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Cable Aéreo de San Cristóbal se licitará en tres meses


Uno de los avances que ha implementado la ciudad capital, y que a nivel internacional se ha destacado, es el impulso que Bogotá le ha dado a la movilidad limpia. Uno de esos componentes, entre los que se encuentra el cada vez más creciente uso de la bicicleta, así como el robustecimiento de su infraestructura física, ha sido el del Transmicable de Ciudad Bolívar.

No obstante, este no es el único cable aéreo que se tiene proyectado para que se materialice este año. En el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que fue aprobado por decreto, faltando dos días para que concluyera el 2021, está proyectada la construcción de siete más.

Aunque esta es una visión a largo plazo, el director del Instituto de Desarrollo urbano (IDU), Diego Sánchez, le confirmó a EL NUEVO SIGLO que este año quedará licitado, para que comience su preconstrucción el año entrante, el Transmicable de San Cristóbal, segundo que tendrá la ciudad capital.

“En estos momentos los diseños, que contratamos el año pasado están avanzando y este año ya comenzamos a comprar los predios que se necesitan para las estaciones de Alta Mira y La Victoria. Te aclaro algo: este Transmicable tendrá tres estaciones: las que te acabo de mencionar, y una en el portal de la Carrera Décima”, comenzó por explicar a este medio de comunicación el director Sánchez, quien refirió que la licitación se abrirá en los próximos tres meses.

“La licitación la vamos a abrir en el mes de junio. En ese momento vamos a colgar los prepliegos y estaremos firmando contrato en el mes de septiembre u octubre a más tardar. La intención que tiene el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) es que se firme el acta de inicio en el mes de noviembre”, avanzó en su explicación sobre este segundo cable aéreo el director del IDU.

Ahora, eso significa que a finales de año tendremos el contrato firmado, para darle pie a una fase previa de preliminares y preconstrucción que va tardar alrededor de seis meses. “Esta fase arrancará el mismo mes de noviembre y tendrá una duración aproximada de seis meses hasta el mes de abril. A partir de ese momento comenzará su construcción, en mayo del próximo año y tiene un plazo de construcción de aproximadamente 24 meses, lo que quiere decir que estaríamos terminando en mayo del 2025”, concluyó Diego Sánchez.

El impacto social y de movilidad

Ahora bien, ¿qué contempla este proyecto? Con un presupuesto de $350 mil millones de pesos (incluyendo la interventoría) para su construcción, algunos de los cuales saldrán del cupo de endeudamiento que le aprobó el Concejo de Bogotá a la Administración Distrital a finales de octubre del 2020, de acuerdo con cifras actualizadas que el IDU le compartió a EL NUEVO SIGLO, esta es una obra que generará alrededor de 3 mil empleos para la construcción de los 2,8 km, tres estaciones y 10 mil metros cuadrados de espacio público.

El Cable Aéreo de San Cristóbal también tendrá 144 cabinas que ofrecerán una capacidad para albergar a un promedio de cuatro mil pasajeros hora/sentido, con un tiempo estimado de recorrido por sentido de 10 minutos.

Y ese recorte en los promedios de viaje para comunidades, en su mayoría ubicadas en zonas de marginalidad será, de acuerdo con el profesor de Transporte y Logística de la facultad de Ingeniería Industrial de la Universidad Javeriana y experto en movilidad urbana, Darío Hidalgo, el mayor impacto que este tipo de transporte suma a la forma en la que se desplazan las personas de las zonas más empinadas y marginales de Bogotá.


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“Los cables aéreos son una tecnología muy especifica que de hecho tienen una capacidad limitada de transportar a máximo 4 mil pasajeros hora/sentido y permiten la conectividad de zonas de montaña supremamente empinadas, con características sociales difíciles y con un desarrollo urbano informal. Entonces lograr conectar estas esferas sociales con el transporte público tradicional es un primer beneficio clave para una ciudad como Bogotá”, comenzó por advertir el profesor Hidalgo.

Enfatizó en esto señalando que, pese a que su costo es elevado, pues oscila entre los 20 a 25 millones de dólares por kilómetro, “tiene un impacto social muy positivo y así lo demostró el Transmicable de Ciudad Bolívar, en donde los ahorros en los tiempos de viaje fueron importantísimos, pues pasaron de ser de una hora a 15 minutos”, añadió el profesor Hidalgo.

Concluyó diciendo que “los desarrollos informales se concentran en esas zonas periféricas que eran áreas que antes no tenían ni siquiera cubrimiento de servicios públicos domiciliarios y era más que necesario conectarlas porque, al hacerlo, fueron barrios que se regularizaron y que previeron de espacio público viable y peatonal. Los cables lograron una conectividad que, de cualquier otra manera, hubiera sido muy costosa”, finalizó diciendo a este respecto.

El impacto medioambiental

Dicho eso, el experto en movilidad urbana se refirió a los beneficios medioambientales de este sistema de transporte que implicó una disminución a la exposición de material particulado en un 95%.

Este es un sistema de transporte que reduce las emisiones contaminantes. Es completamente limpio, pues funciona con tecnología eléctrica (el motor está en la base del cable), produce muy poco ruido y genera una experiencia de viaje “realmente extraordinaria”.

“Un estudio de impacto que realizó la Universidad de los Andes demostró que, además de estos impactos directamente relacionados con la movilidad, también inciden en la construcción de comunidad, en la apropiación ciudadana, en el respeto por el espacio público a su alrededor (en las estaciones y en el trayecto del cable), e incluso en la generación de mayor actividad física de las personas. La generación de estas formas de transporte en Bogotá son vitales para el desarrollo y el Transmicable de San Cristóbal y el que está planteado para el de Usaquén-El Codito seguramente tendrán los mismos impactos”.  

La proyección de Cables en el POT 

Ahora bien, ¿qué contempla el Plan de Ordenamiento Territorial con relación a este modo de transporte para la ciudad de Bogotá por los próximos 12 a 20 años?

En una primera medida este documento establece que la red de corredores de cables aéreos tiene por objeto la construcción de una red de Transmicable para garantizar la prestación efectiva del servicio del transporte público, urbano, rural y regional.

La Secretaría Distrital de Movilidad, como cabeza del sector, será responsable de la coordinación en la planeación y estructuración de este subprograma, el cual deberá ser ejecutado por las entidades competentes.

Dicho esto, este POT contempla siete cables aéreos: el de Reencuentro-Monserrate-Santa Fe; el cable aéreo San Cristóbal (ramal Juan Rey) de la Victoria a Juan Rey; el cable aéreo San Cristóbal-Altamira; el cable aéreo Tres Esquinas-(Potosí-Sierra Morena) Soacha Cazucá-Sierra Morena fase I; el cable aéreo Toberín Cerro Norte-Santa Cecilia; el cable aéreo Soacha ciudadela Sucre-Sierra Morena fase II, y por último el cable aéreo Usaquén-Calle 134-San Rafael- La Calera.

Toda esta estrategia, hay que precisarlo, está enmarcada en una política de movilidad sostenible y descarbonizada, orientada a privilegiar los desplazamientos en modos de transporte activos, de cero y bajas emisiones. En conclusión: en darle prioridad a una movilidad sostenible y segura.

Fuente: El Nuevo Siglo