Pen a la emisora France Inter, señalando que le faltaban unas 50 firmas.

Para intentar convencer tanto a mandatarios regionales como a posibles electores, Le Pen ha intentado moderar algo su imagen, en gran medida a costa de presentar a Zémmour como el verdadero candidato radical de derechas. Paralelamente ha enfrentado el súbito ascenso de la aspirante de la derecha clásica, Válerie Pécresse de Los Republicanos y que amenaza su pase a una segunda vuelta, como daban por descontado todos los sondeos el año pasado.

Mucho más lejos y con su aspiración en alto riesgo está su inesperado rival en esa tendencia política, Éric Zémmour que sorprendió al lanzarse al ruedo político. En una entrevista este lunes con Europe 1 admitió:  “No tengo ninguna certeza, es muy difícil, nos pasamos horas al teléfono intentando convencer a los alcaldes”.

Por ahora, dijo, sólo había conseguido 291 patrocinadores.

Zemmour se curtió ante la opinión pública francesa como polemista, paseándose por los medios de comunicación con ideas ultraderechistas a las que terminó dando la forma de Reconquista, su proyecto político. Su ascenso en las encuestas fue fulgurante en diciembre, pero ha terminado por desinflarse en estas últimas semanas, cayendo incluso hasta la cuarta posición.

Escándalos y controvertidas declaraciones como su promesa de “salvar” a Francia frente a supuestos desafíos vinculados con la inmigración, la inseguridad o la reivindicación de derechos LGTBI, no sólo han llevado a Zémmour a los tribunales (fue condenado en enero por incitar al odio racial), sino que evidentemente le están pasando la cuenta de cobro político al negársele las firmas para dar base a su candidatura.


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Macron, firme y sin rival

La situación del recaudo de firmas es diametralmente opuesta para los otros dos aspirantes de la derecha: el presidente Emmanuel Macron (fundador y líder del movimiento La República en Marcha) que sin oficializar su reelección sobrepasó a comienzos de mes dichos avales y la republicana Pécresse que está a punto de lograrlo. Ella tenía este 2 de febrero 324.

En el otro extremo del espectro político, la socialista Anne Hidalgo, también alcaldesa de París, pese al escaso apoyo que le conceden las encuestas de intención de voto (tan solo un 2%, lo que la encasilla en el octavo lugar), ha obtenido un poco menos de 300.

En la izquierda, dividida con cinco aspirantes, la consecución de los llamados patrocinios también ha sido difícil. El que más logra a la fecha, pero aún distante del mínimo legal, es el líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, quién ha tratado de venderse electoralmente como alternativa al supuesto centrismo del Partido Socialista.

INTENCIÓN DE VOTO

(Entre el 14 y el 17 de Febrero)

Candidato           Ifop        Opinion Way     BVA       Odoxa  Elabe

Macron                 26%        24%       24%       24.5%    24%      

Le Pen                 16.5%    15%        17.5%    18%       15%

Pécresse             15%        15%       13.5%    12%       14%

Zemmour             16%        15%       14.5%    14%       13.5%                   

Melenchon           11%        11%       10.5%    11%       10.5%   

Fuente: Agencias

 

La recolección de dichos avales también se ha tornado compleja para el eurodiputado Yannick Jadot, representante de Europa Ecología-Los Verdes.

Entre tanto, la carrera por la presidencia francesa, mantiene como líder imbatible Emmanuel Macron, quien no ha oficializado su aspiración reeleccionista, pero se da por descontado al concitar el mayor respaldo electoral, según revelan todas las encuestas, y que ha aumentado en las últimas semanas.

Desde semanas atrás el joven mandatario galo, en su calidad de presidente del Consejo Europeo, está concentrado en la ofensiva diplomática para conjurar una guerra en Ucrania. De allí que a su visita al Kremlin haya sumado constantes llamadas telefónicas tanto a su par ruso, Vladimir Putin como al estadounidense Joe Biden.

Es por dicha razón que en dos ocasiones al ser preguntado sobre por qué ha demorado la oficialización de su candidatura a la reelección ha contestado con “todo tiempo su tiempo y su lugar”.

Se presume que comunicará su decisión la primera semana de marzo, cuando el Consejo Constitucional revele quienes finalmente podrán optar por la presidencia, al cumplir el trámite de las firmas.


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El panorama político en Francia es más que claro para el líder de la República en Marcha, ya que desde finales del año pasado todas las mediciones lo dan como ganador de la primera y la segunda vuelta presidencial, en una competencia que se circunscribirá a la derecha ya que los partidos de las otras tendencias políticas no tienen chance, según revelan las encuestas.

La intención de voto por Macron desde el período en referencia ha fluctuado entre el 24 y el 26%, sacando entre nueve y diez puntos porcentuales al segundo lugar, que ha variado entre la republicana Pécresse y los dos aspirantes de la extrema derecha Le Pen y Zemmour. Así el duelo por el tiquete para el balotaje se mantiene muy cerrado. Pero falta ver si estos dos últimos logran las firmas para avalar sus candidaturas.

Las cinco encuestas realizadas entre el 15 y el 17 de este mes confirman el contundente favoritismo del presidente actual y la incertidumbre sobre quién será su rival. Por ejemplo, la realizada por Ifop da 26% de intención de voto para Macron, 16.5% para Le Pen, 16% para Zémmour y 15% a Pécresse. En la de Opinión Way, Macron logra 24%, seguido de un triple empate, con 15%, de los rivales antes mencionados. (Ver tabla).

Por ahora, la competencia por la presidencia del Elíseo está en su primera etapa, que es la consecución de las firmas de las autoridades regionales, lo que se ha convertido en una pesadilla para las cartas de la extrema derecha. 

Fuente: El Nuevo Siglo