Ocho desafíos que plantean los niños en las aulas tras la pandemia

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Es cierto que la comunidad de padres, de profesores y de alumnos celebró al unísono el retorno a la presencialidad. No obstante, los profesores, que en pocos días tuvieron que adaptarse primero a la enseñanza virtual y posteriormente a la enseñanza mixta (y ambas modalidades demandaron una serie de habilidades que ni los estudiantes ni los docentes poseían), hoy con la presencialidad total están experimentando un escenario marcado por desafíos poco modestos y que se avizoran a largo plazo. ¿Cuáles son?

EL NUEVO SIGLO habló con dos docentes y con una psicóloga de prejardín de tres colegios privados ubicados al norte de Bogotá quienes prefirieron permanecer en el anonimato y que explicaron ocho fenómenos derivados de los confinamientos y de la pandemia que se han hecho evidentes en las aulas de clase.  

1) Rezago de habilidades

Específicamente con los estudiantes de primaria hay una dificultad relacionada con la falta de adaptación a dispositivos básicos de aprendizaje, como el manejo de funciones ejecutivas, el aprestamiento motor y la motricidad fina y gruesa, por hacer mención de algunas.

En ese sentido, los niños que, por ejemplo, estaban en etapa de afianzamiento de procesos de lectoescritura cuando empezó la pandemia, no tuvieron la oportunidad de practicar esas habilidades en un año y medio.

“El aprendizaje digital solucionó muchísimos inconvenientes a nivel de contenidos. Fue posible explorar temas, pero el desarrollo de habilidades como la de tomar el lápiz con la mano fue algo que ellos no practicaron o lo practicaron en condiciones desiguales”, indicó una de las docentes consultadas.

La psicóloga advirtió, por su lado, que si un niño no afianza de forma oportuna los patrones de desarrollo motor grueso habrá dificultades en el aprestamiento escolar. “Los dispositivos básicos de aprendizaje en atención, percepción y memoria están ligados a un desarrollo motor grueso y hemos tenido que fomentar actividades que compensen esta pérdida”.

2) Apoyo en casa desigual

Otro de los problemas que se ha evidenciado fue el derivado del apoyo en casa, lo que, de acuerdo con otro de los docentes consultados por este medio, ha generado marcadas desigualdades al interior de las aulas, en donde la diferencia entre los niños que tuvieron un seguimiento en casa constante, con aquellos que no lo tuvieron, es notable.

“Muchos padres de familia intervinieron de manera significativa y el año pasado tuvieron un rendimiento teórica y numéricamente alto. Para los profesores existían dudas de si los niños realmente eran los que estaban haciendo el trabajo y ahora cuando regresan y se enfrentan a la página en blanco y al salón de clases en donde ya no tienen esos apoyos, hay niños que ya vemos que tienen una frustración académica de pensar que les fue muy bien en la virtualidad, pero en la presencialidad ya no están rindiendo”, añadió la docente.


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3) Prekínder y kínder al tiempo

El otro desafío en las edades preescolares fue el de los niños que no ingresaron a la escolaridad en el momento de desarrollo en el que lo deberían haber hecho, y se saltaron este periodo en el jardín infantil por temor al contagio. La labor, que por consiguiente tienen los educadores, es la de buscar nivelar a los niños que entraron a compartir curso con una desventaja contundente.

“Este año están ingresando muchísimos niños al colegio que no tuvieron jardín infantil. En estas edades el momento de desarrollo es clave para ver el curso en el que deben estar. En este momento tenemos niños de kínder con el aprestamiento y las habilidades de un niño de prekínder. ¿Esto qué implicaciones tiene? Que por edad no los puedes tener en prekínder porque estarías condenando a una generación a tener un año más de escolaridad, pero no tienen las habilidades. Y los que sí tuvieron kínder están en un curso completamente disparejo”.

4) Apego inseguro

También en las edades más pequeñas, la psicóloga consultada por este medio precisó que los más pequeños se han visto afectados en todas las esferas de desarrollo (afectivo, motor y de socialización) por una relación de apego inseguro con sus cuidadores, lo que ha hecho que la adaptación al medio escolar sea más difícil.

“Hemos visto rasgos de ansiedad, en algunos más que en otros, y hemos tenido que trabajar de la mano con la familia para que ellos vuelvan a considerar que el contexto escolar es un contexto seguro alejado de mis cuidadores. Perdieron la autonomía y seguridad en el contexto escolar”, indicó por su parte la psicóloga de prejardín de un colegio privado ubicado al norte de Bogotá.

Añadió que los niños de estas primeras edades perdieron habilidades de negociación, así como la tolerancia a la frustración. “Yo fui, durante un año y medio, el emperador de mi casa y toda la atención estaba destinada a atender mis necesidades. En el contexto del aula de clase tienen que competir por esa atención y ha sido difícil”, agregó.

5) Aprendizaje emocional débil

Con relación al aprendizaje emocional, que es todo lo que hacen los docentes para que los niños desarrollen habilidades para la vida y de relacionamiento, el Social Emotional Learning (SEL) es uno de los aspectos que más retos ha implicado.

Vale aclarar que lo que SEL afirma es que si un niño no está emocionalmente estable, si no sabe relacionarse con los demás y no sabe compartir con los otros niños, no está en condiciones para aprender y el proceso de aprendizaje será más lento, difícil y atropellado.

¿Qué explican los docentes? Que los preadolescentes y adolescentes estuvieron relacionándose entre ellos a través de pantallas, ya fuera en sus clases remotas o a través de los juegos en línea. Muchos de los niños, especialmente de primaria, volvieron muy sumergidos en juegos de video colaborativos en línea, en los que se encontraban con sus amigos en estas plataformas para jugar juegos como Fortnite, que es de naturaleza violenta.

“En espacios controlados como el salón de clases hay temas que se contienen (aunque sí nos ha tocado controlar mucho más que antes), pero en los espacios recreativos y con el regreso de los deportes (especialmente el fútbol) ha sido muy complicado. Los niños no habían tenido que pelear por un balón, compartir una cancha y decirse frente a frente lo que están pensando. Todo estaba mediado por pantallas que podían desconectarse. En vivo las actividades no se pueden apagar y disciplinariamente el impacto ha sido muy fuerte”, añadió la docente.


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6) Un cambio de dieta

Con un notable aumento de niños con sobrepeso, muchas familias cambiaron las rutinas de alimentación y los colegios han tenido que volver a encaminar los hábitos de alimentación y actividad física.

7) Tecnología

Por último, otra faceta del problema es la de pensar cómo darles continuidad a los recursos digitales, pero sin desatender la educación tradicional. Tras una inmersión a la tecnología como la del último año y medio, “no podemos pretender que los niños vuelvan a una enseñanza 100% tradicional. Queremos potenciar todo lo que se avanzó en tecnología, pero buscando un balance con el hecho de que ya estamos en presencialidad, de que debe seguir usándose material físico”, finalizó diciendo.

Solicitudes psicológicas disparadas

Los tres educadores consultados por este medio coincidieron en que el número de remisiones a psicología se disparó. Ya sean profesores que solicitan una reunión con el departamento de psicología o estudiantes que solicitan por su propia cuenta estos espacios, este fue un aspecto que se incrementó de manera sustancial en dos meses largos.

“Se han incrementado. Y las solicitudes familiares también. En las edades que yo manejo el niño no solicita asistencia psicológica pero sí se han derivado estas solicitudes de los entornos familiares y de las mismas situaciones que observan los docentes. Yo creo que hemos visto un incremento del 100% en esa demanda de atención a nivel psicológico”, sostuvo.

Fuente: El Nuevo Siglo

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