La Casa Blanca prometió medidas para hacer frente a la severa escasez de leche para bebés, un problema que ha suscitado una ofensiva política de la oposición republicana contra el presidente Joe Biden.
Según el proveedor de datos Datasembly, la tasa de desabastecimiento de leche en polvo para bebés alcanzó 43% a fines de la semana pasada, una situación que solo ha empeorado desde el cierre en febrero de una planta del laboratorio estadounidense Abbott.
La Casa Blanca, acusada de indiferencia y de una actitud de espera, expuso el jueves algunas medidas limitadas.
“Es un trabajo que lleva meses”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, al ser interrogada por el tiempo que ha tardado el Gobierno estadounidense en responder.
“Nuestro mensaje a los padres es el siguiente: hemos entendido, queremos hacer todo lo que podamos”, agregó Psaki.
El Ejecutivo estadounidense está estudiando, entre otras cosas, aumentar las importaciones, a pesar de que Estados Unidos produce el 98% de los preparados para lactantes que consume, dijo en un comunicado, sin aportar detalles.
La administración de Biden también indicó que está trabajando con los estados para aliviar la carga administrativa de las familias más desfavorecidas, que compran leche infantil a través de bonos alimentarios.
Asimismo, la Casa Blanca dijo que había pedido a la autoridad federal de la competencia que examinara los abusos asociados a la escasez, incluida la reventa de leche infantil en línea a precios muy superiores a los normales.
Psaki indicó que una de las opciones que aún se barajan es la de invocar la “Defense Production Act”, un texto heredado de la Guerra Fría que permite al presidente tomar decisiones económicas por decreto.
En tanto, Biden se reunió con representantes del comercio minorista y productores de leche para bebés, en unas conversaciones catalogadas de “productivas y alentadoras” por una funcionaria de la administración, que pidió anonimato.
Sin embargo, no quiso aclarar cuánto tiempo tardaría en mejorar la situación.
La Casa Blanca aún no se ha aventurado a pronosticar una salida a la crisis, ya que la oposición republicana, en campaña de cara a las elecciones al Congreso de noviembre, se ha apoderado del asunto y está machacando a la administración Biden.
“Vergonzoso”
La oposición republicana, en campaña de cara a las elecciones legislativas de noviembre, se ha valido de este tema para arremeter contra el gobierno.
La congresista Elise Stefanik aseguró en una conferencia de prensa haber contactado a la autoridad correspondiente, la agencia de drogas FDA, en febrero: “Joe Biden no tiene ningún plan. (…) Cuando le preguntamos a la Casa Blanca sobre la escasez, se rieron. Es vergonzoso”, dijo.
“Misuri es uno de los seis estados de Estados Unidos donde más de la mitad de la leche para bebés está agotada”, señaló otra legisladora republicana, Ann Wagner, y dijo que madres jóvenes regatean en Facebook para conseguirla.
Randy Feenstra, representante por Iowa, aseguró que en su región “las familias hacen 50, 75, hasta 100 millas (de 80 a 160 kilómetros) para tratar de encontrarla”.
El 17 de febrero, después de la muerte de dos bebés, el fabricante Abbott anunció el “retiro voluntario” de las leches en polvo de su fábrica de Michigan, incluida Similac, utilizada por millones de familias estadounidenses.
Una investigación oficial determinó que el producto no tenía que ver con la muerte de los bebés, pero su producción aún no se ha reanudado, empeorando una escasez debida esencialmente a problemas en la cadena de suministros y la falta de mano de obra.
La situación es particularmente crítica para los bebés que dependen de la leche especial, que solo fabrica Abbott, subrayó la Casa Blanca, señalando que se trata de 5.000 bebés en este caso, además de niños y adultos con enfermedades metabólicas extrañas.
Fuente: El Nuevo Siglo